El Gobierno oficializó ayer la baja del 5% en el precio de los combustibles, que se concretará desde el 1° de enero. De esa forma, el Poder Ejecutivo reconoció la caída del crudo en el mercado internacional, que ya supera el 45% en los últimos cuatro meses.
Tal como informó Clarín ayer, la rebaja en los surtidores será consecuencia de otros cambios que tendrá la industria. Las petroleras, que venían recibiendo desde US$ 70 a US$ 84 por cada barril que vendían dentro del país, pasarán a cobrar US$ 7 menos. Pero también habrá una reforma en las alícuotas de las retenciones a las exportaciones, que les permitirá cobrar más por sus despachos externos.
En las petroleras no estaba claro el nuevo esquema de precios al consumidor. Se supone que la nafta súper de YPF (que tiene 60% del mercado) debería bajar de $ 11,91 a $ 11,30, mientras que la premium tendría que descender de $ 13,41 actual a $ 12,73 en 2015. Eso sería si la caída de precios es del 5% en todos los productos. Pero las petroleras no suelen seguir un esquema tan lineal y es probable que ese 5% de rebaja lo distribuyan entre sus distintos productos (gasoil, gasoil premium), según su conveniencia.
“Cada 10 centavos que bajen los combustibles son $ 2.000 millones que se vuelcan a la economía real, al consumo”, afirmó el ministro de Planificación, Julio De Vido, cuando anunció esta medida.
Desde fines de 2007, el Gobierno desacopló el precio local del internacional. Y aunque ahora habrá retoques, la política energética se mantendrá en ese sentido. “En junio, cuando el precio internacional se ubicaba en torno a los 112 dólares, la Argentina lo mantuvo en US$ 75 y ahora, que el valor internacional es de U$ 60, nosotros estamos en U$ 70, con la mirada puesta en sostener la actividad”, señaló el ministro de Economía Axel Kicillof en su explicación de la medida.
El Gobierno va a corregir el impuesto a la transferencia a los combustibles –que es del 62% del importe que sale de las refinerías en naftas y 41% en gasoil–, pero ayer no fueron especificados los cambios. También modificará el esquema de retenciones a las exportaciones de petróleo, que ya había revisado el 23 de octubre. Allí estableció nuevas alícuotas para un barril que se situaba entre US$ 70 y US$ 80. Ahora habrá otro esquema, para adecuarse al escenario del crudo a US$ 55/US$ 60. Con el cambio que haría el Ejecutivo, las petroleras pasarían a cobrar US$ 3 más por cada barril despachado al extranjero.
Al pagar menos por el crudo, las provincias tendrán menos ingresos por las regalías del mercado interno. Las compensarían con los mayores beneficios a las exportaciones. Los gobernadores respaldaron al Gobierno con un comunicado, suscripto por Martín Buzzi, el gobernador de Chubut y titular de la Ofephi, la asociación de las 10 provincias petroleras. Esto marca una postura diferente en relación a lo que habían manifestado hace tres semanas. “Ante la volatilidad coyuntural del precio internacional del petróleo, los gobernadores de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) consideran inconveniente que se produzcan modificaciones en los precios internos”, habían expresado.
El ministro de Economía justificó su decisión en mantener el nivel de actividad, para evitar lo que pasó en “Estados Unidos, con catástrofe social por la caída de 500 equipos de perforación sobre un total de 2000”. Esa mirada es diferente a la que tienen los estadounidenses, que están pagando un 20% menos que antes para llenar el tanque y tienen más dinero para destinarlo a otros consumos. De hecho, el mayor gasto de las personas hizo que la economía de EE. UU. crezca un 5% durante el tercer trimestre de 2015, en la mayor alza del PBI que tiene ese país desde 2003. Lo que para Kicillof es una “catástrofe”, en el país norteamericano es visto como un “record”.
El tanque promedio de nafta súper pasaría de $600 a unos $570 el 1 de enero, tras la rebaja de 5% en el precio de los combustibles acordada ayer entre las provincias petroleras, las empresas y los sindicatos. Axel Kicillof comunicó ayer a los ejecutivos petroleros que el precio del crudo en el mercado local se pagará unos US$ 7 menos que ahora.
Eso implica que las compañías que operan en Neuquén, y que cobraban US$ 84 por barril (variedad Medanito), ahora percibirán US$ 76/77. El cambio impactará en las regalías provinciales, ya que las provincias recibirán menos dinero por los impuestos.
