El precio del petróleo cotizado en Nueva York se estabilizó el martes en un mercado que se mantuvo bajo presión pero a la expectativa un día antes de la publicación de los inventarios de crudo en Estados Unidos.
El barril de "light sweet crude" (WTI) para entrega en enero ganó dos centavos (+0,2%) en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), cotizado a 55,93 dólares.
En Londres el barril de Brent del Mar del Norte para entrega en enero volvió a bajar por debajo de 60 dólares a u$s59,86 en el Intercontinental Exchange (ICE), alcanzando un nuevo mínimo de cierre desde mayo de 2009.
"La caída del Brent se vio acentuada por la caída a 60 dólares, que provocó nuevas ventas a causa de transacciones algorítmicas" automáticas, explicó a AFP Andy Lebow, de Jefferies Bache.
Los precios subieron un poco por la expectativa de baja de las reservas de crudo en EEUU, destacó Andy Lipow, de Lipow Oil Associates, en referencia al informe de stocks que se conocerá este miércoles.
La caída de los precios internacionales del crudo se agudizó desde fines de septiembre por el exceso de oferta de los países productores y, en el caso de Estados Unidos, por el incremento de la producción de petróleo no convencional.
En la región, el descenso de los precios de los hidrocarburos afectó a dos de las empresas más importantes: las estatales Petrobras e YPF. El ADR de la petrolera brasileña recuperó un modesto 0,6% en esta rueda de negocios neoyorquina, mientras que la argentina ascendió un 3,2%, hasta los 23,22 dólares.
La cotización de YPF en Wall Street retrocedió un 33% desde el 26 de noviembre pasado.
Wall Street cierra otra vez con pérdidas
Wall Street cerró otra vez con pérdidas y el Dow Jones, su principal indicador, bajó un 0,7% en una jornada de gran volatilidad marcada por el petróleo y el desplome del rublo ruso, y a la espera de la reunión de la Reserva Federal (Fed).
El Dow Jones cayó 111 puntos hasta 17.068 unidades, mientras que el selectivo S&P 500 bajó un 0,9% y el índice compuesto del mercado Nasdaq descendió un 1,2 por ciento.
El índice Merval avanzó 1,16% en una jornada en la que la mayoría de los bonos domésticos registraron retrocesos y en la que el principal impulso del panel líder pasó por el buen desempeño de las empresas petroleras por la recuperación del precio del petróleo. El indicador comenzó la jornada con una sensible caída de hasta 4%, para luego repuntar pasado el mediodía a valores positivos con buen volumen de negocios ayudado por el aumento del dólar "contado con liqui". Durante la rueda, el volumen de negocios en títulos públicos sumó $ 2.148 millones y en el mercado accionario se totalizó $ 283 millones.
Las compañías que mejor resultado obtuvieron fueron Petrobras Brasil que trepó 6,14%; Tenaris, que avanzó 5,92% e YPF con un incremento de 4,71%. Por su parte, Sociedad Comercial del Plata tuvo un crecimiento de 2,21%, lo que según los analistas ratifica el buen momento que viven las acciones de esta empresa en el mercado local. Petrobras Argentina y Telecom anotaron subas de 1,57% y 1,09% respectivamente el tiempo que dentro del sector bancario las caídas más pronunciadas se dieron en Banco Macro (-1,58%) y Grupo Galicia (-0,61%).
Los bonos en pesos tuvieron a la cabeza de los retrocesos al cupón atado al PBI que perdió 3,7% mientras el bono Par cayó 2%. Por su parte el Bogar 2018 perdió 0,8% y el Discount retrocedió 0,7%. Asimismo, las obligaciones en dólares también se hundieron, en especial los cupones atados a la economía que se derrumbó 7,2%. Las otras opciones que resignaron valor fueron el Discount (-3,6%), el Bonar X (-1,6%), el Bonar 24 (-0,5%), Boden 15 (-0,4%), el Discount Buenos Aires (-0,3%) y el Bonar 18 (-0,2%). El Global 17 en dólares fue uno de los únicos bonos en dólares que subió 1%.
Por: Juan Pablo Marino.
