El precio del petróleo de Texas (WTI) bajó este miércoles un 1,6%, hasta los u$s53,27 el barril, con un descenso que confirma en la última jornada del año la tendencia que mantuvo desde hace meses.
Al término de la sesión en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos futuros del WTI para entrega en febrero próximo, el mes de referencia, bajaron 85 centavos respecto al cierre de la sesión anterior.
Al cierre del año anterior, el valor del WTI estaba en u$s98,42 el barril, por lo que el nivel alcanzado significa una pérdida anual del 46 por ciento.
El precio del petróleo de Texas, de referencia en EEUU, viene cayendo con una tendencia clara desde fines de septiembre pasado, en medio de señales de un exceso de oferta de los productores.
Asimismo, el barril de crudo Brent para entrega en febrero cerró en el mercado de futuros de Londres en u$s56,82, lo que supone una caída del 1,9% respecto al término de la sesión anterior.
Asimismol petróleo del Mar del Norte, de referencia en Europa, concluyó la sesión en el International Exchange Futures (ICE) con una bajada de 1,08 dólares respecto a la última negociación, cuando finalizó en 57,90 dólares.
El precio del barril de crudo Brent se abaratado un 48,7% durante este año 2014 y sufre caídas desde hace seis meses ante el exceso de oferta y la reticencia de los países productores a rebajar su producción.
Además, los problemas en el suministro en Libia implican que el país, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), apenas está exportando crudo.
Las reservas de petróleo de Estados Unidos bajaron 1,8 millones de barriles la semana pasada, un 0,5% menos que la anterior, y se situaron en 385,5 millones, informó el Departamento de Energía.
En las últimas cuatro semanas, las importaciones de crudo tuvieron un promedio diario de 7,531 millones de barriles, un 1,7% más que en el mismo periodo del año anterior. En la semana que terminó el 26 de diciembre, las refinerías operaron al 94,4% de su capacidad, frente al 93,5 de la pasada semana.
El petróleo cayó este miércoles a mínimos de cinco años y medio y terminó con el segundo mayor desplome de la historia, con una baja del 50% desde junio presionado por las preocupaciones de un exceso global de suministros.
Poco antes del cierre de la jornada, el Brent y el referencial de Estados Unidos rebotaron desde mínimos de sesión, pero los precios cerraron en su nivel más bajo desde mayo del 2009.
Más temprano el miércoles, datos del Gobierno estadounidense mostraron que los inventarios de crudo en el país cayeron 1,8 millones de barriles la semana pasada, frente a las expectativas de analistas de una baja de 100.000 barriles.
El reporte de la EIA se dio a conocer luego de que datos del Instituto Americano del Petróleo (API) publicados el martes mostraron un incremento en las existencias de crudo en Estados Unidos.
En su reunión del 27 de noviembre, la OPEP decidió no reducir la producción, con el fin de defender su cuota de mercado contra la competencia del petróleo de esquisto de Estados Unidos y otros combustibles, pese a sus propios pronósticos de un creciente superávit en 2015.
El petróleo Brent para febrero perdió 57 centavos para cerrar a US$57,33 por barril, luego de llegar a caer hasta los US$55,81, su menor nivel desde mayo del 2009. Cerró por cuarto día seguido debajo de los US$60.
El petróleo en Estados Unidos cedió 85 centavos, a US$53,27, una baja del 45% respecto a los precios de hace un año.
El petróleo en Estados Unidos cerró con su segunda mayor caída anual en registro. El mayor desplome se produjo en 2008, cuando los precios colapsaron como consecuencia de la crisis financiera.
El miércoles, los precios fueron presionados por un sondeo que mostró que la actividad del sector manufacturero de China se contrajo por primera vez en siete meses en diciembre, un dato pesimista para la perspectiva de la demanda por crudo del segundo mayor consumidor mundial.
La violencia en Libia ha generado una baja en los suministros de la OPEP en diciembre a mínimos de seis meses, mostró un so
Hoy se reanudan las operaciones locales tras prácticamente dos semanas de vacaciones. Comienza oficialmente la era post RUFO en la Argentina, sin ningún impedimento legal para que el país negocie con los denominados fondos buitre.
De todos modos, los inversores deberán esperar sentados: el Gobierno ya avisó que ofrecerá una vez más las condiciones del canje de 2010, un preámbulo de lo que podría suceder en los próximos meses. La paciencia del mercado tiene sus límites, aunque es probable que las pizarras se mantengan firmes, puesto que la proximidad del cambio de ciclo presidencial primará en la toma de decisiones.
Wall Street terminó en baja este miércoles, en medio de un escaso nivel de intercambios que fomentaba la volatilidad de las cotizaciones: el Dow Jones perdió un 0,89%, el NASDAQ un 0,87% y el S&P 500 otro 1,03%. De esta manera, el balance anual arrojó una ganancia del 7,5%, del 13,4% y del 11,4% respectivamente.
