Por Irma Arguello*.
Si hay una industria argentina respetada y admirada en el mundo, esa es sin dudas la industria nuclear. Y eso se nota cuando las ofertas argentinas compiten de igual a igual y ganan frente a los grandes proveedores internacionales, en un mercado de alta tecnología que no perdona mediocridad ni dudosas credenciales. La venta del reactor de investigación y producción de radioisótopos a Australia, que opera desde 2007, si bien no fue la única exportación, marcó un antes y un después en esta dura competencia.
Ahora INVAP, la empresa nacional de bandera en alta tecnología, cerró un contrato con Coquí Pharma de Estados Unidos para diseñar y construir dos reactores y una planta para el procesamiento de radioisótopos en la Florida. Este complejo se abocará a la producción de Molibdeno 99 en forma comercial, a partir del cual se genera el Tecnecio 99m, utilizado en el 80% de los más de 300 millones de procedimientos anuales de medicina nuclear a nivel mundial.
La logística para hacer llegar el Molibdeno 99 desde el lugar de producción hasta los centros médicos de diagnóstico y tratamiento encierra importantes desafíos ya que su vida útil es de sólo 66 horas. De allí que asegurar un sistema de provisión confiable y continuo se transformó en un asunto de alta prioridad para la salud pública de un país.
Para Estados Unidos, que hoy en día importa la totalidad del Molibdeno 99 que consume, el proyecto encuadra en las accionesque buscan asegurar tal abastecimiento generando capacidad propia de producción. En ese sentido la importancia de este acuerdo está fuera de toda duda. Estos serán también los primeros reactores de este tipo que se construirán en los Estados Unidos en los últimos 40 años. Argentina parece el socio ideal ya que domina a fondo estas tecnologías. Ha logrado su autoabastecimiento con el reactor RA3, que opera desde 1967 en el Centro Atómico Ezeiza, a la vez que exporta a Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile.
Una cuestión fundamental es que los reactores vendidos serán diseñados en línea con los principios de seguridad nuclear y no-proliferación, ya que funcionan a uranio de bajo enriquecimiento. En el pasado, todos los reactores de producción de radioisótopos funcionaban con uranio de alto enriquecimiento, que puede ser usado también para fabricar un arma nuclear.
Ante dicha evidencia y como parte de los esfuerzos internacionales para prevenir la proliferación de armas nucleares y que los materiales sensitivos sean robados o traficados para uso terrorista se impulsó fuertemente en las últimas décadas la conversión de reactores a una operación con combustible de bajo enriquecimiento. Argentina a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica es uno de los pocos países que desarrolló con éxito esta tecnología y la probó en sus propios reactores, a partir de la conversión del citado RA3, ya en 1990.
La noticia de este nuevo contrato de INVAP, que pasó ciertamente desapercibida en algunos medios masivos, es un logro de suma importancia que abre claras oportunidades para el futuro nuclear del país. Indudablemente esta contratación confirma que en materia de industria nuclear Argentina está en condiciones de pelear limpiamente y en forma segura en las grandes ligas a nivel global.
* Presidente de la Fundación NPSGlobal y fundadora de la Red de Líderes de América Latina y el Caribe.