Según Marin Katusa, jefe estratega de inversiones de Casey Research, y uno de los pocos analistas que siguen el Uranio, el principal riesgo inherente a la inversión en ésta materia prima es que su precio siga presionando a la baja, retrasándose en el tiempo el equilibrio entre oferta y demanda y complicando la financiación de algunos proyectos.
Un análisis de Adam Schatzker, experto en energía nuclear de RBC Capital Markets, refiere dos acontecimientos altamente improbables, pero no imposibles, que tendrían consecuencias significativas de llegar a producirse en un futuro no muy lejano: la construcción de centrales nucleares basadas en el principio de fusión nuclear, y que el Torio reemplace al Uranio como combustible nuclear. Sin embargo, ambas tecnologías se enfrentan con muchos desafíos técnicos por resolver...
Aunque los reactores nucleares de fusión no producen residuos radiactivos, para acercar dos átomos lo suficiente para que se fusionen hay que usar más energía de la que se obtiene. Por si fuera poco, el proceso de fusión no es controlable, por lo que la energía emitida es difícil de capturar. Respecto al Torio, propuesto como una alternativa más barata, limpia y segura, todavía quedan muchos desafíos técnico por resolver, y su principal problema es que al no generar suficientes neutrones necesita el Uranio para iniciar la reacción.
El Uranio forma parte de nuestro día a día, por lo necesario que resulta en las centrales nucleares para la generación de electricidad, y su principal ventaja como combustible nuclear es que tan sólo 5 gramos de Uranio producen la misma electricidad que 810 kilos de carbón, 585 litros de petróleo ó 480 metros cúbicos de gas natural.
No obstante, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en la actualidad sólo existen 117 minas repartidas por 15 países de todo el Mundo en las que se extraiga Uranio. Por otro lado, el 65% de la producción mundial proviene únicamente de 10 minas, con el riesgo que esto supone en el caso de que hubiera algún problema en alguna de ellas.
El debate climático, la necesidad de reducir las emisiones de Dióxido de Carbono y la incapacidad para cubrir la necesidad energética mediante energía verde, contribuyen a fomentar, nos guste ó no, el interés por la energía nuclear como alternativa, la única manera de generar energía de forma masiva, limpia y barata para cubrir una parte muy significativa de la creciente demanda eléctrica.
Según la World Nuclear Association, en la actualidad existen 435 reactores nucleares operativos en todo el Mundo, hay 72 reactores en construcción y se proyectan otros 495 nuevos reactores. Y según la consultora UxC, una de las mejor consideradas de la industria nuclear, un reactor nuclear nuevo necesita tres veces más Uranio que uno en funcionamiento.
Las posibilidades de revalorización del Uranio son casi infinitas, al contrario que otras materias primas como el petróleo, que si duplica su precio pone al Mundo contra las cuerdas. En el caso del Uranio no es así, ya que su coste, una vez enriquecido, supone únicamente el 12% del total. Esto quiere decir que aunque el Uranio triplicara su precio, alcanzando los máximos históricos de 136,22 dólares/libra registrados el 18 de Junio de 2.007, el coste de la generación eléctrica de origen nuclear apenas se vería afectado.
Cada vez son más los analistas que recomiendan aprovechar las correcciones para tomar posiciones en el sector del Uranio, pronosticando que su precio avanzará drásticamente en los próximos años. De hecho, la tesis del crecimiento del mercado sigue la línea marcada por el consenso de los expertos consultados por Bloomberg, que pronostica que el precio del Uranio podría superar los 70 dólares/libra en el año 2.016, frente a los 40 dólares/libra actuales.
Detallados estudios realizados por la Agencia Internacional de la Energía indican que la demanda de Uranio aumentará hasta el año 2.035 en un 115%, debido a la creciente cantidad de nuevos reactores nucleares. Incluso Japón, después del lamentable accidente que afectó a la central de Fukushima, ha decidido dar un paso inesperado acortando los plazos para la reapertura de los 53 reactores nucleares detenidos tras el apagón nuclear.
Invertir en Uranio es extremadamente complicado. No se negocia en un mercado abierto, las transacciones son privadas, y su posesión física es imposible. Además, a diferencia de otras materias primas, su venta es restringida y registrada, y los compradores son siempre conocidos. De los 23.532 fondos y 5.090 ETF´s listados por Morningstar en España, el único producto que proporciona una exposición directa a éste metal estratégico es el Global X Uranium ETF.
El Global X Uranium ETF invierte su patrimonio en acciones de empresas mineras de todo el mundo pertenecientes al sector del Uranio, desde compañías especializadas en desarrollar las fases iniciales de la exploración y el desarrollo de los yacimientos de Uranio, hasta las dedicadas básicamente a su extracción. Todas ellas cabe esperar sean los beneficiarios más directos del crecimiento de la demanda mundial de Uranio.
En mi humilde opinión, el Global X Uranium ETF cotiza a ratios interesantes y descontando los peores escenarios posibles, por lo que personalmente he tomado posiciones a un precio de 12 dólares, con vocación de permanencia estable y un horizonte temporal de muy largo plazo, lo que me da margen para sumir más riesgos a la hora de tomar decisiones.
Aunque el mercado normalmente tiende a sobrereaccionar ante ciertos acontecimientos negativos, por lo que después del lamentable terremoto y posterior tsunami que afectó a Fukushima el precio del Global X Uranium ETF ha caído considerablemente, estoy firmemente convencido que los fundamentales siempre terminan por imponerse en Bolsa.