La revista colega Panorama Minero organizó con notable esfuerzo su Seminario de Metales en la Argentina. La jornada de apertura, ayer, llamó la atención por la no mención de los dos conflictos de índole política que hoy rodean a la actividad minera. Tanto por parte de las autoridades como de los empresarios.
En efecto, las palabras Mendoza y Chubut estuvieron prácticamente ausentes como ejes de los discursos, que prefirieron centrarse en la faz positiva de lo conseguido en la última década. Y en las apelaciones al optimismo y a la confianza con respecto al difícil contexto nacional e internacional.
El mutismo de los funcionarios no sorprende. Lo mismo que su particular visión del acontecer minero, que ayer se resumió en conceptos, por boca de la autoridad minera nacional, tales como:
- Hay que mirar para adelante y dejar atrás el espejo retrovisor. Lo que viene es China, el gran consumidor de oro del planeta, incluida la posibilidad de que se quede con Pascua Lama, por lo tanto no hay que estar tan pendientes de la FED, de los precios de los metales y del valor de las acciones mineras.
- La Argentina tiene un enorme potencial minero, el quinto del planeta, y va camino inexorablemente en uno de los grandes actores globales de la actividad.
- Si no hubiese sido por Nestor Kirchner y su Plan Minero Nacional no serían posible hoy más de 700 proyectos (sic) en el país o, por ejemplo, más de 100 en San Juan (sic, sic)
- Dentro de un mes habrá novedades con respecto a Potasio Río Colorado (agendado).
Lo que resultó llamativo en el mencionado foro de la víspera fue la omisión, por parte de los representantes del sector privado, con respecto a lo que ocurre por estas horas en las legislaturas de Mendoza y en Chubut, donde las empresas con intereses en liberar proyectos y las cámaras locales de la actividad minera están librando batallas casi en solitario.
La constatación de esta situación sorprende, tras una década en la cual se repitió, en diversas provincias, la escena de minorías verdes y anti sistema calentándole las orejas a políticos extraviados que no leen lo que legislan.
El colofón de estos reveses, cuando se producen, son sentencias lapidarias del tipo de: la minera tal o cual se equivocó, no era el momento de plantear las cosas, se largaron a jugar solos, o el clásico mensaje de consolación los minerales están y no se van a ir.
Es verdad que en el mundo empresario cuesta bastante construir intereses corporativos. Pero los planes de comunicación y los asesores multidisciplinarios se ponen a prueba en situaciones de crisis, como ya aprendió la minería en la última década. Y como lo ponen en práctica los agrupamientos mineros en países vecinos que sirven de modelo al sector: el pulso con las autoridades o con las comunidades (salvo casos de errores o ilicitudes flagrantes) es un problema de toda la actividad.
La pregunta pertinente es si Mendoza y Chubut son litigios menores que no importa perder, o si por el contrario sus desenlaces serán signos de avances o retrocesos del desarrollo minero en el país.
No se han escuchado, desde la autoridad minera (cuyos exponentes sostienen que operan desde las sombras para torcer rumbos) ni desde el gremialismo empresario, voces didácticas y esclarecedoras sobre el tema, para el gran público nacional, o advertencias sobre el tenor de estas situaciones. En Buenos Aires, por ejemplo, la gran caja de resonancia de la Nación.
Los conflictos se están librando lejos, en las lejanas provincias. Con una notable ausencia de debate desde el sector minero. Una opción sobre la cual convendría reflexionar.
Disertarán el economista Tomás Bulat, el secretario general de AOMA, Héctor Laplace, el experto hídrico, Jorge Orellano, el sacerdote católico Rómulo Cámpora y el Ministro de Energía Marcos Zandomeni.
La Asociación Obrera Minera Argentina, AOMA, organiza la ConferenciaMendoza: Minería y Sociedad en la Universidad Tecnológica Nacional Regional Mendoza, desde donde abordará temáticas relacionadas a la industria desde el relato de destacadas personalidades regionales y nacionales.
