Atrás quedaron las promesas populistas de la campaña electoral. En un giro pragmático, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció ayer oficialmente su nuevo equipo económico, que planteó de inmediato la necesidad de un fuerte ajuste fiscal y un riguroso control de la inflación. Busca así que el país recupere la credibilidad de los inversores y vuelva a crecer a un ritmo sostenido.
El banquero Joaquim Levy, conocido como "Manos de Tijera" por su apego a la austeridad y el recorte de los gastos públicos, sucede a Guido Mantega como ministro de Hacienda. En su primera conferencia de prensa, Levy, que fue ministro del Tesoro durante el gobierno de Lula da Silva, dejó en claro que su meta para 2015 es que Brasil obtenga un superávit fiscal primario del 1,2% del PBI.
"Alcanzar estas metas es fundamental para generar confianza, y para retomar el crecimiento y consolidar los avances sociales de los últimos 20 años", dijo el flamante ministro.
Levy, un economista de perfil liberal ortodoxo que hasta ahora se desempeñaba como ejecutivo del banco privado Bradesco, estuvo acompañado en su presentación en Brasilia por el ex secretario ejecutivo del Ministerio de Economía Nelson Barbosa, que tomará las riendas del estratégico Ministerio de Planificación -en lugar de Miriam Belchior-, y por el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, que se mantendrá en el cargo.
La presidenta recientemente reelegida no estuvo presente en el acto, y sólo se leyó un mensaje suyo. La asunción de los nuevos funcionarios se hará efectiva cuando el equipo de transición termine de diseñar las medidas que podrían ser implementadas incluso antes de que Dilma comience su nuevo mandato, el 1° de enero.
Levy apuntó que el objetivo inmediato de su equipo será establecer una meta de superávit primario para los próximos años: 1,2% del PBI para 2015 y no inferior a 2% para 2016 y 2017, frente al 0,61% en lo que va de este año.
Por su parte, Barbosa y Tombini prometieron una lucha sin tregua a la inflación. "Trabajaré en conjunto con los demás grupos para el crecimiento de la economía brasileña, con control riguroso de la inflación, estabilidad fiscal y generación de empleo", dijo Barbosa. "No seremos complacientes con la inflación", reafirmó, por su parte, Tombini.
Desde que Dilma llegó al poder, en 2011, Brasil ha tenido un decepcionante ritmo de crecimiento económico, muy alejado del 7,5% de expansión que se vivió en 2010, el último año de la administración de Luiz Inacio Lula da Silva. En 2011 la economía creció 2,7%, 1% en 2012, 2,3% en 2013, y este año la perspectiva es que el aumento del PBI sea de un mísero 0,2%. En tanto, los gastos del gobierno no paran de crecer, así como la tasa de inflación, actualmente en 6,5%, justo en el límite superior establecido por las propias autoridades.
Levy no quiso adelantar medidas concretas, pero subrayó que se harán grandes esfuerzos para recuperar el equilibrio de las cuentas públicas.
"Alcanzar esas metas es fundamental para el aumento en la confianza en la economía brasileña y creará la base para un crecimiento económico, consolidando los avances sociales, económicos e institucionales practicados en los últimos 20 años", destacó.
Este año el gobierno va a incumplir su meta de lograr un superávit del 1,90% y actualmente está intentando modificar en el Congreso la ley de los presupuestos para no incurrir en un delito, ya que lo más probable es que las cuentas públicas terminen el año con saldo en rojo.
Levy afirmó que el gobierno "dará ejemplo aumentando el ahorro" y adelantó que entre las propuestas en las que trabaja se estudiará una disminución de los gastos públicos.
La designación del nuevo equipo económico, cuyos nombres ya se habían filtrado la semana pasada, fue muy bien recibida por los analistas económicos, en tanto que dentro del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) diversos dirigentes han expresado tras bambalinas su disconformidad con el futuro ministro de Economía, a quien ven fuera de sintonía con las políticas sociales defendidas primero por Lula y luego por Dilma, su heredera política.
"Dilma tomó una decisión pragmática con el nombramiento de Levy. Pero no tenía otra salida; para ella se trata de una situación de supervivencia frente a indicadores económicos que se están deteriorando y amenazan con tener un impacto pronto en el desempleo (hoy de apenas 5%) y el nivel de renta de los brasileños", señaló a LA NACION el economista Silvio Campos, de la consultora Tendencias.
