Las inversiones en generación eléctrica alcanzaron los US$1.500 millones anuales en los últimos cuatro años, y de esa cifra más del 95% fue inversión privada a través de subastas públicas, señaló el viceministro de energía, Edwin Quintanilla.
Quintanilla indicó que el gas natural aparece como el competidor de la energía hidroeléctrica, pero explicó que una política energética requiere equilibrio en tres frentes: competitividad, seguridad y sostenibilidad”.
“Competitividad porque sí el país no es competitivo las inversiones no van a fluir, en tanto, la seguridad energética es importante porque una fuente podría ser muy económica pero insegura y el país no puede correr el riesgo de quedarse sin energía en cualquier momento", anotó.
Asimismo, la sostenibilidad ambiental nos obliga a construir las centrales según estándares internacionales, detalló Quintanilla.
En ese sentido, el viceministro dijo que el Perú tiene tres recursos que son importantes, como los minerales, que son una fuente fundamental y debe ponerse en valor, el gas natural y los recursos renovables (principalmente hidroeléctricas).
Las inversiones en generación eléctrica alcanzaron los 1,500 millones de dólares anuales en los últimos cuatro años, y de esa cifra más del 95% fue capital privado canalizado mediante subastas públicas, destacó el viceministro de Energía, Edwin Quintanilla.
Precisó que el gas natural aparece como el competidor de la energía hidroeléctrica, pero explicó que una política energética requiere equilibrio en tres frentes: competitividad, seguridad y sostenibilidad”.
“Si el país no es competitivo, las inversiones no fluirán. en tanto, la seguridad energética es importante porque una fuente podría ser muy económica pero insegura, y el país no puede correr el riesgo de quedarse sin energía en cualquier momento”, anotó.
Recordó que el Perú tiene tres recursos importantes: los minerales, que son una fuente fundamental y debe ponerse en valor; el gas natural y los recursos renovables (principalmente hidroeléctricas).
Ventaja energética
El Perú tiene un gran potencial de energía hidroeléctrica, que es una de las más renovables del planeta, pues el 23% de la energía proviene de fuentes no contaminantes, resaltó el viceministro Quintanilla.
Indicó que actualmente el país utiliza 3,300 megavatios mediante energía hidroeléctrica, pero el potencial se estima en 70,000 megavatios.
Dijo que el mundo tiene en promedio 9% de energía de fuentes renovables, el Perú cuenta con el 23%.
Desde que el mundo es mundo, la vida ha sido casi la misma en este rincón áspero de los Andes, en donde los hombres trabajan los campos de papa y las mujeres tejen ponchos de lana necesarios para las noches frías en las montañas a 3.500 metros sobre el nivel del mar.
Sin embargo, ha llegado una revolución energética, que está permitiendo a los pobladores aprovechar el claro cielo azul de la sierra peruana y usar la energía solar para alumbrar sus pequeñas viviendas de adobe.
“Ha cambiado nuestro estilo de vida”, dijo José Tello, cuya casa recibió electricidad por primera vez en agosto. “Es más favorable que las velas que usábamos. Se ve mucho mejor”.
Esparcidas por todo el departamento de Cajamarca, 3.900 viviendas recibieron paneles solares como parte de un programa de electrificación rural que el gobierno del presidente Ollanta Humala espera usar como modelo para abastecer a dos millones de personas en 500.000 casas en pueblos aislados a lo largo y ancho de la cordillera de los Andes y la selva Amazónica para 2018. Actualmente, alrededor de un tercio de la población rural de Perú no tiene electricidad.
El programa avanza en momentos en que Perú es anfitrión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En las conversaciones que se llevan a cabo en Lima, la energía solar es una de las soluciones de energía renovable que los representantes de casi 200 países están promoviendo para ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Hacer realidad el programa de Perú será difícil, dicen los expertos de energía que han estudiado los planes del gobierno.
Un gran obstáculo es el mantenimiento de los equipos en zonas de difícil acceso, como las densas selvas en el sudeste del país o los picos de montañas aquí en el norte, anotó Rafael Espinoza, director del centro de energía renovable de la Universidad Nacional de Ingeniería.
