Por Pablo Fernández Blanco.
Por más irónico que suene, la plata no le alcanzó al empresario kirchnerista Lázaro Báez para hacer frente a sus compromisos de inversión petrolera en la provincia de Chubut. Por eso, la gobernación de Martín Buzzi le quitó meses atrás dos yacimientos con producción de hidrocarburos e instalaciones, a los que ahora les busca dueño.
La provincia puso en marcha la licitación para ceder la operación y el mantenimiento del yacimiento Mata Magallanes, que estaba en manos de Epsur, una de las empresas de Báez. Según la provincia, la compañía lo había dejado caer hasta el punto de que suspendió la extracción de petróleo.
Según Oscar Cretini, presidente de Petrominera, la compañía provincial de energía, desde hace dos semanas personal de la empresa trabaja en el área que se le quitó a Báez para recuperar su funcionamiento básico.
El conflicto entre Chubut y Báez -quien recibió acusaciones de lavado de dinero, es el principal contratista de obra pública en Santa Cruz y fue quien construyó el mausoleo del ex presidente Néstor Kirchner- data de hace meses, pero escaló en agosto, justo cuando los gobernadores de las provincias petroleras mantenían un enfrentamiento con la Casa Rosada por la nueva ley de hidrocarburos, que fue aprobada el mes pasado.
Pese al apremio político, la gobernación avanzó en un proceso de reversión con un "blindaje legal suficiente", según describieron en el entorno de Buzzi, para que los hombres de Báez no presentaran una medida cautelar. Los representantes del empresario resistieron el embate de la gobernación durante semanas. Tenían un dato a su favor: es muy difícil que en la Argentina una provincia vaya contra una empresa y consiga quitarle un yacimiento petrolero. Pero al final aceptaron ceder el activo, que estaba casi en desuso.
En la contienda, Báez también perdió el yacimiento Cañadón Ramírez, con menos producción, pero un potencial relativamente interesante.
No es la primera vez que Báez sufre críticas de las provincias por la escasa inversión que realiza en áreas de alto potencial petrolero. Por caso, Santa Cruz intimó en varias ocasiones a Epsur y a Misahar, otra firma del empresario, por demoras en los desembolsos comprometidos con la provincia.
Santa Cruz convocó a una licitación de áreas petroleras a fines de 2006, durante la efímera gobernación de Carlos Sancho, quien había sucedido a Sergio Acevedo. Aunque las grandes petroleras mostraron interés en la convocatoria, quedaron descalificadas muy rápido. El paquete se repartió de una forma muy curiosa: de las 15 áreas en juego, siete quedaron para el empresario Cristóbal López (también afín al kirchnerismo) y otras siete para Báez. La restante quedó desierta.
López hizo trabajos en algunas áreas que consideró de mayor interés. Para eso, se asoció con Corporación América, la empresa de Eduardo Eurnekian, que puso la mayor parte de la inversión. El empresario aeroportuario es uno de los grandes interesados en crecer en el negocio petrolero.
En cambio, las empresas de Báez casi no registraron actividad en esas concesiones. Intentó una asociación con Bridas, la empresa de los hermanos Bulgheroni, que no prosperó.
Hasta septiembre de este año, la actividad petrolera de las compañías de Báez dedicadas a la búsqueda y producción de hidrocarburos era nula.
Según números del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), en agosto y septiembre -los últimos datos disponibles- Epsur no registró producción de ningún hidrocarburo (apenas un metro cúbico de crudo). Mientras que Misahar, según los números de la Secretaría de Energía, apenas produjo 29 metros cúbicos de crudo en enero. Desde febrero hasta ahora, no hay mayor información en los registros públicos..