Por Lucia Salinas.
El mismo día que Clarín reveló vínculos comerciales con algunos integrantes del directorio de Hotesur S.A. firma de la presidenta Cristina Kirchner investigada por la justicia, Cristóbal López buscó despegarse del escándalo que tiene en el centro de la polémica a otro empresario amigo del poder, Lázaro Báez. Voceros de López aseguraron ayer a este diario que el “zar del juego” no tiene “nada que ver” con la causa ni con las sospechas de lavado de dinero.
Tal como publicó Clarín ayer, en el entramado de personajes vinculados a Hotesur saltó el nombre de López, empleador de dos de las personas que integran el directorio de la empresa propietaria del hotel Alto Calafate de la familia presidencial. En el entorno de López reconocieron que Osvaldo Sanfelice -socio de Máximo Kirchner y a nombre de quien se certificó la compra del Alto Calafate- y Romina Mercado -hija de Alicia Kirchner- son “empleados hace mucho tiempo de Cristóbal, pero son vínculos por afuera de la situación de Hotesur”, indicó un vocero.
“No hay nada oculto”, insistió una persona de la confianza de López. Pero los nombres en común con los Kirchner y Báez son innegables y la lupa de la Justicia sobre Hotesur, los reúne. En el directorio de la firma allanada hace dos semanas y sospechada de ser utilizada para maniobras de lavado de dinero, aparece Romina Mercado; además de sobrina de Cristina, es empleada de Cristóbal en Inversora M&S, financiera del Grupo Indalo, de López. Romina fue una de las beneficiadas con la venta a precio de vil de los terrenos de El Calafate, y su hermana Natalia fue quien investigó a su propio tío en la denuncia por la compra – venta de terrenos en la Villa Turística.
Con Osvaldo “Bochi” Sanfelice, los vínculos con López son más estrechos. “Hace muchos años que Bochi trabaja para él (por Cristóbal)”, admitió uno de sus voceros. Los papeles exponen esto. En 2008 constituyeron juntos Talares de Posada, una empresa que iba a dedicarse a obras de ingeniería, pero el emprendimiento nunca prosperó y sólo quedó la conformación societaria.
Desde 2009, Sanfelice, socio de Máximo en la inmobiliaria que históricamente administró las propiedades de la familia presidencial, en Río Gallegos, es empleado de Cristóbal en Alcalis de la Patagonia, única empresa productora de carbonato de sodio de Sudamérica. Los asesores de López se mostraban ayer confiados en que la investigación sobre Hotesur no va a salpicar al zar del juego. “No tiene nada que ver con esa causa”, repitieron mientras admitían los vínculos con integrantes del directorio de la firma dueña del Alto Calafate.
La causa de Hotesur se convirtió en una especie de “caja de Pandora” que día a día va revelando nuevos datos y nombres vinculados al matrimonio Kirchner y sus negocios hoteleros en El Calafate. Como una defensa ensayada y que siempre consideran importante resaltar, desde el entorno íntimo de López señalaron: “Si con alguien no tiene absolutamente nada que ver Cristóbal es con Lázaro”.
Pero hay innegables puntos de encuentro. Los empresarios K compartieron beneficios en el terruño presidencial. Compraron en la Villa Turística terrenos lindantes por $ 7,50 y cada uno levantó su propio emprendimiento. López unas viviendas y Báez un “shopping” que nunca funcionó como tal y espera convertir en un hotel de cuatro estrellas. En 2008 fueron beneficiados, cada uno, con siete áreas secundarias de exploración petrolera en Santa Cruz. Pero se enfrentaron en la contienda millonaria (US$ 4.714 millones) por las represas “Néstor Kirchner “ y “Jorge Cepernic”. Ninguno llegó y Lázaro siempre apuntó contra Cristóbal por “operar mediáticamente en su contra para que Cristina se enoje con él”.
