Por: Rubén Rabanal

El Gobierno ya quiere convertir en una megasesión de verano la convocatoria en el Senado para el 29 de diciembre, en lugar de limitarse ese día a votar sólo la reglamentación para la elección de los parlamentarios del Mercosur. Esa sesión, en realidad, nunca estuvo en los planes del oficialismo que, por el contrario, presionó para que la oposición le habilitara el debate de esa elección en paralelo con la presidencial de octubre para el miércoles pasado. Los radicales se negaron a prestar los dos tercios y el proyecto se cayó. Miguel Pichetto venía amenazando con obligar a todos los senadores a volver a Buenos Aires tras la Navidad para cumplir con la obsesión de Cristina de Kirchner de tener aprobada cuanto antes la reglamentación.

Y finalmente lo concretó: el kirchnerismo pidió ayer una sesión especial para el lunes 29 de este mes. Ese día el oficialismo deberá reunir el quórum a solas, algo difícil por las fiestas y cuando la moral de los bloques está en baja en medio de las indefiniciones por la sucesión del poder dentro del peronismo. Esa sesión, además, se hará en medio de interrogantes: dos días después vence la vigencia de la cláusula RUFO, aunque de todas formas el Gobierno no dio señal alguna, en rigor no podría darla aunque tuviera en mente alguna negociación con los fondos buitre en Nueva York, de pedirle al Congreso alguna ley que habilite el pago extra por la sentencia de Thomas Griesa. Más bien ese proceso parece una especulación de verano que algo real.

Para obligar a la oposición a regresar a la Capital en medio de las fiestas, Pichetto anunció que podría haber otros temas el 29 y sobre esa agenda ayer se avanzó: la Comisión de Relaciones Exteriores ya emitió el dictamen del proyecto de ley que ratifica el Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones con el Gobierno de la República Popular China.

El Gobierno pidió que el acuerdo con China se incluya en la sesión del 29 de diciembre como primer agregado al plan de labor de ese día que se irá incrementando durante la Navidad. El proyecto fue enviado al Senado el martes pasado y un día después ingresó en Relaciones Exteriores. Ayer por la mañana ya tenía dictamen sin que prácticamente nadie se enterara en los pasillos del Senado y quedó así listo para bajar al recinto tras Navidad.

No se trata de un tema menor. El acuerdo comercial con China se firmó el 18 de julio de 2014 durante la visita del presidente Xi Jinping al país. Se incluyó dentro de una decena de convenios, pero es el más importante entre todos.

Para el Gobierno, además, se trata de un tema clave ya que la Presidente tiene la agenda organizada para un viaje a China en marzo, en respuesta a la invitación que le hizo Xi Jinping y para ese momento el acuerdo ya debe estar aprobado por las dos Cámaras en la Argentina, aunque reste el mismo procedimiento de ratificación en China.

En total, Cristina de Kirchner había firmado en julio 20 convenios que involucran inversiones chinas por u$s 7.500 millones. En esa lista están las represas hidroeléctricas de Santa Cruz y los trenes traídos de China. Fue en línea con el swap entre el Banco Popular Chino y el Banco Central por u$s 11.000 millones.

Uno de los puntos más específicos de ese convenio que ahora el Gobierno apura para el 29 de diciembre es el capítulo sobre infraestructura.

Allí se garantiza que se "aplicará el proceso de adjudicación más ventajoso que se utilice en programas de cooperación similares con otros países en relación con proyectos del sector público establecidos en el Plan Integrado".

Por si esa garantía a los chinos para las obras a concesionar no fuera suficiente, más abajo se agrega que "podrán efectuarse a través de la adjudicación directa siempre que estén sujetos a financiamiento concesional de la parte China".