Con su audaz aproximación a Cuba, Barack Obama puede pasar a la historia como el presidente que empezó el desmontaje de la última reliquia de la Guerra Fría en Occidente y como el primero que se atrevió a ser pragmático en las usualmente hostiles relaciones con Cuba.
El razonamiento presentado por Obama este miércoles desde la Casa Blanca es que no tiene sentido seguir una política que por más de cinco décadas no ha logrado el objetivo de imponer cambios políticos y económicos en Cuba, un argumento que desde hace tiempo vienen haciendo muchos dentro y fuera de Estados Unidos.
Pero mientras la clase política tradicionalmente vinculada al exilio cubano -la vieja del senador Bob Menéndez de Nueva Jersey y la más nueva de sus colegas de Florida, Marco Rubio y de Texas, Ted Cruz – sigue negada a cualquier cambio que "recompense" al gobierno de los Castro, otros sectores de la sociedad estadounidense han ido cambiando de opinión.
Desde los empresarios y agricultores hasta las nuevas generaciones de cubano-estadounidenses en Florida, la meca del exilio, la idea de una estrategia distinta a la hora de vincularse con La Habana ha ido ganando terreno y promotores.
Varios factores dan forma al momento político del que se ha agarrado Obama para introducir cambios que podrían ser históricos no sólo para la relación bilateral entre Washington y La Habana, sino con el resto del hemisferio.
El factor Gross
El deterioro de la salud de Alan Gross, el contratista estadounidense apresado y condenado en Cuba a 15 años de prisión por "delitos contra el Estado", puso urgencia a la vieja idea de Obama de introducir cambios en la política hacia la isla.
La posibilidad de que Gross muriera en una cárcel cubana habría colocado un obstáculo difícil de superar para la Casa Blanca, que desde hace más de un año autorizó contactos secretos a través de Canadá y el Vaticano, dos cancillerías con cierto ascendente sobre La Habana.
Washington se cuidó mucho de no hacer ver que la liberación de Gross se produjo a cambio de la de los tres espías condenados en EE.UU. y que La Habana proponía como moneda de cambio.
Los espías fueron liberados a cambio de un igual, un espía estadounidense encarcelado desde los años 90 cuyo nombre no ha sido difundido aún, y no de un civil, lo que habría exacerbado aún más las críticas de quienes cuestionan que se negociara con "terroristas", como definen al gobierno de los Castro.
Al final, Gross fue la cara de una movida diplomática, que explotó el diario The New York Times con una seguidilla de editoriales en los que proponía precisamente un cambio de enfoque en la relación bilateral.
Las nuevas generaciones
Pese a las voces altisonantes de quienes critican que Obama "recompense" a los Castro, en la comunidad cubana radicada en Florida y Nueva Jersey, los dos principales centros del exilio, hay muchos que recibieron los anuncios con alivio y hasta con alegría.
Los sondeos de opinión vienen demostrando que en los últimos años la mayoría de los cubanos estadounidenses se oponen a la política del embargo y esperan un cambio de dirección en la diplomacia.
Se trata de un cambio generacional, en la medida que los viejos exiliados van muriendo y sus hijos y nietos van perdiendo la pasión por sucesos ocurridos en los años sesenta que si bien definieron a sus familias, tienen cada vez menos que ver con sus realidades de ciudadanos estadounidenses.
El factor negocios
Más calladamente, grupos económicos han estado haciendo presión en Washington para aflojar la política del embargo que considera que les impide hacer negocios en Cuba, los negocios que otros países y empresas están aprovechando.
La Cámara de Comercio de EE.UU. estima que se pierden al menos US$ 1.200 millones en negocios que no se pueden hacer con Cuba debido a las leyes del embargo y aunque para la economía estadounidense no es una cifra grande, representa una buena porción de la cubana.
Muchos de los que están perdiendo oportunidad de negocios son los productores agrícolas del medio oeste estadounidense.
Una idea de cómo el factor económico puede haber influenciado la decisión del golpe de timón por parte de Obama la da el que las acciones de las empresas de cruceros basadas en Florida hayan visto sus acciones subir en un promedio del 3% apenas se hizo el anuncio.
Cuba es la mayor de las Antillas y un país que para la industria turística ofrece un inmenso potencial de desarrollo, como muchas otras áreas de la economía cubana que se han atrofiado en más de medio siglo de economía planificada y centralizada.
