Por Camilo Ciruzzi
La chica que entra al bar no debe tener más de 16 o 17. “¿Me compra un número, señor?”, le dice suave a un hombre corpulento que, enfundado en un mameluco de color naranja, apura un plato de ñoquis. “Vale 10 pesos y es para comprarle una pierna ortopédica a Bernardo, que chocó con la moto y tuvieron que amputarlo”. La chica, paciente, recorre todas las mesas.

La escena transcurre en un pequeño bar de minutas en una esquina de Añelo, el polvoriento pueblo al que le han prometido que se transformará en la Dubai argentina.

En la construcción relativamente nueva, hecha con materiales tipo durlock, hay 9 mesas colmadas de gente uniformada con overoles que llevan logos de empresas petroleras. Una pizza y una cerveza andan por los 280 pesos. Nada cuesta menos de 100 pesos, sin contar la bebida. Una exorbitancia a todas luces. Pero es el precio petrolero, el que pagan estos trabajadores de gran poder adquisitivo y el que distorsiona los precios relativos en la provincia de Neuquén.

Todo el panorama de ese instante que transcurre entre la venta de la rifa y el pago de un almuerzo representan una porción de lo que se vive en Añelo.

Según el último censo nacional, el pueblo tiene unos 2.500 habitantes, aunque desde el Municipio estiman unos 5.000, acorde a quienes tienen su domicilio en la localidad. El tránsito, a veces lento, a veces afiebrado, se expande por las calles que, en un 95% son de tierra. Solo se ven vehículos con logos de las empresas.

Bernardo, que no tiene pierna, sufrió un accidente en esa ruta angosta y de asfalto derruido que bordea al pueblo. “Todos los días tenemos uno que otro accidente de todo tipo”, asegura la moza del bar donde comen los petroleros. Su presunción confirma las estadísticas de las empresas que diariamente recargan las rutas con camiones y maquinarias.

“Las empresas detectaron que la mayor cantidad de accidentes en la industria se produce en el tránsito y no en las operaciones”, cuenta Gastón, ingeniero de Baker Hughes. “Por eso se trabaja mucho en medidas de seguridad y capacitación, para reducir al mínimo ese foco”, agrega.

Cada día cientos de colectivos y furgones de transporte de personal forman largas cadenas de vehículos que circulan por las rutas 7, 8, 51 y 17, las que llevan a picadas y de ahí a los pozos. Cientos de trabajadores toman turnos de 12 horas y reemplazan a compañeros que regresan a sus bases operativas en Añelo, o son transportados en cansadores viajes a las bases empresarias en Neuquén capital.

Los incidentes de tránsito son algo nuevo con lo que hay que convivir y una muestra de que Añelo padece de algo que no puede manejar: falta de infraestructura vial, entre otras falencias que se extienden a otros servicios básicos, como cloacas, agua potable, energía, seguridad, salud y educación.

El secretario de Obras y Servicios Públicos del municipio, Marcelo Cifuentes, dice que están trabajando en un nuevo proyecto de ordenanza para instaurar un organigrama municipal que permita organizar la gestión y quitarle al intendente el tratamiento de temas menores. “Hoy atiende al empresario de la empresa más grande del mundo y cuando sale ese viene el chofer del regador por un problema de bujías”, confiesa el directivo de un compañía neuquina.
Cifuentes admite que la situación es un problema. “Es como si hubiéramos abierto la puerta de la casa y se nos hubieran metido adentro de prepo”, y destaca que la prioridad de la gestión es el poblador local. “Estamos flojos de infraestructura y queremos poner el foco en el añelense porque no queremos verla pasar. Queremos que todo el movimiento que hay nos permita mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos”, añade.

Falencias, comidas y tráileres
La situación descripta por el funcionario se resume en el sentir de cualquier vecino de la localidad. “Acá por ahora la vemos pasar, solo vienen a comprar alguna tortafrita”, asegura la recepcionista del edificio comunal. En la frase se articulan elementos mucho más complejos que el tentempié. La sorpresiva demanda asociada al volumen de gente que trabaja en la industria, y la dolarización de las inversiones dispararon los precios a las nubes. En el rubro comestibles y supermercados “el markup (la ganancia sobre el precio de venta) es casi tres veces mayor que en la ciudad de Neuquén, resumió un distribuidor de comestibles y alimentos balanceados que opera en la zona.

Los alimentos no son un tema menor. Los trabajadores petroleros cobran un ítem salarial importante que permite incluso evadir el pago de impuesto a las ganancias: la vianda. Esa suma para comprar comida es un punto clave en la economía del petrolero. En cada pozo hay diagramas de personal de cada equipo que generalmente son 6 personas por turno.

“Nos arreglamos para que uno haga una compra grande antes de venir a trabajar. Nos vamos turnando porque comer o comprar en Añelo es carísimo”, explica Gastón. Solo se “baja” a comprar pan o alguna bebida en caso de ser necesario.

Solamente hay tres hoteles y la oferta de vivienda es escasa y mala. Casuchas convertidas en pensiones, subdivisiones interminables y casas prefabricadas tienen precios prohibitivos para el común de la gente: la presunción es que las empresas pueden pagar altos precios en un contexto de alta demanda. Así, una casa de tres ambientes puede costar entre 25 y 40 mil pesos por mes, dependiendo de la calidad de la construcción.