Sin embargo, el múltiplo anticipado de precio/ganancias del índice S&P 500, basado en expectativas de utilidades en 2015, está ahora cerca de 17, por sobre el promedio de 15 años de alrededor de 15. Eso significa que podría ser esencial una aceleración del crecimiento de las ganancias para que el mercado siga sumando a sus beneficios históricos. Ante la fortaleza del dólar y el fin de la política ultraexpansiva de la Fed, la salud de las empresas dependerá en gran medida de la demanda interna.
Entre las principales plazas del mundo, hubo una labor destacada de la Bolsa china, que cerró el año con una ventaja de casi el 52%. Sólo en diciembre el índice creció alrededor del 25%, apuntalado por la apertura del mercado a jugadores extranjeros.
En Europa, la crisis política en Grecia podría descarrilar el ánimo de los inversionistas. El cierre anual fue neutro: Madrid sumó un 3,6% y Fráncfort, otros 2,7%, mientras que París finalizó el año en el mismo nivel en el que lo inició. La excepción fue Londres, que por su alta exposición a los sectores de energía y materias primas cedió un 2,7% en 2014.
La mano de la Fed se sintió también en el segmento cambiario. El dólar finalizó con una subida del 12,8% contra una canasta de monedas, su mejor año desde 1997. El euro, erosionado por las apuestas a que el BCE comenzará a recomprar bonos, cerró el miércoles a 1,2098 dólar, tocando un mínimo de dos años y medio. El rublo, en tanto, terminó el año con una severa depreciación que superó el 76%.
Por el lado del petróleo, el barril de WTI exhibió una recaída del 1,57 por ciento, a u$s 53,27, para cerrar el año con un descenso del 45,9 por ciento. Lo mismo sucedió con el Brent londinense, que perdió el miércoles un 1,87% hasta los u$s 56,82, agregando vigor a un desliz del 48,7% en 2014.
En una entrevista exclusiva a última hora del miércoles, Abdollahian calificó como un error estratégico la inacción de Arabia Saudita frente a la caída de los precios del crudo, y dijo que aún espera que el reino, el principal rival de Teherán en el Golfo Pérsico, responda.
Los precios del crudo cerraron el miércoles en un mínimo de cinco años y medio, registrando su segundo mayor declive anual. En noviembre, los países exportadores de la OPEP, liderados por Arabia Saudita, decidieron mantener sin cambios la producción de petróleo, pese al exceso global de oferta y a que algunos miembros del grupo, como Irán y Venezuela, pidieron que se redujera la producción.
"Existen varias razones para la caída del precio del crudo pero Arabia Saudita puede actuar para tener un papel productivo en esta situación", aseveró Abdollahian.
"Si Arabia no ayuda a evitar la caída en el precio del crudo(...) es un grave error que tendrá un resultado negativo en todos los países de la región", agregó el viceministro.
Abdollahian dijo que Irán mantendrá más discusiones con Arabia Saudita sobre el precio del crudo, tanto a través de funcionarios del sector en la OPEP como de la cancillería. No brindó detalles específicos sobre cuándo podría realizarse una reunión. Arabia Saudita dijo el mes pasado que no recortaría la producción para aumentar el precio del crudo incluso si naciones no miembros de la OPEP lo hacían.
El innovador procedimiento para la extracción de gas y petróleo que ha venido perfeccionándose desde hace más de una década en EUA se ha puesto en práctica durante el gobierno del presidente Obama, conocido como fractura hidráulica o “fracking”, el cual permitirá en un futuro próximo el autoabastecimiento energético total de ese país incidiendo en la disminución de los precios de los hidrocarburos a escala mundial, lo que ha creado cierta preocupación entre los países que integran la OPEP, quienes ven amenazados sus intereses económicos por la implementación de la nueva tecnología.
El ascenso de la República Popular de China que le ha permitido pasar a ser considerada como la primera economía emergente a escala mundial, especialmente en el área comercial e industrial, superó a la de EUA, creando cierta preocupación en este país, que continúa luchando por seguir siendo la primera economía mundial, y el país más poderoso del planeta.
Muchos consideran que el “fracking” podría convertirse en la principal herramienta de EUA para recuperar su liderazgo en la economía mundial, para poder enfrentar el auge económico de China. Este procedimiento nuevo en la extracción del petróleo podría incluso ponerlo en práctica con países aliados en otros continentes, que dependen exclusivamente de los hidrocarburos que producen los países que conforman la OPEP. Algunos consideran que EUA podría convertirse en 2020 en uno de los mayores productores mundiales de petróleo, si el nuevo procedimiento de extracción tiene éxito.
