Por: Ricardo Ríos.
-Cristina, vos sabés, no tenemos una postura rupturista, lo único que buscamos es que los trabajadores tengan un respiro -dijo el sindicalista-. No te pedimos que modifiques la tablita de las escalas, sólo querríamos que exceptúes de tributar el medio aguinaldo...
-Bueno, veremos, dejámelo pensar... -respondió la Presidenta sin comprometerse a nada concreto, aunque abriendo, sí, la chance de una revisión.
En esos términos fue el intercambio que mantuvieron a solas el martes por la tarde la doctora Kirchner y el dirigente de la Uocra, Gerardo Martínez. Acababa de terminar la convención de la Cámara Argentina de la Construcción que se realizó en el Hotel Sheraton, donde Cristina, en su discurso, bajó la persiana a la posibilidad de exceptuar de Ganancias a los aguinaldos de fin de año alcanzados por ese tributo.
La petit entrevista con Martínez sólo fue posible gracias a la predilección que siente Cristina por el dirigente constructor (ver foto).
Ajeno a lo que se hablaba en la privacidad de esas cuatro paredes, el sindicalismo kirchnerista, agrupado en la CGT oficialista del metalúrgico Antonio Caló, sintió como una cachetada dolorosa la ratificación presidencial de que no habría exenciones impositivas de ningún tipo, dada la manifiesta imposibilidad del Gobierno para desprenderse de los cuantiosos fondos que le reporta Ganancias.
Se trata de una profunda impotencia, con mezcla de bronca, la de los hombres de la central oficialista, que de verdad creían que la Presidenta les ofrendaría a ellos el triunfo de una concesión exclusiva, dado los esfuerzos de esa central para mantener en el tiempo el papel de contención social que dicen representar.
Sintieron además, producido el anuncio público, que la jefa del Ejecutivo había vaciado de sentido la chance de conceder la audiencia que previamente habían solicitado sus dirigentes aliados para abordar el tema. Apenas si bajaron un tanto los decibeles del fastidio después que Gerardo Martínez informara a su pares el contenido de su charla con la Presidenta.
La dirigencia gremial, incluidas las centrales alternativas, interpretan que la intransigencia oficial remite en verdad a un capricho personal de Cristina, que contrasta con la actitud mucho más comprensiva que dicen percibir en el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, cuando en privado éstos escuchan los rezongos de la corporación sindical.
"Los números de la situación fiscal determinan que el Gobierno bien podría hacer el esfuerzo de desgravar los medio aguinaldos sin resentir sus obligaciones", dijeron a Infobae voceros oficialistas, que ahora se preguntan qué utilidad podría tener una reunión con la Presidenta cuando todo parece dicho. También les parece en balde reunir al consejo directivo de esa central para analizar un fracaso, que, por estruendoso que sea, no será replicado con ninguna medida de fuerza.
En distinta posición han quedado parados los gremios díscolos del transporte, que ayer protagonizaron una medida de fuerza de corta duración a la que calificaron de casi perfecta, de altísimo acatamiento. Además de un bono navideño de 4 mil pesos, también reclamaron al Gobierno que librara a los aguinaldos de Ganancias, para que el impuesto no se las fagocite.
Entienden al fin que se alcanzaron los objetivos que se habían propuesto de hacerse oír en la Casa Rosada, provocando trastornos en todos los servicios de pasajeros, sin tener que escuchar grandes reproches esta vez del público usuario. Hasta les resultaron inofensivas las previsibles caracterizaciones de paro político formuladas por los funcionarios al referirse a las asambleas simultáneas de 4 a 7 (el eufemismo elegido para no hablar de huelga) en las distintas terminales de colectivos, camiones, trenes, aviones y en las estaciones aeroportuarias.
No sólo juzgaron exitosa la medida por sus repercusiones: todavía no se creen haber podido compatibilizar una medida que demandó superar las mutuas desconfianzas entre varias de las organizaciones convocantes. Concretamente, había reservas sobre cómo jugarían a la hora de la verdad los gremios aeronáuticos y en especial los choferes de colectivos, que durante el último paro general se habían borrado sobre la hora, tras el intenso lobby que ejerció la administración K sobre la UTA.
También consideraban ganancia pura las protestas en algunas líneas del Subterráneo de Buenos Aires, que parecieron plegados a la movida cuando en realidad no estaba en los planes de nadie. Esto, más los inconvenientes ocasionados por un "sugestivo" apagón, hicieron que viajar ayer bajo tierra se transformara en un auténtica pesadilla.
La protesta de los transportistas envalentó a muchos, empezando por los Moyano. Papá Hugo prometió volver a las pistas con acciones más pesadas. Pablo hijo, en cambio, anunció un paro de camioneros de 24 o 48 horas el mes que viene. El ferroviario Omar Marurano plantea directamente un paro general.
