Por DOLORES AYERRA.
El fuerte desplome que viene sufriendo el precio internacional del petróleo traerá aparejado cierto alivio para el Gobierno en las cuentas públicas. Las importaciones de energía que el Estado se ve obligado a hacer debido al persistente declino en la producción local de hidrocarburos (y que significan el principal agujero de la balanza comercial y casi única razón que explica el cepo cambiario impuesto hace más de tres años) terminarían el año por debajo de los u$s 12.000 millones. Ése fue el gasto que debió afrontar el año pasado para abastecer la demanda del mercado doméstico.
Bajo el nuevo valor del crudo en el orden de los u$s 60 el barril sumado a la caída en la actividad económica local y a un invierno más moderado, expertos y analistas modificaron sus proyecciones para 2014: mientras en enero preveían compras al exterior en este rubro por cerca de u$s 14.000 millones, las recientes estimaciones arrojan un costo de entre u$s 10.000 y u$s 11.000 millones, según manifestaron los consultados por El Cronista.
Si bien la cifra sigue siendo abultada (equivale, por ejemplo, a poco menos de la mitad de los dólares que el Banco Central posee en sus arcas) y también generará déficit en la balanza energética, lo cierto es que implica un oxígeno de u$s 2.000 millones para el kircherismo, en un contexto en el que el país resigna reservas a razón de u$s 1.500 millones anuales.
Una de las causas fundamentales de este recorte en las previsiones responde a la estrepitosa caída del precio del barril de petróleo en el mercado internacional, que pierde más de 40% y que ayer tocó su nivel más bajo en cinco años en Estados Unidos.
Todavía hay que ver los números finales pero es muy probable que el petróleo que antes se ubicaba cerca de los u$s 90 el barril, genere un ahorro que puede llegar a ser de un 30% en la importación de combustibles para el Gobierno, explicó el ex secretario de Energía, Emilio Apud. Para Daniel Montamat, también ex secretario de Energía, aunque el precio actual del crudo atenta contra futuras inversiones petroleras en la Argentina (como el caso de Vaca Muerta) porque retrasa el tiempo de recupero de los costos, al mismo tiempo ayudará a ajustar los valores de los combustibles que el país trae de afuera. El gas natural y el gasoil que viene por barcos y que se trae de Bolivia, se ajusta a partir de la referencia de petróleo y de sus derivados. Por eso si baja su valor, tiene un impacto, aunque con retraso, señaló y de esta manera, proyectó que las importaciones alcanzarían los u$s 10.000 millones este año.
Según últimos números de la Secretaría de Energía, actualizados la semana pasada, en octubre las importaciones energéticas fueron por u$s 555,38 millones, el menor nivel en todo el año y un 21% menos que el mismo mes de 2013, cuando se ubicaron en u$s 701,34 millones. En los 10 meses de 2014, las erogaciones en este rubro alcanzaron los u$s 7.670,22 millones. Hasta octubre el retroceso se explicó por las temperaturas de un invierno más moderado y una menor demanda de industrias ante un escenario más recesivo. La tendencia que comenzó a sentirse a partir de abril y se consolidó en los meses subsiguientes, promete profundizarse en noviembre y diciembre con el crudo en sus mínimos históricos.