Ricardo López llegó en agosto de 2006 a la empresa y en agosto de 2014 fue designado como su máximo ejecutivo.
Un poco más de lo pensado tomará la puesta en marcha de la concentradora de la mina Caserones, que producirá 150 mil toneladas de cobre al año.
El presidente ejecutivo de Lumina Copper Chile, Ricardo López, dice que aunque primero se estimó que esta línea estaría a plena capacidad durante estos meses, detectaron cuellos de botella que extenderán el "ramp up" hacia el segundo trimestre de 2015.
"La puesta en marcha de la concentradora ha sido más dificultosa de lo que esperábamos, estamos en un rango del 50% del programa", dice y agrega que esto llevó a reducir las proyecciones de producción, un costo que -dice- deben asumir para no dejar pendientes que, después, puedan pasar la cuenta.
Algunos de los inconvenientes, relata, responden al inicio del ramp up en invierno, lo que provocó dificultades como el congelamiento de líneas, subsistemas y plantas pequeñas de reactivos.
"El partir en invierno nos impuso una dificultad adicional. Lo relevante es que nos afectó en la puesta en marcha, donde se mueven menos toneladas, y nos permite prepararnos para el próximo invierno", explica.
Respecto a la operación de la mina, que partió a fines de 2012, dice que este año estuvo a capacidad de diseño, según el requerimiento de las plantas.
La línea de cátodos -con una capacidad de 30 mil toneladas anuales-, ha estado operando a su capacidad de diseño e, incluso, ha logrado su capacidad instalada. El desafío es mantener esos rendimientos de forma estable.
Cambios y costos
López relata que el acomodo tras la salida de Nelson Pizarro fue rápido, porque había que demostrar cómo una nueva administración se hacía cargo de la transición que estaban enfrentando y dónde ponía los énfasis.
Resalta que gracias al modelo de gestión en aplicación desde fines de 2013, la partida del ejecutivo no fue tan dura. Ayudó, además, el contar con equipos consolidados que dieron continuidad al trabajo.
Uno de los focos para el próximo año será trabajar en los costos. López explica que hoy es difícil hablar de uno estándar, porque están en puesta en marcha. De todos modos creen que se situarán en el tercer cuartil y, una vez que estén a plena capacidad, en el segundo.
Como la ley de Caserones es muy baja, la meta es que todas las unidades de proceso tengan el menor costo posible.
"El establecimiento desde temprano de políticas de contención de costos y austeridad serán nuestro foco en 2015. No tenemos espacio para tener operaciones fuera de estándar", dice.
Pronto comenzarán a mirar la política de contratación de bienes y servicios, para ver cómo optimizar contratos, ya que ahora tienen experiencia de cómo es la operación y dónde pueden hacer ajustes.
Sobre el abastecimiento de energía, adelanta que finalizó el arbitraje con Endesa, a raíz del precio del suministro.
López dice que esto "terminó de forma amistosa y proporciona un apropiado cierre para las partes".
El contrato es por diez años y se podrá extender en dos más. Este acuerdo "nos deja en muy buen pie. Nos da certeza energética, en abastecimiento y en precio por diez años".
"La inserción temprana con la comunidad fue clave"
Mientras una serie de proyectos mineros y energéticos se detenían en Atacama, Caserones logró acuerdos con comunidades locales e indígenas y siguió adelante. Para Ricardo López, que llegó al proyecto en 2006, "la clave ha sido la inserción temprana con la comunidad".
Cuenta que desde el inicio establecieron un diálogo, que se fue profundizando con el tiempo.
De hecho, fue una de las primeras iniciativas que realizó una consulta indígena y llegó a un acuerdo con una comunidad Colla por una línea de alta tensión.
"Este diálogo nos ha dado grandes dividendos en términos que se percibe que la comunidad valida y valora el accionar de una empresa como la nuestra, y siente que ellos participan en la actividad económica que se genera", dice.
El desafío ahora es mantener ese trabajo con un proyecto en operación, cambio que ha tenido un efecto en la actividad económica de la zona. "Sin duda que a la región le hace falta otro proyecto, de manera de mantener el nivel de crecimiento", dice López.
Un tema en el que siguen trabajando es en el agua. Hace poco llegaron a un acuerdo de trabajo con la Junta de Vigilancia del Río Copiapó y siguen dialogando para alcanzar otro con la Asociación de Productores y Exportadores Agrícolas.
Algunos agricultores piden que la empresa no use agua dulce, sino que opte por impulsar agua de mar.
López dice que están haciendo estudios hídricos que deberían dar resultados en seis meses más y mostrarán las opciones disponibles y su magnitud, aunque reconoce que esta propuesta tiene limitaciones importantes por los costos asociados y porque no han analizado tener una desaladora propia. De todos modos, enfatiza que creen que la minería tiene que convivir con otras actividades, como la agroindustria.