Campos reconoció que la elección de Levy, una figura muy bien conceptuada tanto dentro como fuera del país, era una opción mucho mejor que la que los mercados hubieran podido anticipar.
El punto crucial es si la presidenta, que ha desplegado estos años una política personal muy intervencionista del Estado en la economía, le dará suficiente margen de acción a Levy.
"Existe preocupación por la convivencia. El cuadro que tenemos no es fácil de revertir, requiere un trabajo difícil y de largo plazo, como para que el país pueda reavivar el crecimiento recién en 2016, con suerte. Y tener una jefa que no cree realmente en que un fuerte ajuste es necesario plantea un serio riesgo de aquí para adelante", opinó Campos.
EL SANTANDER PROMETE MÁS CRÉDITOS
"La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, se comprometió ayer a conceder 10.000 millones de dólares en créditos para proyectos de infraestructura en Brasil, uno de los principales mercados del prestamista español.
En un comunicado difundido por la empresa, se informó de una reunión de Botín con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y el banco reafirmó su compromiso de entregar más préstamos a pequeñas y medianas empresas en la economía más grande América latina.
"Brasil es estratégico para el Grupo Santander. Solamente este año ya invertimos más de 4000 millones de dólares y continuaremos invirtiendo, pues tenemos plena confianza en el desarrollo del país", declaró Botín.
El Banco Santander Brasil es el mayor prestamista extranjero en el país.
Estos fueron los tres primeros nombramientos de Rousseff para su segundo mandato, que se iniciará el próximo 1 de enero, y todos se circunscriben al equipo económico. Los nuevos ministros asumirán sus cargos oficialmente en enero, pero comenzarán a trabajar hoy mismo y cohabitarán con sus antecesores, el actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, y la de Planificación, Miriam Belchior.
Rousseff agradeció a Mantega su "dedicación" y destacó que ha sido el ministro "más longevo" de la época democrática, al mantenerse doce años consecutivos en el cargo. "En sus doce años de gobierno, Mantega tuvo un papel fundamental en el enfrentamiento de la crisis económica internacional, dando prioridad a la generación de empleos y a la mejoría de la renta de la población", afirmó Rousseff en un comunicado.
El nuevo titular del Palacio de Hacienda brasileño tendrá por delante el desafío de reactivar a la mayor economía latinoamericana y la séptima del mundo, que prácticamente no crecerá en 2014, en su cuarto año consecutivo de magro crecimiento tras la fuerte expansión de 7,5% en 2010.
Todo eso en un contexto en que Brasil registra una inflación de 6,59% en 12 meses, por encima del techo de la meta oficial de 6,5% y mucho más alta que el centro de la meta, de 4,5 por ciento.
Según la prensa brasileña, el sucesor de Guido Mantega será Joaquim Levy, un doctor en economía de la Universidad de Chicago, de 53 años, un ex funcionario del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Banco Interamericano de Desarrollo apodado "Manos de Tijera".
Levy, que según analistas conducirá una política ortodoxa y recortará el gasto para lograr que la séptima economía vuelva a crecer, ocupó también cargos en los ministerios de Hacienda y Planificación de Brasil.
Desde 2010 es el director de la gestión de fondos de inversión del banco Bradesco, el segundo banco privado del país.
"El nuevo equipo económico será anunciado mañana (jueves)", dijo la presidencia brasileña en un comunicado, sin anunciar a qué hora. "No está prevista una ceremonia de asunción del cargo. Los integrantes del nuevo equipo trabajarán en el palacio de Planalto durante el período de transición", añadió.
La decisión es esperada desde el viernes pasado, cuando la Bolsa de San Pablo se disparó 5,02% al cierre debido a la expectativa de un ministro de Hacienda más ortodoxo.
Críticas propias y ajenas
El opositor socialdemócrata Aécio Neves, que perdió el ballottage del 26 de octubre frente a Rousseff, estimó que la designación de Levy en el gabinete de Rousseff es "lo mismo que invitar a un funcionario de la CIA para dirigir la KGB", según el periódico O Globo.
A su vez, buena parte del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT, en el poder desde 2003) no ocultó su desilusión con la probable designación de Levy en Hacienda, y posiblemente de la senadora Katia Abreu -una de las mayores representantes del agronegocio brasileño- al frente del Ministerio de Agricultura.
