La petrolera provincial GyP inaugurará en pocos días un nuevo y singular esquema que podría convertirse en moda en el mediano plazo. En la provincia lo denominaron contrato de reconversión. Se trata de un acuerdo mediante el cual la empresa local se retira de las UTE donde participa con carry y, como contrapartida, recibe dinero o áreas. Hasta ahí, una simple transacción comercial. La novedad es que la operadora del bloque obtiene además una concesión de explotación por 35 años, aun sin haber sido la titular de los derechos exploratorios del bloque.

Así fue la ingeniería legal a la que apeló la Provincia para arreglar con YPF y dejarle liberados los bloques La Amarga Chica y Bajada de Añelo. Obtendrá a cambio 41 millones de dólares cash y seis bloques petroleros con una producción marginal. Si la Legislatura lo aprueba, la petrolera que conduce Miguel Galuccio no sólo se habrá quedado con el 100% de los bloques sino que obtendrá además una concesión shale.

"¿No se trata de una concesión directa a la petrolera nacional?", preguntó "Río Negro Energía" a una alta fuente de la cartera de Energía. La respuesta fue un "no" taxativo. El Ejecutivo cree que se cumple el espíritu de todas las leyes que reglan el mercado petrolero, incluida la nueva reforma. "YPF licitó el área en el 2009, con lo cual el proceso de acceso fue transparente. Y operó las áreas, con lo cual fue la encargada de explorarla y ponerla en valor", sentenció.

El contrato de reconversión no es una figura que exista, es decir que se está operando sobre uno de los blancos de la nueva ley. Por lo pronto, el acuerdo fue entre la Provincia e YPF, con lo cual nadie presentará quejas. Al contrario, podría abrir una puerta a una etapa para GyP: la liquidación de sus participaciones shale para hacer caja para el Tesoro y sumar áreas convencionales.

La estrategia, que se evalúa por estas horas, obedece a una realidad y una necesidad. La realidad es que la petrolera provincial no tiene estructura para afrontar los costos de un desarrollo no convencional. Y a las petroleras les será cada vez más gravoso llevarla en la mochila. La necesidad es de dinero en efectivo: la Provincia quiere monetizar esos bloques para cubrir sus baches financieros.

Por otro lado, GyP podría obtener bloques convencionales que sí están a la altura de su estructura. De a poco, puede empezar a facturar y a invertir en pequeños proyectos.

Este esquema sui géneris generará un antecedente y el resto de los socios de YFP podría buscar un camino similar. Es que el año que viene vencen todas las concesiones de explotación que se otorgaron en la primera ronda de GyP, cuando Vaca Muerta no estaba en el glosario petrolero y se trataba de áreas marginales. Y es posible que muchas de las operadoras ya no quieran tener a la firma provincial de socia, máxime cuando deben iniciar un desarrollo que implicará multimillonarias inversiones.

Shell y Total, por caso, lanzaron dos pilotos atados a concesiones de explotación por 35 años. Lo mismo estaría por hacer Exxon. Ahora, si quisieran, podrían comprar la porción de sus bloques en manos de GyP, siempre y cuando el precio se ajuste a lo que ambas partes deseen.

Aquí se abre otro interrogante: ¿cuánto vale ese porcentaje? Para el caso de La Amarga Chica y Bajada de Añelo el precio se fijó en 82 millones de dólares. Parte se pago cash y otra parte en áreas. Se explicó que se hizo una paridad entre las reservas P1 y P2 de los bloques en cuestión.

Sin embargo, al menos según la información que la Provincia envió para análisis de los legisladores, no hubo ninguna tasación de algún tribunal público.

APURO

Por lo pronto, se espera un tratamiento exprés en la Legislatura provincial, donde los diputados tendrán apenas unos pocos días para sacar el proyecto. Esto, dando por descontado que el oficialismo tendrá los votos para sacar el proyecto, que contará con el aval del MPN y, presumiblemente, del kirchnerismo.

El apuro parece obedecer a dos causas. Por un lado, Miguel Galuccio ya tenía cerrado el acuerdo con Petronas. Necesitaba contar con la concesión de 35 años y la salida de GyP para dar garantías a su nueva socia malasia. Apenas un día más tarde de la presentación del proyecto a los diputados, el ejecutivo viajó al país asiático para cerrar el negocio. Como una curiosidad, fue justo el día en que el precio del petróleo tocó el precio más bajo en cinco años.

Por otro lado, el gobierno provincial necesitaba el dinero para afrontar compromisos financieros. Sapag contaba con el dinero del bono que deberán poner Tecpetrol y Enercana tras la licitación de dos bloques de GyP. Pero al menos el último de estos convenios parece estar demorándose. Por esta razón, el gobernador necesita los 41 millones de dólares en efectivo para cubrir el déficit de ejecución que dejó el pago de la deuda, y con ello liberar fondos para el pago del medio aguinaldo de diciembre.

EL IMPACTO

Rápida de reflejos para evitar un nuevo cimbronazo político como fue el de la ley Chevron, la Provincia salió a destacar las bondades de este acuerdo. Indicó que con su nuevo estatus GyP podrá facturar un millón de pesos por día, gracias a los 42 metros cúbicos de petróleo y los 300.000 metros cúbicos de gas que producen por día las seis áreas que recibirá a cambio.

Además, señalaron que los dos proyectos de desarrollo que quiere lanzar YPF implicarán una inversión de más de 18.000 millones de dólares en los próximos 35 años. En ese plazo, Neuquén recibirá más de 12.000 millones en concepto de regalías, Ingresos Brutos, Sellos y Responsabilidad Social Empresaria.

En cuanto a los temas impositivos, se indicó que el proyecto gozará de los mismos beneficios que el acuerdo por Loma Campana. Como aún no se firmó el acuerdo fiscal que ordena la ley petrolera, hace falta el aval de los diputados por las modificaciones tributarias.

En estas horas no faltó quien dijera que ese permiso legislativo en realidad se busca para justificar el singular mecanismo de reconversión y cerrar la puerta a posibles presentaciones legales.