El factor Venezuela
Del lado cubano, algunos consideran que la situación de deterioro económico que enfrenta Venezuela, que en los últimos quince años ha sido el sostén más importante de la economía cubana, también puso urgencia a los contactos.
La caída de los precios del petróleo pone al gobierno del presidente Nicolás Maduro y la llamada Revolución Bolivariana en aprietos internos y, sobre todo sin excedentes en un previsible corto plazo que destinar a los socios cubanos.
Las medidas anunciadas por Obama en el relajamiento de controles, sobre todo el aumento de US$500 a US$2000 del monto en remesas que se pueden enviar a familiares en la isla, seguramente beneficiará muchas economías familiares y quitará presión en la nacional que sigue sin ser capaz de generar suficiente riqueza.
El contraste acá viene por el hecho de que, ientras las cosas se suavizan con Cuba, hace apenas dos semanas Washington impuso sanciones a un grupo de funcionarios venezolanos involucrados en supuestos abusos a los derechos humanos durante la represión de las protestas estudiantiles de principios de años.
Tras meses rechazando esa posibilidad, que se gestaba en el Congreso, la Casa Blanca aceptó que los legisladores sancionaran la ley que ahora espera la firma presidencial.
Embargo continuado
Sin embargo, las buenas intenciones de ambos gobiernos también deben enfrentarse con la realidad política, particularmente en Washington, donde hay poderosos factores que ya han anunciado que se opondrán a la nueva política.
Primero, hay que recordar que el presidente Obama no podrá eliminar la pieza principal de toda la estrategia hacia Cuba: el embargo o bloqueo, como lo llaman en La Habana, que se rige por una ley sancionada por el Congreso.
Y en el Congreso cualquier iniciativa para derogar o siguiera suavizar las leyes del embargo promete ser una dura y desgastante batalla política, donde los Rubio, Menéndez o Cruz, conformarán una pared impenetrable.
Pero en ese sentido, también el presidente Obama parece estar tomando el pulso de la realidad política con pragmatismo al reconocer que no espera un cambio de la sociedad cubana de la noche a la mañana. En parte porque sabe que la sociedad política
estadounidense tampoco lo hará.
En qué consiste el histórico plan para restaurar las relaciones de Cuba y EE.UU.
BBC
En lo que ha sido descrito como "un paso histórico", Estados Unidos y Cuba comenzarán conversaciones para restablecer relaciones diplomáticas.
En un anuncio simultáneo, los presidentes Barack Obama -desde Washington- y Raúl Castro -desde La Habana- dieron a conocer el miércoles lo que ha sido descrito como "el plan para establecer un nuevo curso en las relaciones" entre ambos países.
El anuncio fue hecho después de que se informó la liberación en Cuba del contratista estadounidense Alan Gross, encarcelado en ese país hace cinco años.
A su vez se informó que Estados Unidos liberará a tres cubanos condenados en ese país por espionaje.
El martes se informó que ambos mandatarios hablaron durante más de 45 minutos por teléfono, en la primera conversación sustancial a nivel presidencial entre ambos países desde 1961.
En su discurso el miércoles el presidente Barack Obama declaró el fin de lo que llamó "el enfoque desactualizado" hacia Cuba.
"El aislamiento no ha funcionado" dijo Obama. "Es momento de un nuevo enfoque".
En un comunicado publicado previamente, Washington reconoció que décadas de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos, no lograron cumplir el objetivo de "promover la emergencia de una Cuba democrática, próspera y estable".
Indicó que en ocasiones, la política estadounidense hacia Cuba "aisló a Estados Unidos de sus socios regionales e internacionales, restringió nuestra capacidad para influir en medidas del hemisferio Occidental".
"No podemos seguir haciendo lo mismo esperando un resultado diferente".
"Hemos elegido cortar el ancla del pasado, porque es absolutamente necesario lograr un mejor futuro: para nuestros intereses nacionales, para el pueblo estadounidense y para el pueblo cubano".
Mientras Obama hablaba en Washington, Castro se dirigía a su propia nación en La Habana.
Raúl Castro, dijo que "los progresos alcanzados en los intercambios sostenidos demuestran que es posible encontrar solución a muchos problemas. Debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada con nuestras diferencias".
