El retiro progresivo de los glaciares del mundo y sus cada vez más delgadas capas de hielo pueden ser considerados como el sistema mundial de alerta temprana del cambio climático, señaló la especialista del Programa de la Unesco sobre El Hombre y la Biosfera, María Rosa Cárdenas.
"El desafío de las delegaciones presentes en Lima para la COP20 es identificar y anticipar estos cambios, como un primer elemento para la formulación de estrategias locales de adaptación a nivel local y regional”, consideró Cárdenas durante la presentación del informe de política Las montañas como torres de agua del mundo.
Por su parte, Anil Mishra, especialista de Programa del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco, recordó que las montañas y sus valles adyacentes ocupan el 24% de la superficie terrestre, y albergan 1,2 mil millones de personas. Además, ofrecen más de 22 servicios ecosistémicos, siendo el suministro de agua uno de los más importantes.
"La importancia de las montañas como fuente de agua dulce justifica su reputación como torres de agua del mundo. Alrededor del 40% de la población mundial depende indirectamente de las montañas para el suministro de agua, biodiversidad, la agricultura y la energía hidroeléctrica", precisó Mishra.
Perú está entre los países más afectados por la desaparición de los glaciares. La Cordillera Blanca (que es la cadena montañosa tropical más alta y con la mayor cobertura glaciar del mundo) ha perdido entre 1970 y 2003 el 22% de su superficie, y mantiene en vilo a los pequeños glaciares, de menos de 5.500 metros de altura, los que –según calculan los científicos– en las próximas décadas podrían derretirse.
En ese sentido, el viceministro del Ambiente, Mariano Castro, destacó que ayer la comisión de descentralización del Congreso aprobó con unanimidad el proyecto de ley que crea el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña.
El derretimiento de los glaciares triplicó su ritmo durante la última década en una zona de la Antártida donde éste ya era importante, reveló este martes un estudio realizado a lo largo de los últimos 21 años.
Los glaciares en el mar de Amundsen, en el oeste de la Antártida, pierden hielo con mayor velocidad que en cualquier otra parte del continente y son los principales responsables de la subida del nivel de los océanos, recuerdan los investigadores de la Universidad de California en Irvin y del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la Nasa.
Dos estudios llevados a cabo en mayo pasado concluían que el derretimiento de grandes glaciares del oeste antártico, que contienen suficiente hielo como para que el nivel de los océanos suba un metro, se acelera con el calentamiento global, y el efecto parece irreversible.
Pero este estudio es el primero que evalúa y cruza datos de observaciones hechas mediante cuatro métodos de medición del derretimiento de los glaciares, que permiten establecer una estimación del volumen y del ritmo de pérdida de hielo en dos décadas, explican los científicos cuyo trabajo será publicados en la revista Geophysical Research Letters con fecha del 5 de diciembre.
"La pérdida de masa de estos glaciares se acelera a un ritmo sorprendente", destaca Isabella Velicogna, científica en la Universidad de California en Irvin (UCI) y en el JPL, coautora del trabajo.
"Varios estudios anteriores sugerían que esta región del oeste de la Antártida cambiaba muy velozmente desde los años 1990 y quisimos ver cómo las diferentes técnicas medían ese cambio", añade Tyler Sutterley, del UCI, el principal autor.
"El hecho de que cuatro técnicas arrojen los mismos resultados nos conforta en la idea de que nuestras mediciones son exactas", subraya.
Se trata de mediciones satelitales y por radar de la Nasa y de la Agencia Espacial Europea (ESA), así como siguiendo el modelo de clima atmosférico de la Universidad de Utrecht en Holanda.
El volumen total de hielo que se perdió desde 1992 fue en promedio de 83.000 millones de toneladas anuales. En comparación, los glaciares de la Antártida se derritieron lo equivalente a un monte Everest cada dos años durante los últimos 21 años. El Everest pesa 161.000 millones de toneladas.
El ritmo en la desaparición de estos glaciares también se aceleró un promedio de 6.100 millones de toneladas cada año desde 1992 y entre 2003 y 2009, cuando los cuatro métodos fueron usados en simultáneo, el ritmo de derretimiento de los glaciares creció en 16.300 millones de toneladas anuales, es decir que casi se triplicó en comparación con el conjunto del período de 21 años.
Los resultados de este último estudio se publicaron en momentos en que se llevan a cabo en Lima, Perú, dos semanas de negociaciones internacionales sobre el clima consideradas cruciales para llegar a un acuerdo global de lucha contra el calentamiento a fines de 2015 en París.
Los gases de efecto invernadero, entre los que destaca el dióxido de carbono (CO2), aumentaron 45% desde 1990, lo que podría convertir el 2014 en el año más cálido a nivel mundial desde que se tienen registros, en 1880.