En uno de los hoteles más lindos de la ciudad, Sol de Añelo, la habitación doble más barata cuesta 875 pesos, la cuádruple más cara, 1.265. Costos que no guardan relación con el destino. Sin embargo, camionetas de YPF ocupan casi todo el estacionamiento. Y otras empresas se quedan con los lugares restantes.

Ante esta distorsión, muchas empresas han optado por edificar sus propias habitaciones. La explotación de Vaca Muerta tiene un horizonte centenario de trabajo. Los tráileres comenzaron a florecer y se avizoran ciudades enormes para albergar trabajadores en cajas de acero de cuatro paredes: los containers.

En la entrada de Añelo, a la vera de la Ruta provincial 7, la empresa Nabors tiene un complejo de tráileres acondicionados en el que alternan 240 operarios de manera permanente. Schlumberger y Crexell son otras empresas que construyen complejos de hasta dos pisos en el medio del Parque Industrial de Añelo, a pesar de los riesgos sanitarios.

En la ciudad se están construyendo al menos tres nuevos hoteles, pero no estarán en funcionamiento hasta 2015, mientras tanto los tráileres se acumulan, se apilan y se habitan.

“Tenemos todos los servicios: mucama, Direct TV, agua, gas y cocina; está en cada uno adaptarse o no”, dice un administrador del predio de Nabors. Sin embargo, Marcelo, un mendocino de Guaymallén que tiene turnos de 14x7 días, se quejó: “No deja de ser chico y te sentís encerrado. No es nada parecido a un hotel”. Gastón, de Baker Hughes, agrega que vivir en estos tráileres con todas las comodidades “es ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa”, en un intento por explicar que al vivir en esas estructuras acondicionadas se minimiza el tiempo de esparcimiento y de relax que requiere un trabajo tan exigente como el petrolero.

Más costos desorbitantes
Un tráiler, de acuerdo con el diseño que tiene y su funcionalidad, puede variar entre 15 mil y 40 mil pesos por mes. Cada módulo adecuado para el descanso puede albergar hasta 8 personas. En los de la empresa Nabors, por ejemplo, su interior se divide en dos habitaciones con baño y una cocina. En los de Baker Hughes que están junto a los pozos entran 6. En todos los casos los operarios rotan en las habitaciones de acuerdo con sus diagramas de trabajo. Cada uno en su habitación tiene su cama de 70 cm de ancho.

El otro gran negocio que se destapó con la voracidad creciente de Vaca Muerta es el de la maquinaria. “Hay casos que alquilar una retroexcavadora cuesta 10 mil pesos por día y encima no hay operadores”, se lamenta Ricardo, administrativo de YPF. “Ni hablar de conseguir retroexcavadoras o perforadoras, no hay y se pide cualquier cosa. Además, las empresas se roban entre sí a los operadores”.

Cada día llegan a la ciudad de 6 a 8 personas en busca de trabajo, explica el intendente de Añelo, Darío Díaz. El boom reclama mano de obra. Se estima que en 10 años puede llegar a quintuplicar su población.

Ya no se trata de incapacidad o de imprevisión sino del exceso de coyuntura que atrapó a los añelenses.

Números petroleros
Salarios: entre 10 mil y 70 mil dependiendo de la función, empresa y los diagramas que cumple cada integrante de la cadena productiva. Los cargos gerenciales superan en muchos casos los 100 mil pesos.

En el área de operación un trabajador puede cobrar entre 20 y 30 mil pesos, en mantenimiento entre 10 y 20 mil. Un camionero entre 15 y 40 mil, lo mismo que un maquinista. Un company man (responsable del pozo) puede percibir entre 50 y 70 mil pesos, mientras que los encargados, operarios y supervisores pueden llegar hasta los 40 mil pesos.

Viandas: es el ítem clave que permite evadir el impuesto a las ganancias. Una vianda cuesta 143 pesos y en muchos casos los trabajadores del petróleo tienen hasta tres diarias además de almuerzo y merienda que significan 150 pesos diarios.
En Añelo los costos de los alimentos en supermercados o restaurantes puede en muchos casos duplicar o triplicar el costo que existe en Neuquén capital. Por esa razón antes de ingresar en diagramas laborales, los trabajadores petroleros adquieren los víveres en el valle para aguantar el turno y ahorrarse la vianda.

Alquileres: camiones con hidrogrúa y semi para transporte puede llegar a costar hasta 95 mil pesos por mes. El costo está dado por el valor de la hidro que oscila en 1 millón de pesos. Si el camión es sin aditamentos puede conseguirse por 25 o 30 mil pesos dependiendo la potencia.
Grúas hasta 70 toneladas (tn) cuesta 20 mil pesos el acarreo y 5 mil pesos la hora operativa. Si es de 60 tn puede costar 18 mil pesos por 10 horas de trabajo o 14 mil si la grúa es de 14 tn.

Tráilers: los sistemas modulares se usan para oficinas, depósitos o viviendas, lo que implica una importante variación de costos.
Oficina de 6 metros con aire acondicionado se puede conseguir por 9 mil pesos mensuales, de 12 metros con baño, habitaciones, TV, cocina y aire hasta 40 mil por mes.

Alquileres: los costos de las viviendas son variables. Una casa de tres habitaciones puede llegar hasta los 40 mil pesos y una habitación pequeña en una casa llega a 8 mil mensuales.