En igual sentido, intelectuales como el teólogo Leonardo Boff y líderes de movimientos sociales -incluido el Movimiento de campesinos Sin Tierra- calificaron la decisión de designar a Levy en Hacienda como una "regresión" en un manifiesto.
Según el diario Valor, el equipo económico del segundo gobierno de Rousseff estará además formado por Nelson Barbosa como nuevo ministro de Planificación y por Alexandre Tombini, que continuará a la cabeza del Banco Central.
La misión encabezada por fiscales del Ministerio Público Federal de Brasil se reunió con miembros de la Justicia de Suiza y lograron el acuerdo.
El Gobierno de Suiza aprobó repatriar a Brasil 26 millones de dólares del exdirector de Abastecimiento de Petrobas, Paulo Roberto Costa, uno de los principales implicados en el escándalo de corrupción de la mencionada petrolera.
Una misión encabezada por fiscales del Ministerio Público Federal (MPF) de Brasil logró el acuerdo luego de reunirse con miembros de la Justicia de Suiza. Tras la decisión, se devolverá a Petrobas parte de los fondos desviados por contratos inflados con empresas privadas, según reseña Ria Novosti.
Autoridades suizas señalaron que Costa mantenía 12 cuentas bancarias en ese país, que en total sumaba 29 millones de dólares, de los cuales 23 millones estaban a su nombre y los seis restantes a nombre de sus hijas, familiares y del ayudante inversor, Alberto Yousseff.
Declaraciones de la Policía Federal señalan que el dinero fue desviado por una red de corrupción liderada por Yousseff, que asciende a más de 10.000 millones de reales (unos 3.965 millones de dólares) y que podría estar oculto en paraísos fiscales.
El pasado 14 de noviembre autoridades brasileñas arrestaron al exdirector de Servicios de Petrobras y a directivos de nueve empresas, por su presunta implicación en un caso de lavado de dinero y sobrefacturación que habría movido unos tres mil 850 millones de dólares.
El dinero fue depositado en cuentas del país europeo por el ex director exdirector de Abastecimiento de la petrolera estatal brasileña, Paulo Roberto Costa.
Este directivo destapó el caso cuando acusó a más de 40 políticos de haber participado en un gran sistema basado en sobornos durante los últimos diez años.
Además de la corrupción, la presidenta Rousseff deberá hacer frente en su segundo mandato a la crisis económica del país.
El próximo 1 de enero de 2015, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inicia su segundo mandato de cuatro años, tras las últimas elecciones en las que se impuso por la mínima a su rival, Aécio Neves.
Y lo hace teniendo que afrontar uno de los mayores escándalos de corrupción del país iberoamericano, el que destapó un ex director exdirector de Abastecimiento de la petrolera estatal brasileña, Paulo Roberto Costa, cuando acusó a más de 40 políticos de haber participado en un gran sistema basado en sobornos durante los últimos diez años.
Según el testimonio de Paulo Roberto Costa -que fue arrestado en 2013 y cumple ahora condena-, los funcionarios estaban presuntamente involucrados en una trama de lavado de dinero y sobornos a partir de contratos de la empresa. Costa argumentó que los políticos recibieron 3% de comisiones sobre el valor de los contratos firmados con Petrobras cuando él era el director de abastecimiento de Petrobras, de 2004 a 2012.
En relación a este caso, la Justicia suiza ha autorizado la repatriación de 26 millones de dólares que fueron depositados en cuentas del país europeo por Paulo Roberto Costa.
Tres fiscales brasileños viajaron a Suiza esta semana para acordar los términos de la operación. Y según el diario brasileño 'O Globo', hubo un clima de "muy buena" cooperación entre los funcionarios de ambos países.
Petrobras también ha contratado dos auditores externos para investigar el impacto de los supuestos delitos cometidos por el exdirector de Abastecimiento de la compañía pública.
Como decíamos, este escándalo de corrupción ha salpicado de lleno a la presidenta, Dilma Rousseff, que durante años estuvo en la dirección de Petrobras, justo cuando supuestamente se estaban cometiendo estos delitos.
Y además de este asunto de corrupción, Rousseff deberá hacer frente a la reciente crisis económica que ha llevado a Brasil a casi una recesión, cuando hace cuatro años exhibía un crecimiento anual de 7,5 %.