Asimismo, Castro indicó que tendrá que seguirse el diálogo en estos asuntos “en otro momento” y reiteró la disposición de La Habana para “sostener cooperación en los organismos multilaterales, como la organización de Naciones Unidas”.
Y aunque reconoció que "tenemos profundas diferencias en materia de democracia, derechos humanos y política exterior” afirmó que Cuba tiene "la voluntad de dialogar sobre todos estos temas".
La Casa Blanca enumera una lista de lo que llama "los elementos principales del nuevo enfoque del presidente para el establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba".
Estos incluyen:
EEUU y Cuba buscan normalizar relaciones medio siglo después de su ruptura
Reuters
Por Nelson Acosta y Matt Spetalnick
Estados Unidos anunció un giro en su política hacia Cuba, su viejo enemigo de la Guerra Fría, para normalizar sus relaciones diplomáticas después de que La Habana liberara al estadounidense Alan Gross y a otro agente de inteligencia a cambio de tres presos cubanos.
En lo que probablemente sea el mayor cambio en décadas de tensas relaciones, el presidente estadounidense Barack Obama anunciará al mediodía local (1700 GMT) que los dos países buscarán abrir embajadas en sus capitales, luego de mantener una conversación telefónica de casi una hora con el presidente cubano Raúl Castro, aseguraron altos funcionarios en Washington.
El cambio implicará un relajamiento del flujo comercial con La Habana, que sufre un embargo de más de medio siglo por parte de Estados Unidos, y en el transporte.
"Estos pasos serán los cambios más significativos a nuestra política hacia Cuba en más de 50 años", dijo un importante funcionario de la administración estadounidense a reporteros. "Lo que estamos haciendo es el comienzo de la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba".
Se espera que Castro haga un anuncio a la misma hora que Obama.
Un funcionario estadounidense indicó que Gross fue liberado por motivos humanitarios y el senador estadounidense Dick Durbin dijo que las negociaciones duraron un año y que El Vaticano participó en ellas. Gross hará declaraciones en Washington, después de haber aterrizado en la base militar Andrews.
Cuba arrestó a Gross, ahora de 65 años, el 3 de diciembre del 2009. El subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) fue condenado a 15 años de cárcel por importar tecnología prohibida y tratar de establecer una red de Internet clandestina.
El caso de Gross era un obstáculo para la normalización de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos, que carecen de relaciones diplomáticas desde los primeros años de la década de 1960, poco después de que Fidel Castro llegó al poder con la revolución de 1959.
Sea cual sea el anuncio de Obama, probablemente enfrentará las críticas de muchos en Washington y en la comunidad de exiliados cubanos en Miami por haber liberado a los agentes de Cuba que estaban detenidos en Estados Unidos
Robert Menendez, un cubano-estadounidense que preside el Comité de Relaciones Internacionales del Senado, criticó rápidamente en un comunicado la decisión de Obama, asegurando que intercambiar a Gross por "criminales convictos establece un precedente extremadamente peligroso".
Y el senador republicano Marco Rubio dijo que "haría todos los esfuerzos" para impedir que Obama normalice las relaciones con el Gobierno cubano después de describir la decisión del presidente como "inexplicable".
La Habana había culpado al Gobierno de Estados Unidos por el encarcelamiento del contratista estadounidense y había ofrecido en reiteradas ocasiones entrar en un diálogo sin condiciones previas, una propuesta que hasta ahora había sido rechazada por Washington.
El Gobierno cubano siempre intentó vincular el tema de Gross a los casos de tres agentes de inteligencia que cumplían prolongadas penas de cárcel en varias ciudades estadounidenses por espiar a grupos de exiliados cubanos y monitorizar instalaciones militares en Florida. Ellos son considerados héroes en casa.
Cuba también puso en libertad a un agente de inteligencia estadounidense que estuvo casi 20 años tras las rejas.
Los tres cubanos liberados en el canje son Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, en prisión desde 1998.
Cuando Obama llegó a la presidencia en el 2009, flexibilizó algunas restricciones sobre Cuba, como los viajes de los cubanos-estadounidenses y el envío de remesas a la isla. Pero con el arresto y condena de Gross se estancó el proceso de acercamiento entre Washington y La Habana.