El ministro de Economía trabajaba anoche en la letra chica de las modificaciones, que también podrían incluir rebajas en las retenciones a las exportaciones de petróleo. El impuesto a los combustibles líquidos es del 62% del precio que sale de las refinerías en naftas y 41% en gasoil.
El secretario de la Federación de Expendedores de Combustibles, Raúl Castellano, se quejó hoy por la falta de compensaciones a las estaciones de servicio: "Las compañías petroleras obtendrán un resarcimiento o compensación por el precio al cual van a vender, van a tener una baja impositiva y, sobre todo, al petróleo lo van a conseguir más barato. Y nosotros, nada". En declaraciones radiales, dijo que la "baja va a impactar contra la rentabilidad de los expendedores en forma directa".
Como reportó TN, entre el impuesto a la transferencia de combustibles (ITC); el IVA; la tasa hídrica, el impuesto a débitos y créditos bancarios; y el de ingresos brutos; el Estado nacional se queda con el 50% del precio minorista de cada litro de nafta.
Contexto
El importe del crudo que las petroleras extraen en el país se paga a un valor diferente del internacional, desde que en 2007 el Gobierno desacopló los precios internos. En el mundo, el barril se vende a US$ 55-US$ 60. Aquí, el Poder Ejecutivo impulsaba que se abonara desde US$ 70 (en la cuenca de Santa Cruz) hasta US$ 84 (en Neuquén). Ahora, a todo se le quitaría US$ 7.
El desacople beneficiaba a los consumidores locales cuando el barril superó los US$ 100 en las pizarras globales pero ahora está resultando perjudicial. Mientras que Estados Unidos bajaba el importe de los combustibles en surtidores hasta 20%, en Argentina no se movía.
Los expendedores de combustibles recibieron de manera negativa el acuerdo entre Gobierno, provincias y petroleras para bajar 5% el precio final de las naftas desde el 1º de enero próximo. Además, advirtieron que la reducción podría ser temporal, dado que el petróleo puede volver a subir de precio en el mercado internacional.
El secretario de la Federación de Expendedores de Combustibles, Raúl Castellano, advirtió que la medida, oficializada ayer, "perjudicará" la rentabilidad de las estaciones de servicio, muchas de las cuales están "cerrando sus puertas".
"Tenemos objeciones porque las compañías petroleras obtendrán un resarcimiento o compensación por el precio al cual van a vender, van a tener una baja impositiva y, sobre todo, al petróleo lo van a conseguir más barato. Y nosotros nada", se quejó el dirigente.
Para Castellano, las estaciones de servicio no tendrán ningún beneficio oficial con la reducción en los valores de los combustibles, por lo que "esta baja va a impactar contra la rentabilidad de los expendedores en forma directa".
"En pocas palabras, vamos a ser el único sector que va a cargar con el peso de este descenso", dijo. El dirigente estacionero alertó que "en el área metropolitana, el cierre de estaciones tiene que ver con la pérdida de rentabilidad, como los predios son muy valiosos, se cierran para construir negocios o edificios".
En tanto, el presidente de la Federación de Entidades del Combustible bonaerense (Fecoba), Luis Malchiodi, indicó que la baja en los precios de las naftas al consumidor podría durar un mes, porque vaticinó el precio del crudo volverá a subir en febrero o a más tardar en marzo próximo.
"Es difícil que quede en estos valores bajos, en un mes se reacomodará el precio del petróleo", dijo el empresario, quien recordó que la última baja interna del petróleo había sido impulsada por el entonces secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno en 2008 y no tuvo efectos positivos en la práctica.
"Insistimos siempre en la conformación del precio del combustible, que tiene cerca de 70%. Tenemos que ver de qué manera van a resignar impuestos", señaló Malchiodi.
Por su parte, representantes de pequeñas y medianas empresas apoyaron la medida oficial y exhortaron a que la merma continúe en otros eslabones de la cadena de comercialización. El titular de la Asociación Pyme, Daniel Moreira, aseguró que la baja del precio "es una decisión del Estado y no del mercado porque hoy tenemos una empresa de combustibles YPF, que está en manos del Estado y que impulsa esta baja.Lo que hay que tratar, no solo como política de Estado, sino de toda la sociedad, que esta baja se vea reflejada en todos los sectores donde interviene este insumo", le dijo Moreira a la agencia Télam.
Los precios de los combustibles bajarán 5% a partir del 1º de enero de 2015, en el marco de un plan integral anunciado por el Gobierno para sostener la actividad petrolera, con el barril de crudo en un promedio de 70 dólares a nivel local.
