Con el objetivo de explicar las principales razones de la evolución hacia terreno negativo de la productividad en la industria minera en los últimos años, los expertos del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (Clapes-UC) desarrollaron dos indicadores para medir este factor en el último tiempo.
Uno, la Productividad Total de Factores (PTF), medida a través del residuo de Solow, y el otro, la productividad media laboral. ¿El resultado? En ambos casos, la productividad registró una considerable reducción en la última década, sólo con excepciones en algunos cortos períodos.
En primer lugar, el informe elaborado por Hernán de Solminihac, Rodrigo Cerda y Luis González, apunta que la PTF evidenció una disminución en el rango de 68% a 85% entre el año base 2000 hasta el año pasado.
Considerando que entre 1996 y 2013 el PIB minero creció a una tasa de 2,2% promedio anual, mientras que el capital y el trabajo contribuyen a la expansión un 8% y 0,5% respectivamente, según los expertos, la PTF cayó en 6,3% promedio cada año en este período.
Por su parte, la productividad media del trabajo, conocida como productividad laboral, también evidenció una importante contracción.
Según el documento, mientras entre 1991 -2000 la tasa de crecimiento de la productividad media se elevó en promedio 11%, desde entonces hasta 2013 la productividad media ha tenido una tase de crecimiento negativo en promedio de 5%. Esta variable disminuye desde 1999 hasta 2010 un 42%, aunque a partir de ese año sube un 30%.
Entre los determinantes de la evolución de esta productividad media del trabajo, se observa una contribución positiva en promedio de 4,3 puntos porcentuales (pp) del capital; el notorio cambio de tendencia que ha registrado el precio de la energía, que pasó de representar en promedio un aporte positivo de 3,8 pp. al crecimiento entre 1997 y 1999, a incidir negativamente hasta en 6,1 pp. a finales de 2008.
También está la incidencia de la ley del cobre -calidad del mineral-, que pasó de una contribución positiva de 1,2 pp. a una incidencia negativa de hasta 8 pp. entre 2005 y 2008.
Al respecto, Rodrigo Cerda, director alterno de la institución, sostuvo que “lo interesante del tema es que uno ve que hay mucha inversión en el sector minero y eso lo ha llevado efectivamente a que tengamos una contribución positiva en el stock de capital, por lo tanto se está haciendo un gran esfuerzo en la parte inversión. Pero obviamente nos queda bastante por avanzar en otros lugares”.
Por ello, insiste en que pese a la incertidumbre del precio del cobre a futuro y a la caída sistemática de la ley del cobre, se observa bastante espacio para mejorar la productividad, fundamentalmente con la reducción de costos de energía y con el alineamiento de la producción adicional con la variación de los salarios reales de la minería.