En un mercado asediado por la inestabilidad de los países emergentes, la bolsa porteña encontró un poco de aire y volvió al terreno positivo con un avance del 1,2% a 7.670,29 unidades tras el desplome del lunes. El Merval fue apuntalado por el fortalecimiento de los papales del sector petrolero luego de que el precio del crudo WTI cortara con su racha negativa y finalizara con un leve avance del 0,04% a u$s 55,93.
Operadores dijeron a ámbito.com que también influyó la suba del "contado con liqui". A inicio de la rueda, el panel líder operó con bajas de hasta 4% en sintonía con la debilidad externa que imperaba en ese momento ante el descenso del crudo y la devaluación en Rusia.
Sin embargo, "promediando la jornada, aflojó un poco la baja del petróleo que llegó a perder hasta 3,3% este martes. Eso hizo reaccionar a los papeles del sector petrolero que son los que tienen mayor peso dentro del panel líder", señaló un analista de Besfamille S.A. Sociedad de Bolsa a este medio.
Las acciones de Petrobras lideraron los ascensos con 6,1%. Además, Tenaris ganó 5,9% e YPF 4,7%. En tanto, cerraron en terreno negativo los papeles de Transener (-4,9%) y Banco Francés (-1,8%). El volumen de negocios operados en acciones aumentó a $ 263,9 millones.
Para la correduría Allaria Ledesma y Compañía, "el target del Merval para fin de 2014 fue sobrepasado durante el año (la performance local estuvo entre las mejores del mundo, pese a que en los últimos meses ha perdido gran parte de sus ganancias)". "Para fin de 2015 arribamos a un Merval esperado de 14.450 puntos", señalaron desde esa sociedad de bolsa. Analistas recomiendan tomar posiciones en acciones de buena liquidez en los rubros petrolero y siderúrgico.
Diferente fue la situación de los bonos que finalizaron con bajas generalizadas ante un escenario, por el momento, distante de un arreglo con los fondos buitre a partir de enero. Por eso los títulos en dólares con legislación de Nueva York fueron los que más sufrieron. Así, el Par se hundió 6,4% y el Discount un 3,6%. Aún mayor fue el declive de los cupones del PBI, que se desplomaron hasta 7,2%. En tanto, el Bonar 2017 cedió un 1,6%; el Bonar 2024, un 0,5%; y el Boden 2015, un 0,4%.
Por: Enrique Szewach
En una nota publicada en mayo pasado, aunque referida principalmente a Vaca Muerta, comenté los profundos cambios que se estaban produciendo en el mercado global del petróleo y del gas. El tema, ahora, ya no es la revolución productiva en las tecnologías no convencionales de extracción de petróleo y gas, sino la relación entre la violenta caída de los precios del petróleo de estos meses y sus efectos sobre la evolución de la economía global.
Como siempre que se producen cambios fuertes en los precios relativos de productos clave, el mapa cambia de colores, tanto en la geopolítica como en la macroeconomía y en lo sectorial. Y las reflexiones obvias y simplistas ayudan sólo en una primera mirada, pero las conclusiones lineales pueden resultar peligrosas.
En efecto, la reflexión más obvia es que los exportadores netos de petróleo pierden y los importadores netos ganan. Pero más allá de esta perogrullada, la cuestión se complica cuando se avanza en el análisis.
Por el lado de los exportadores netos, es cierto que verán reducidos tanto su disponibilidad de dólares para comprar importaciones como sus recursos presupuestarios para gasto público interno. (En la mayoría de los países exportadores la participación de los Estados en el negocio, sea a través de empresas públicas como a través del sistema de regalías, impuestos, etc., es muy alta), pero no es menos cierto que no es lo mismo exportadores con importantes "fondos soberanos de riqueza" (FSR) que podrían jugar un papel anticíclico, al menos en el corto plazo, que países endeudados o cuyos presupuestos se han construido en torno a un petróleo de 100 dólares el barril.
En ese sentido, resulta interesante ver algunos datos. De los 11 FSR más importantes del mundo, ocho están conformados con ingresos relacionados con el petróleo. En total, suman el equivalente a unas 10 veces el PBI argentino. Arabia Saudita, por ejemplo, tiene un fondo equivalente a todo su PBI de un año (que es algo más del doble que el nuestro, con un 30% menos de habitantes). Son más grandes aún los fondos soberanos de los Emiratos Árabes (más de mil millones de millones de dólares) o de Noruega (900 mil millones). Estos países, si bien tendrán problemas, pueden "bancarse" precios bajos por un tiempo. No es lo mismo que los casos de Nigeria o Venezuela, con "fonditos" de apenas el 0,1% del de Emiratos.