La medida, que fue adelantada por El Cronista el miércoles de la semana pasada, dispone que las petroleras serán beneficiadas con una baja de impuestos y estímulos para la producción y exportación; también se reducirá el valor del barril que pagan las refinadoras y deberán trasladarlo a las estaciones de servicio, y ningún sector podrá despedir trabajadores.
Esos estímulos serán financiados por el ahorro fiscal que le significará la baja internacional del petróleo, ya que la Argentina importa combustibles para satisfacer el 10% de su demanda, que alcanza los 20.000 millones de litros anuales entre nafta y gasoil.
El plan de contingencia coordinado por el Gobierno, las provincias productoras de hidrocarburos que integran la Ofephi, las petroleras y las refinerías contempla una baja en el precio de naftas y gasoil "sin afectación de rentabilidad de estaciones de servicio", aunque este sector salió a rechazar la iniciativa.
Así lo anunciaron en una conferencia de prensa los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación, Julio De Vido, y la secretaria de Energía, Mariana Mantraga, en medio de la convulsión mundial que provoca la retracción del 46% en el precio internacional del crudo desde junio.
Kicillof advirtió incluso que la crisis mundial en este sector es tan fuerte que provoca que la moneda de Rusia (el rublo) cayera 69% en 2014 y el real brasileño, 12%; también devaluaron China, India, Sudáfrica, Turquía, Indonesia y México; el peso argentino, en paralelo, retrocedió 30% en lo que va del año respecto del dólar estadounidense.
El Gobierno confirmó ayer que los precios de los combustibles bajarán un 5% a partir de enero de 2015, en el marco de un plan integral para sostener la actividad petrolera. El kirchnerismo modificará además el sistema de impuestos a la exportación de crudo, con un régimen variable ajustado de acuerdo con la cotización del barril. Esos estímulos serán financiados por el ahorro fiscal que le significará la baja internacional del petróleo, ya que la Argentina importa combustibles para satisfacer el 10% de su demanda, que alcanza los 20.000 millones de litros anuales.
Los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación Federal, Julio De Vido, precisaron ayer en conferencia de prensa que la rebaja fue establecida a partir de un acuerdo cuatripartito alcanzado por el Gobierno nacional, las provincias petroleras, las empresas hidrocarburíferas y el sector gremial. Ambos funcionarios coincidieron que se "cumplirá con el objetivo central de sostener los niveles de actividad, sin que las abruptas oscilaciones del precio internacional incidan en el mercado interno".
"Tenemos las herramientas para que estos cambios abruptos en los precios no incidan en los niveles de producción, lo que redundará en una pérdida menor en los balances de las empresas que operan en el país, a diferencia del 30 y hasta el 40 por ciento de pérdida que se refleja en compañías de otros países", agregó el número uno del Palacio de Hacienda. "Un tema que no es menor, a la hora de hacer comparaciones, es que simultáneamente con la caída del precio del petróleo distintos países devaluaron sus monedas; por caso está el ejemplo de Rusia, que lo hizo en un 69% y Brasil un 12%, entre otros tantos", advirtió Kicillof. La devaluación también se sintió en otras naciones emergentes como China, India, Sudáfrica, Turquía, Indonesia y México.
A la baja del 5% en los precios locales de las naftas, se le suma un descenso de 7 dólares en el valor interno del barril, que se ubicará alrededor de los 70 dólares. Las productoras de crudo trasladarán la baja en el barril a las refinadoras, y estas últimas abaratarán en la misma proporción a las estaciones de servicio para que éstas no pierdan rentabilidad y sostengan sus plantillas de empleados, según se explicó.
El Gobierno se comprometió, por otro lado, a pagar un estímulo de 3 dólares por barril a las empresas que aumenten su producción y también habrá un adicional -aún no definido- para aquellas firmas que logren elevar sus exportaciones, con un sistema de retenciones móviles, que actualmente están en el 11%. Las productoras, asimismo, acordaron no despedir trabajadores mientras dure el plan de contingencia.
"Cada 10 centavos que bajen los combustibles son 2.000 millones de pesos que se vuelcan a la economía real, al consumo", sentenció en definitiva el ministro De Vido.