Espinoza puntualizó que los paneles instalados en el bosque tropical necesitarían mayor mantenimiento debido a la alta humedad y el calor, que tienden a reducir la eficiencia y duración de sus baterías.
“Es un proyecto demasiado ambicioso”, dijo Espinoza. “La cantidad de profesionales que se van a necesitar es inmensa”.
Trabajadores de la organización española sin fines de lucro Acciona Macroenergía Perú revisan uno de los paneles solares que han instalado en 3.900 viviendas en la sierra peruana. Ryan Dube/The Wall Street Journal
Tampoco está claro si el sistema de 100 watts, suficiente para unos cuantos focos, un cargador de celular, un radio y un pequeño televisor, será suficiente.
Tello, de 29 años, recibió un panel para su techo y quiere poner otro foco afuera de la entrada de su casa, en donde su ganado provee apenas leche suficiente para su familia.
“Hay mucha diferencia con la electricidad”, apuntó Tello. “Nunca lo piensas, pero al final te das cuentas cómo avanza la tecnología”.
Otros que están monitoreando el programa dicen que otro obstáculo es convencer a comunidades aisladas escépticas de personas extrañas de que se inscriban y paguen por una tecnología desconocida.
Esta tarea no fue fácil en Cajamarca, cuyos habitantes no recibieron los beneficios de la década de auge económico de Perú a pesar de su proximidad a algunas de las minas de oro más grandes de América del Sur, en su mayoría operadas por empresas extranjeras. Una señal de la desconfianza de los pobladores es evidente en sus grupos justicieros, que en la ausencia de instituciones públicas implementan la justicia por delitos menores.
“Fue muy difícil poder entrar a las comunidades”, dijo Jessica Olivares, gerente de Acciona Microenergía Perú, la organización española sin ánimo de lucro que instaló paneles en 3.900 viviendas con préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo, y que cobra mensualidades de US$3,40. “Y cuando logramos entrar, desconfiaban de la tecnología”.
Estados Unidos también está prestando atención al experimento de Perú con la energía solar por motivos propios. En noviembre, Stefan Selig, del Departamento de Comercio, viajó a Lima para conversar con el gobierno de Humala sobre oportunidades de inversión en energía solar y otras energías renovables para empresas estadounidenses en Perú.
Selig afirmó que el potencial en el mercado peruano de energía renovable, apuntalado por abundante luz solar y un gobierno receptivo, podría llegar a US$13.000 millones para 2020, incluyendo US$1.600 millones en energía solar.
“Aunque es un mercado nuevo”, dijo Selig, “hay oportunidades significativas”.
Acciona comenzó lentamente, colocando solo un puñado de los paneles hechos en China en 2009. En noviembre, otra empresa, la italiana Ergon Perú, ganó un contrato de 15 años para instalar y mantener 500.000 paneles.
Ahora, con paneles instalados en viviendas en toda la región, las vidas de los pobres están cambiando en formas grandes y pequeñas.
Margarita Cueva, de 47 años, ahora tiene unas cuantas horas adicionales de luz para tejer el hilo de sus ovejas. María Huaccha Raico, de 32 años, usa la electricidad para escuchar las noticias en la radio, mientras que su hija de 10 años hace su tarea por la noche. Y José Huaccha, de 50 años, sin parentesco con María, ahora puede cargar su celular en casa en lugar de tener que viajar semanalmente por una estrecha carretera al pueblo para hacerlo.
“Antes me tomaba cerca de una hora en carro o tres horas caminando”, dijo.
Los nuevos usuarios de los paneles solares se han percatado de que el programa de Acciona —subsidiado por las tarifas eléctricas más altas que el gobierno cobra en otras partes de Perú— puede ser más barato que las velas.
Como tesorero del caserío del Alto Quelluacocha, Huaccha está a cargo de recolectar los pagos mensuales de 56 familias.
“Hay algunos, dos o tres familias, que a veces en un mes se escapan”, dijo. “Pero después todos estamos ahí”.