El perfil crediticio del gobierno chileno, con una ligera carga de deuda (12,8 % del PIB), destaca en el último informe de Moody’s sobre deuda soberana.
El estudio titulado “For Latin American Sovereigns, Hidden Liabilities Add to Credit Risk”, que además incorpora variables la deuda directa y pasivos contingentes de Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, indica que Brasil tiene la carga de deuda general más alta entre los cinco países, mientras que Perú tiene el balance general sujeto a menor gravamen.
En un segundo documento, “2015 Outlook Latin American Banks”, la calificadora de riesgo prevé una perspectiva estable para los bancos de América Latina durante el próximo año, pero con variaciones en las perspectivas individuales.
Respecto a la deuda soberana, el estudio asegura que los pasivos ocultos no directos, tales como pensiones o aquellos que garantizan la deuda de las empresas, son una fuente sustancial de riesgo crediticio para los soberanos de América Latina.
“Los soberanos latinoamericanos están expuestos, en diferentes medidas, a pasivos acumulados por corporaciones y bancos respaldados por el estado o bancos sistemáticamente importantes”, señala Gersan Zurita, Senior Vice President de Moody’s en una nota de prensa.
Alerta por pensiones
El analista agregó que los sistemas de pensiones en “la mayoría de los países están acumulando crecientes pasivos sin financiación a medida que sus poblaciones envejecen”.
En Colombia, Moody’s estima que los pasivos de pensiones serán de 36,6 % del PIB. La agencia espera que el apoyo del gobierno crezca rápidamente para los trabajadores que alcanzan la edad de jubilación, dado que las tasas de ahorro y las contribuciones del sistema de pensiones son bajas. En tanto, en México las pensiones también podrían ejercer presión sobre las finanzas del gobierno. En ese país, los pasivos por pensiones de PEMEX y CFE se ubicaron en 10,2% del PIB, a finales del año pasado.
Por el contrario, Perú tiene el balance general más limpio. Las limitaciones constitucionales en torno a la participación del gobierno en la economía nacional han provocado una carga de deuda directa relativamente menor (19,2 % del PIB) y algunas de las obligaciones indirectas y contingentes más pequeñas con relación al PIB.
En cuanto a Chile, el estudio indica que el sistema bancario registra los pasivos contingentes más elevados de los cinco países analizados. “En Chile, donde la intermediación es la más alta de la región y donde es posible el respaldo del gobierno para los bancos, un rescate de todos los bancos privados de forma simultánea actualmente una situación poco probable, podría potencialmente costarle a la nación un monto equivalente a 43,7% del PIB”.
Brasil sufre
Finalmente, el documento señala que Brasil tiene una cuantiosa deuda indirecta porque es propietario de muchas empresas grandes en varios sectores como el energético y el bancario, entre otros. Por ejemplo, en este último, Caixa tiene pasivos que el gobierno podría posiblemente tomar equivalentes a 12,5% del PIB, lo que se suma a la ya elevada carga de deuda.
En tanto, el 2015 Outlook Latin American Banks”, señala que el país continuará sufriendo por el débil crecimiento económico y la inflación persistente, pero la desaceleración del crecimiento de crédito reducirá las presiones de fondeo y de capital. Sin embargo, al igual que en México, el país se encuentra en vías de alinear sus regulaciones con Basilea III, lo cual ayudará a fortalecer la resistencia de los bancos ante estreses de activos y liquidez.
La implementación gradual de dicho protocolo en Chile y Perú ayudará a fortalecer los estándares de capital y liquidez de sus bancos, pero los “desafiantes marcos de política continuarán afectando el desempeño bancario en Argentina y Bolivia”, indica el estudio.
En Colombia, Moody’s espera que la banca se beneficie de las adecuadas condiciones macroeconómicas, las que continuarán sustentando la calidad de activos y generación de utilidades de los bancos. Sin embargo, debido a la reciente actividad de fusiones y adquisiciones, y de crecimiento orgánico, la capitalización de los bancos colombianos continuará relativamente baja a pesar de las nuevas emisiones de capital, concluye.
Diferencias en el diagnóstico y en el futuro de la economía nacional, expresaron el ex presidente del Banco Central, José de Gregorio y y el ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, en el marco del Foro Económico Thomson Reuters.
Larraín nuevamente apuntó sus dardos al actual Gobierno por el bajo desempeño de la economía nacional.
El director de Clapes-UC señaló que “la incertidumbre lo que hace es posponer los proyectos de inversión y eso es lo que ha pasado en Chile. Hay un compás de espera en los proyectos de inversión”, dijo al insistir en que la actividad no muestra una desaceleración, sino que un frenazo.
En esta línea, anticipó que lo más probable es que el Banco Central ajuste a la baja sus estimaciones en su próximo IPoM (Informe de Política Monetaria), desestimando un punto de inflexión.
En cuanto a las reformas, acusó que existe un problema “en cuanto a la calidad de las políticas más que de comunicación”, y descartó que la economía vuelva a expandirse en torno al 5% en 2015 y 2016. “Si hubiéramos tenido reformas de calidad el clima sería distinto”, manifestó.
En la vereda contraria, el ex presidente del Banco Central, José De Gregorio, enfatizó que el frenazo económico es un fenómeno común en los países de América Latina y que la desaceleración responde al ciclo económico.
De hecho, a su juicio las proyecciones en un principio para la región fueron optimistas justamente porque no miraron que estaban en la parte baja del ciclo.
Aseguró que si bien el Imacec de octubre no mostró un cambio de tendencia expresó su confianza en el futuro: “este ciclo debe detenerse. El ciclo se va a acabar. En algún momento las empresas deberán invertir. El cuándo dependerá de la confianza”.
Al respecto, explicó que “el punto de inflexión se podrá detectar recién cuando hayan pasado tres meses de ese punto”, añadiendo que “tendremos un cuarto trimestre que será mejor. La duda es cuán fuerte será la recuperación”.
Aún así, el economista criticó algunos puntos de la Reforma Tributaria, señalando que “sin duda habrá que hacerle ajustes. A mí tampoco me gusta esto de los dos sistemas tributarios ni los beneficios para los inversionistas extranjeros. Y esos ajustes y de qué naturaleza serán, generan cierto grado de incertidumbre”.
De todas formas, en lo global, defendió el momento de las reformas que impulsa el Gobierno, sosteniendo que en Chile “nos quedamos atrás en temas claves, especialmente en educación superior”, a lo que agregó que “el problema de Chile y América Latina es la desigualdad que si bien ha mejorado, los niveles siguen siendo muy altos”.
Por ello, señaló que al igual que la política monetaria, “cuando uno se queda atrasado hay que ser más agresivo en el movimiento. Es ahí cuando viene la ola, es ahí cuando uno tiene que tener la habilidad y el liderazgo de tomar las demandas y hacer buenas políticas públicas”.