El Gobierno anunció una baja del 5 por ciento en el precio de las naftas y el gasoil a partir del 1 de enero y adelantó que hará una revisión del impuesto a las naftas y retenciones a la exportación. En conferencia de prensa, los ministros de Economía, Axel Kicillof y de Planificación Federal,Julio De Vido, junto a la Secretaria de Energía, Mariana Matranga, detallaron los alcances del acuerdo que se firmó con las provincias petroleras que integran la OFEPHI, empresas productoras y gremios del sector.
Kicillof dijo que se aplicará “una baja del precio de los combustibles en pesos en surtidor” en el contexto de “la situación muy particular que está sufriendo el mercado de hidrocarburos” por la “caída tan fuerte e inesperada del precio del petróleo que tiene efectos económicos y sectoriales a lo largo y ancho del planeta“.
Asimismo, señaló que el Gobierno analizará una reducción del impuesto a las naftas y aplicará un régimen de retenciones móviles para la exportación, al tiempo que aplicará estímulos a la producción y exportación de petróleo.
“Esto es un esfuerzo compartido porque el Gobierno nacional va a también hacer una contribución para que bajen las naftas y el petróleo, vamos a rever el impuesto a las naftas, va a haber un sacrificio de ingresos fiscales en un marco de la situación comprometida del sector petrolero”, dijo el ministro.
Asimismo, sostuvo que también “habrá un cambio en el régimen de retenciones; vamos a poner móviles“, al tiempo que se implementará “un programa de estímulo a la producción y exportación de petróleo“.
Por otra parte, aseguró que el margen de ganancia de las estaciones de servicio y las refinerías, como últimos eslabones de la cadena de combustibles, no tendrán modificaciones en su margen de rentabilidad a raíz de la baja acordada.
El acuerdo implica “mantener el nivel de la actividad petrolera“, así como que los “sindicatos no pierdan fuentes de trabajo” y que las “provincias mantengan la producción interna“, remarcó Kicillof.
Por su parte, De Vido, dijo que la baja de los combustibles da “una ventaja económica al usuario con sostenimiento de la actividad” y graficó que cada 10 centavos que se baje el precio de los combustibles, son 2.000 millones de pesos por año que se vuelcan al consumo.
“La instrucción de la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) fue que ante un escenario de baja del precio internacional se tomara una medida para reflejarlo en el usuario, darle una ventaja económica pero con sostenimiento de la actividad, que no se pierda un solo puesto de trabajo“, aseguró De Vido.
La Nación oficializó ayer el “plan integral” mediante el cual los precios de los combustibles bajarán 5% a partir del primero de enero de 2015. En la elaboración del acuerdo, los diversos actores del sector petrolero local se comprometieron a mantener las fuentes laborales.
Las petroleras serán beneficiadas con una baja de impuestos y estímulos para la producción y exportación; también se reducirá el valor del barril que pagan las refinadoras y deberán trasladarlo a las estaciones de servicio, y ningún sector podrá despedir trabajadores.
Esos estímulos serán financiados por el ahorro fiscal que le significará la baja internacional del petróleo, ya que la Argentina importa combustibles para satisfacer el 10 por ciento de su demanda, que alcanza los 20.000 millones de litros anuales entre nafta y gasoil.
El plan de contingencia coordinado por el Gobierno, las provincias productoras de hidrocarburos que integran la Ofephi, las petroleras y las refinerías contempla una baja en el precio de naftas y gasoil “sin afectación de rentabilidad de estaciones de servicio”, aunque este sector salió ayer a rechazar la iniciativa.
El plan consiste en una baja del 5% en los precios locales de las naftas y el gasoil en todas las empresas y un descenso de 7 dólares en el valor del barril de crudo pesado y liviano lo cual impactará en toda la cadena.
Las productoras de crudo trasladarán la baja en el barril a las refinadoras y estas últimas abaratarán en la misma proporción a las estaciones de servicio, para que estas no pierdan rentabilidad y sostengan sus plantillas de empleados, según se explicó.
3 dólares extra por barril
Estímulo a la producción de crudo
El Gobierno se comprometió también a pagar un estímulo de 3 dólares por barril a las empresas que aumenten su producción y también habrá un adicional -aún no definido- para aquellas firmas que logren elevar sus exportaciones de crudo, con un sistema de retenciones móviles, que actualmente están en 11%.
Las petroleras y refinadoras se comprometieron ante los sindicatos, que también se sentaron en la mesa de negociaciones, a no despedir trabajadores mientras dure el plan de contingencia, que será revisado y redefinido de acuerdo con las oscilaciones que tenga el valor internacional del crudo.