Debido a este probable éxito petrolero, la Administración del presidente Obama ha dado un giro considerable en cuanto a su participación en la solución de los conflictos que ocurren en Oriente Medio, como es el caso de Siria e Irak, donde el gobierno estadounidense ha evitado inmiscuirse directamente en la solución de estos problemas, limitando su participación al envío de armas para la solución de estos problemas geopolíticos.
Desde luego, habrá países como Venezuela, que ante el probable “boom” petrolero de EUA, proveniente de la implementación del nuevo método en la extracción de petróleo, tendrá que introducir innovaciones en su economía, dependiente casi exclusivamente de la exportación de petróleo, por otro tipo de actividades comerciales que contribuyan a paliar su endeble economía.
Sin embargo, todo procedimiento innovador tiene seguidores y detractores, estos últimos sostienen que la fractura hidráulica que consiste en extraer el petróleo de las capas profundas de la corteza terrestre, usando ciertos tóxicos y abundantes recursos hídricos, es un método que conlleva algunos riesgos, ya que existe la posibilidad de contaminar los mantos acuíferos del subsuelo y producir sismos en los lugares vecinos a las perforaciones profundas, que puede ponen en riesgo a algunos grupos poblacionales. Es muy probable que el tema del fraccionamiento hidráulico sea abordado por los países asistentes a la cumbre COP 20 que se está celebrando en Lima, con el propósito de frenar los efectos del cambio climático en nuestro planeta.
Por lo visto, parece que las potencias económicas del planeta no desean renunciar al uso de los recursos energéticos fósiles, que tanto daño medioambiental causan al planeta, existiendo otras formas conocidas de producir energía, como son la eólica, geotérmica, hídrica, nuclear, etcétera, que han demostrado ser menos contaminantes que los hidrocarburos.
Es de esperarse que cuando el “fracking” o fraccionamiento hidráulico sea un procedimiento común en muchos países, y los precios del petróleo se reduzcan significativamente, los países en vías de desarrollo, como el nuestro, podamos disfrutar de precios asequibles de los derivados del petróleo, que proporcionarán un respiro a nuestras endebles economías.
El usualmente distante Ali al-Naimi, ministro del Petróleo de Arabia Saudita, tomó por sorpresa a los observadores del mercado la semana pasada cuando hizo algo que nunca haría normalmente: menospreciar al mercado.
En lugar de infundir calma en un momento en que el precio del petróleo ha caído a su nivel más bajo en cinco años y medio hasta alrededor de los u$s 60 por barril, los enérgicos comentarios de Naimi sólo lograron estimular a continuar vendiendo a aquellos que apuestan por los bajos precios.
La OPEP, encabezada por su mayor productor y eficaz líder, Arabia Saudita, no recortará la producción para levantar los precios, dijo Naimi, reafirmando la decisión del cártel en su reunión de noviembre de mantener su meta de producción de 30 millones de barriles diarios.
Naimi dijo que: recortar la producción ya no es del interés de los productores de la OPEP; el precio del petróleo podría no volver a alcanzar u$s 100 por barril; aunque los productores que no pertenecen a la OPEP llegaran a un acuerdo sobre los recortes, el cártel no cambiaría de rumbo; los productores cuyos costos son altos pueden tratar de resistir, pero el financiamiento, tarde o temprano, se agotará.
Ya sea que sus palabras fueran una "bravuconería" o expresión de una estrategia bien pensada para eliminar del mercado parte de la producción de alto costo, representan un intento por recuperar el control de una situación que, según participantes de la industria, ha tomado por sorpresa a Arabia Saudita.
Y el mensaje es simple. Las compañías de energía y los financieros que han invertido en la producción de alto costo, desde los yacimientos de esquisto estadounidense hasta la producción de los yacimientos en aguas profundas de Brasil, deben darse cuenta de que no vale la pena.
Una prsona que ha recibido información de parte de las autoridades saudíes dijo que se le ha informado a la compañía nacional de petróleo del país que se prepare para al menos dos años de bajos precios del petróleo, algo a lo que también se refirió el jueves el ministro de Finanzas del reino.
De hecho, después de liberar el presupuesto del año 2015, Ibrahim al-Assaf, ministro de Finanzas de Arabia Saudita, dijo: "Tenemos la capacidad de soportar los bajos precios del petróleo a un mediano plazo" de hasta cinco años, incluso si eso significa utilizar las reservas fiscales para cubrir un gran déficit.
Pero las declaraciones de Naimi de que Arabia Saudita y otros productores del Golfo tienen el control de la situación se basan en la creencia de que ellos no sólo tienen las reservas y la capacidad disponible, sino también las relaciones con los bancos y el acceso al financiamiento que otros productores tanto dentro como fuera de la OPEP no poseen.