El argumento del “zar del juego” para distanciarse de cualquier denuncia y negocio de Báez es diferente: “Cristóbal era empresario antes de conocer a Kirchner y desarrolló su negocio”. Al titular de Austral Construcicones, envuelto cada vez en más denuncias e investigaciones, se le conocía como patrimonio antes de conocer a Néstor Kirchner un Falcon modelo 72 y una vivienda en un barrio de casas sociales en Río Gallegos.
Por Nicolás Wiñazki.
La empresa Hotesur, con la que los Kirchner manejan su hotel Alto Calafate, resume los vínculos de la familia con los dos empresarios a los que oposición acusa de ser “socios” de la Presidenta en negocios no declarados. Uno es el constructor Lázaro Báez. El otro es el zar del juego, Cristóbal López.
La Justicia investiga a Hotesur para determinar si funcionó de modo irregular con protección del Estado, pero también para establecer si la compañía fue utilizada para lavar dinero.
Varias de las personas investigadas por Bonadio en este expediente forman parte de la trama de Hotesur y también participan en negocios de Cristóbal López.
Hasta fines del 2013, el hotel Alto Calafate fue administrado por una empresa de Lázaro Báez, quien fue acusado de alquilar cientos de habitaciones vacías, una maniora básica de quienes buscan blanquear divisas ilegales. El constructor es investigado por lavado en Suiza, Uruguay, los Estados Unidos y Argentina.
El jueves pasado, el juez del caso Hotesur, Claudio Bonadio, le pidió a la AFIP las declaraciones juradas de impuestos de la Presidenta; sus dos hijos, Máximo y Florencia; y las de quienes figuraban como integrantes del último directorio registrado de Hotesur.
Cristóbal López hace negocios y emplea a algunos de los protagonistas de esa pesquisa.
El empresario, amigo de los Kirchner, es dueño de casinos, bingos, una petrolera, maneja concesiones de rutas y controla medios audiovisuales. Néstor Kirchner fue quien le permitió extender sus licencias de juego en Santa Cruz y en el Hipódromo de Palermo, medidas claves para su éxito. El ex mandatario lo trataba a menudo y lo llamaba “Cristóbal”, a secas.
Los negocios de sus herederos siguen hoy vinculados entre sí.
El presidente de Hotesur, por ejemplo, es Osvaldo Sanfelice, quien a su vez es socio de de Máximo Kirchner en la firma Negocios Inmobiliarios S.A; y también maneja la compañía que administra el Alto Calafate, llamada Idea S.A.
El emprendedor Sanfelice es un punto de unión entre los Kirchner, Báez y Cristóbal.
Según los registros públicos, el presidente del hotel K es empleado de López en la firma Alcalis de la Patagonia, única productora de carbonato de sodio de latinoamérica, según describe su web.
En el 2008, Cristóbal creó la empresa Talares de Posadas con un único socio, Sanfelice. La firma fue registrada para poder realizar diversas actividades, como obras de ingeniería, construcción y operaciones financieras, entre otras cosas.
Sanfelice es un personaje peculiar en el entorno presidencial: es empleado de Cristóbal López, de la Presidenta, y a la vez es socio de su hijo.
Otro vínculo entre Hotesur y los negocios de López es Romina Mercado, hija de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
La sobrina de la Presidenta fue inscripta en noviembre del 2008 como directora titular de Hotesur.
Según los registros públicos, Mercado es hoy empleada de una de las compañías más grandes de Cristóbal: Inversora M&S. Esa firma es utilizada por el zar del juego para realizar operaciones financieras con otras de sus compañías, como Oil Combustibles e Indalo Petróleo, entre otras. Bonadio también pidió a la AFIP información de la sobrina de la Presidenta.
Los vínculos entre Hotesur y las empresas de López incluyen a personas que ocupan roles relevantes en cuestiones administrativas.
La escribana María Bulubasich, por ejemplo, certificó un acta de Hotesur cuando fue comprada por los Kirchner. Y es la misma que trabajó en la formación o fusión de varias de las empresas de Cristóbal.
Algo parecido pasó con el escribano de Báez y los Kirchner, Ricardo Albornoz. Trabajaba en la administración Hotesur pero ayudó a López a comprar un hotel con el que supuestamente competía en El Calafate: Los Notros.