El derretimiento de los glaciares triplicó su ritmo durante la última década en una zona de la Antártida donde éste ya era importante, reveló un estudio realizado a lo largo de los últimos 21 años.
Los glaciares en el mar de Amundsen, en el oeste de la Antártida, pierden hielo con mayor velocidad que en cualquier otra parte del continente y son los principales responsables de la subida del nivel de los océanos, recuerdan los investigadores de la Universidad de California en Irvin y del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la Nasa.
Dos estudios llevados a cabo en mayo pasado concluían que el derretimiento de grandes glaciares del oeste antártico, que contienen suficiente hielo como para que el nivel de los océanos suba un metro, se acelera con el calentamiento global, y el efecto parece irreversible.
Pero este estudio es el primero que evalúa y cruza datos de observaciones hechas mediante cuatro métodos de medición del derretimiento de los glaciares, que permiten establecer una estimación del volumen y del ritmo de pérdida de hielo en dos décadas, explican los científicos cuyo trabajo será publicados en la revista Geophysical Research Letters con fecha del 5 de diciembre.
"La pérdida de masa de estos glaciares se acelera a un ritmo sorprendente", destaca Isabella Velicogna, científica en la Universidad de California en Irvin (UCI) y en el JPL, coautora del trabajo.
"Varios estudios anteriores sugerían que esta región del oeste de la Antártida cambiaba muy velozmente desde los años 1990 y quisimos ver cómo las diferentes técnicas medían ese cambio", añade Tyler Sutterley, del UCI, el principal autor.
"El hecho de que cuatro técnicas arrojen los mismos resultados nos conforta en la idea de que nuestras mediciones son exactas", subraya.
Se trata de mediciones satelitales y por radar de la Nasa y de la Agencia Espacial Europea (ESA), así como siguiendo el modelo de clima atmosférico de la Universidad de Utrecht en Holanda.
El volumen total de hielo que se perdió desde 1992 fue en promedio de 83.000 millones de toneladas anuales. En comparación, los glaciares de la Antártida se derritieron lo equivalente a un monte Everest cada dos años durante los últimos 21 años. El Everest pesa 161.000 millones de toneladas.
El ritmo en la desaparición de estos glaciares también se aceleró un promedio de 6.100 millones de toneladas cada año desde 1992 y entre 2003 y 2009, cuando los cuatro métodos fueron usados en simultáneo, el ritmo de derretimiento de los glaciares creció en 16.300 millones de toneladas anuales, es decir que casi se triplicó en comparación con el conjunto del período de 21 años.
Los resultados de este último estudio se publicaron en momentos en que se llevan a cabo en Lima, Perú, dos semanas de negociaciones internacionales sobre el clima consideradas cruciales para llegar a un acuerdo global de lucha contra el calentamiento a fines de 2015 en París.
Los gases de efecto invernadero, entre los que destaca el dióxido de carbono (CO2), aumentaron 45% desde 1990, lo que podría convertir el 2014 en el año más cálido a nivel mundial desde que se tienen registros, en 1880.
Mediante un gran trozo de hielo que, con el transcurrir de los días, se derrite, Voces por el Clima, certamen de la COP20, busca sensibilizar a la ciudadanía sobre el daño que el cambio climático hace a los glaciares del mundo, que día a día retroceden y disminuyen.
En el pabellón "Montañas y aguas" de Voces por el Clima, en las instalaciones del Jockey Club del Perú, en Surco, el público puede apreciar el bloque de hielo que simula ser uno de nuestros glaciares y que con el paso de los días cede y se convierte en agua por efecto de la temperatura elevada como consecuencia del cambio climático.
"Queremos demostrar que, si seguimos así, en menos de 40 años nos quedaremos sin glaciares", afirma Claudia Gonzales, voluntaria de la COP20, quien se encarga de explicar al público asistente cuál es la situación de los nevados en el país.
Según lo expone, no obstante que en el Perú hay suficiente agua, Lima es la segunda ciudad más desértica del mundo después de El Cairo.
El agua en el país se halla mal distribuida, pues, en la Selva está la mayor parte (97 %), que proviene de la vertiente del Atlántico y es usada por el 31 por ciento de la población total del Perú.
Sin embargo, el 2 % viene del Pacífico y abastece al 66 % de los habitantes concentrados sobre todo en las grandes ciudades de la costa.
A ello se suma la vertiente del lago Titicaca, que proporciona el 1 % del agua para el 3 % de la gente, principalmente de Puno.
El propósito de esta representación en Voces por el Clima es que el público sepa qué pasará con nuestro planeta si no cambiamos de actitud.
Voces por el Clima tendrá sus puertas abiertas al público hasta el 12 de diciembre de las 10:00 a las 22:00 horas, en el Jockey Club, en el distrito de Surco. El acceso para peatones es por la puerta 3; en tanto que los visitantes que lleguen con sus vehículos deben ingresar por la puerta 4.