Del lado de los importadores netos, es cierto que estarán mejor, tanto desde su balanza comercial como desde sus recursos presupuestarios (teniendo en cuenta que el transporte público y, en otros casos, la energía están siendo subsidiados a los sectores más pobres y a las clases medias). Pero el efecto final dependerá de cuánto de la baja de los precios se traslade a los consumidores y cuánto quede en las cuentas públicas por reducción, precisamente, de los subsidios y qué uso se les asigne a esos mayores recursos públicos. Y cuál es, además, la correlación entre el precio de la energía que importan y los precios de los bienes que exportan. (Si son commodities, por ejemplo.)
Y, por supuesto, hay que tener en cuenta el valor relativo de sus monedas para saber cuánto ahorran en el neto, dado que, en simultáneo, se están produciendo cambios de importancia en los sesgos de la política monetaria en la Fed, el Banco de Inglaterra y el Banco de China, por un lado, y el Banco de Japón y (¿finalmente?), el Banco Central Europeo, por el otro, que afecta la cotización de las divisas de todos los países.
Complementariamente, y yendo ya a cuestiones sectoriales, si parte de los FSR se "gasta" para mantener el nivel de vida de la población, tendrá que "deshacer" las posiciones inversoras más líquidas, lo que puede influir en los precios de bonos y acciones de los mercados de capitales más desarrollados (en donde está invertida la mayor parte de estos FSR). Y los flujos de inversiones hacia otros países, puesto que muchas inversiones en "economía real" de los FSR se han usado como mecanismos de "política exterior".
Asimismo, en Estados Unidos, la baja del precio de los combustibles es, efectivamente, un subsidio al consumo, pero, básicamente, al consumo de sus sectores bajos y medios, en donde el precio del combustible, sea para transporte o calefacción, incide de manera proporcionalmente mayor que en los sectores más ricos. Por lo tanto, no todas las empresas se verán favorecidas por esta mejora en los ingresos de la población. De la misma manera que, la baja de los precios del petróleo y el gas, afectan diferencialmente a los protagonistas de la revolución productiva en los métodos no convencionales de extracción de petróleo y gas. Para las grandes empresas petroleras con fuertes espaldas financieras, la baja es sólo un problema. Para las pequeñas compañías petroleras, para sus proveedores y sus banqueros, puede ser un drama. Lo mismo para toda la industria vinculada a la exploración y producción. Los que "ayudan" a bajar costos estarán mejor, pero la inversión, en general, se hace más lenta. Y lo mismo para las ciudades y Estados en dónde se concentra la mayor inversión en no convencional. También se puede dar una ola de concentración en los proveedores con compras de los grandes a los chicos, y con adquisición de participaciones de mercado y de tecnologías a precios más baratos.
Y todo esto sin que sepamos, a ciencia cierta, el valor alrededor del cual se va a consolidar el precio del petróleo en los próximos meses.
¿Y por casa?. Desde el lado de la inversión, la Argentina es un destino para posicionarse en el largo plazo. Algunos proyectos se pueden hacer más lentos, y los montos involucrados menores, pero el problema argentino, no está en los precios globales, si no en el marco regulatorio y de estabilidad de reglas local. Como decía en aquélla nota de mayo, si no "alineamos" las políticas públicas para consolidar rápidamente la revolución productiva en el agro o en el petróleo agregando valor en torno a nuestras verdaderas ventajas competitivas, y seguimos creyendo que "política industrial" es el mamarracho de estos años, seguiremos en problemas, aún con el precio del petróleo a 200 dólares.
Por el lado del corto plazo, alguna ventaja en los costos de importación, que no se trasladarán directamente a los consumidores, pero que podrá aliviar en algo la necesidad de dólares y de pesos a pedirle al Banco Central.
En síntesis, todavía es prematuro, pero lo que está sucediendo en el mercado de la energía, es algo mucho más complejo, en todas sus dimensiones, (incluyendo los problemas ambientales) que los análisis simplistas que se escuchan estos días.