El dirigente trotkista Néstor Pitrola consideró que los gremios del transporte reclamaron una aspirina para combatir un cáncer y el Gobierno dijo no. Esa reflexión lo llevó a predecir un diciembre muy movido.
Los huelguistas volverán a reunirse la semana próxima para analizar los pasos a seguir. El gran problema es la proximidad de diciembre, un mes sensible en la Argentina si los hay, toda vez que la mayoría de los estallidos sociales que se produjeron en el país durante los últimos años ocurrieron en esa época. Y la mayoría de los sindicalistas, con Moyano a la cabeza, no quisieran quedar asociados a supuestas maniobras disolventes que pongan a Cristina contra la pared.
En medio de este clima suenan algo desafinadas las declaraciones que se escuchan por ahí tratando de incentivar la unidad del movimiento obrero. Sin demasiados fundamentos ni detalles precisos se habla de una reunión anticipatoria de lo que recién se plasmaría en 2015. Medio en el aire, algunos arriesgan un próximo encuentro a la luz pública y la redacción de un documento con una especie de declaración de principios. Pero todo parece verde.
"Algunos se manifiestan por la unidad mientras al mismo tiempo alientan la creación de sindicatos paralelos, como pasa en Ferrocarriles con una organización que buscaría competirle a la Asociación del Personal de Dirección Ferroviaria (Apdfa)". El vocero que esto dijo a Infobae augura por lo menos problemática la vuelta a una sola CGT.
Por Luis Autalán.
En estilo directo el ministro de Economía Axel Kicillof reiteró, frente a 600 afiliados metalúrgicos, que no habrá cambios en los descuentos que por Ganancias se aplican a los sueldos. “No vengo aquí a mentirles, ni a decirles lo que expresan algunos candidatos a presidente: el impuesto a las Ganancias se tiene que aplicar. Se puede discutir si la tablita está bien o mal, pero esto afecta solo al 10% del universo laboral”.
Con el mismo énfasis adosó la muletilla conceptual del Ejecutivo sobre que “los que más perciben aportan para los que menos tienen”.
La convocatoria de la Juventud de la UOM,que finalizó ayer en la ciudad de Mar del Plata tuvo al titular del Palacio de Hacienda como expositor y su mensaje no ofreció novedades argumentales en cuanto a la definición de la Casa Rosada con respecto al uso de lo que recauda la Afip por el llamado impuesto al sueldo.
Con esta tónica repasó los ejes del modelo: fondos para las políticas de impacto social, promover el mercado interno y estimular la producción nacional, fueron los ejes que remarcó Kicillof. “La política del ajuste, fracasó una y otra vez, pero está viva. Por eso tenemos que defender todo lo conseguido, por ejemplo que la UOM haya pasado de 50 mil afiliados a 250 mil, esto prueba de que nos espera un gran futuro por esta senda”, aseguró.
En ese estrado de la UOM marplatense Antonio Caló escuchó en público argumentos que ya conoce con respecto a que no habrá cambios en Ganancias . Sin perjuicio de las palabras de Kicillof el titular de la CGT cercana al Gobierno mantiene su expectativa para que la Presidenta Cristina Fernández exima de descuentos -vía Afip- al sueldo anual complementario, como sucedió a fines de 2012.
Las palabras de Kicillof versaron sobre política por encima de definiciones económicas, y así admtió que el Gobierno cree en una posible solución al conflicto con los Fondos Buitres,”pero es difícil y no está tan cerca”.
Para el funcionario nacional hay una estrategia de la oposición y los medios en “fogonear optimismo” a fin de jaquear al Gobierno imputándole “negligencia” en esa puja.
“Los fondos buitres no están interesados en cobrar, lo que quieren es destruir la reestructuración de deuda lograda en 2005 y 2010, para que la Argentina se vuelva a endeudar” dijo Kicillof. El auditorio sindical aplaudió las palabras del ministro y también hubo satisfacción cuando, entre bambalinas, trascendió que existe un “semiacuerdo” con las cámaras empresarias por el bono de fin de año.
Simétricos
A la hora de remarcar sintonías Kicillof agradeció el apoyo de la UOM cuando fue designado como director de la empresa Siderar en 2011, “el Estado debe controlar que no haya abusos y el sector privado invertir, producir más y no subir los precios, porque no hay que perjudicar a los trabajadores”. No faltó un párrafo especial dedicado para la flexibilización laboral, las tendencias europeas y los nostálgicos de los 90. “Los argentinos conocemos muy bien lo que significa; congelar los salarios”. Caló asintió y dejó su reconocimiento al bloque juvenil de su gremio “es la primera vez que la Uom realiza un Congreso como este. La idea es enriquecer y capacitar cada día más a los jóvenes metalúrgicos, en especial a aquellos están volcados a la vida sindical”, subrayó.