La iniciativa se concretará el próximo 25 de noviembre en el Salón Auditorio de la UTN a partir de las 16. AOMA impulsa este tipo de acciones a los efectos
de generar espacios de debate y difusión sobre las distintas características que posee esta actividad productiva.
En esta oportunidad, disertarán el Secretario General de AOMA, Héctor Laplace, quien expondrá sobre “Trabajo Genuino e Inclusión Social”;
por su parte reconocido periodista Tomás Bulat, abordará los ejes temáticos acerca de “Los Beneficios de la Minería”; el Ing. Jorge Orellano, experto en temas hídricos, de la Universidad Nacional de San Juan, que se expondrá sobre“El Valor del Agua”; además, el sacerdote católico y Cura Párroco de la Catedral de San Juan, Rómulo Cámpora, traerá su visión en torno a “La Dignidad del Trabajo como Valor Social” y cerrará este ciclo, el ministro de Energía dela provincia de Mendoza, Ing. Marcos Zandomeni, quien expondrá sobre “Políticas de Desarrollo”.
La apuesta de AOMA es consolidar un mensaje sólido desde actores comprometidos con su vocación y destacados en sus labores cotidianas.
El mismo está dirigido a dirigentes gremiales, funcionarios, profesionales, técnicos, productores, y público en general interesado en escuchar testimonios
con un contenido de diversidad y ajenos a intereses sectoriales.
La cita es en el salón Auditorio de la UTN Regional Mendoza,ubicado en la calle Rodríguez 273, de la ciudad de Mendoza.
A este encuentro ya confirmaron su asistencia intendentes y legisladores provinciales, como así también estudiantes y profesores de las universidades que funcionan en la capital mendocina.
Sr. Director:
Está en la Legislatura Provincial un proyecto de ley de iniciativa popular. A casi seis meses de ingresado, por una cuestión o por otra, se dilató su tratamiento, hasta llegar casi al vencimiento de los plazos, poniendo al proyecto en la posibilidad de que se convierta en Ley.
Al respecto, se me hace un deber, por ser especialista en temas de esta naturaleza, el exponer mi opinión sobre el proyecto. Comienzo por algo no técnico, sino político, cual es el origen de este proyecto de Iniciativa Popular respaldado por 13.000 firmas, lo que le asigna legalidad. Pero debo acotar que cualquier proyecto de este tipo, además de la legalidad, debe responder a un nivel de legitimidad, que solo se alcanza cuando el mismo es inobjetable tanto en sus objetivos como en su confección.
Atender sólo a la cuestión de la cantidad de firmas que lo acompañan, podría llevarnos, el día de mañana, a que debamos transformar en Ley un proyecto que llegue con la firma de 13.000 vegetarianos, prohibiendo la producción y el consumo de carne en el Chubut. Tendrán las firmas legalmente exigidas, pero no es legítimo que un puñado de bien intencionados ciudadanos, convencidos de su condición alimentaria, le impongan sus hábitos nutricionales a los 543.319 habitantes del Chubut restantes. Por eso, y por la particular situación de «compromiso» por el que pasan algunos diputados, creo necesario ahondar en el aspecto de la legitimidad del proyecto y a ello va el detalle que sigue.
1.- No es legítimo que la iniciativa presentada se autodenomine «proyecto de ley para establecer parámetros de sustentabilidad ambiental en las explotaciones mineras», puesto que sólo prohíbe parte de la actividad minera, sin establecer parámetro ambiental de ningún tipo. Igualmente, contrario a lo que fue motivo de la búsqueda de firmas, el proyecto no se opone a «la megaminería» (el proyecto no la menciona siquiera), sino que atiende a la minería metalífera y del uranio, sea cual fuere su magnitud.
2.- El Artículo 2º, establece la prohibición de la actividad cuando se usen reactivos de conocida e inevitable necesidad en la minería. Algo así como, en otro contexto, aceptar la explotación petrolera, solamente cuando no se realicen perforaciones de pozos. No es legítimo que amparados en cuestiones carentes de sustento técnico-ambiental alguno, se creen listas de compuestos prohibitorios de la minería, ya que, si deben prohibirse aquellas actividades en las que se emplea, por ejemplo ácido clorhídrico (el que se vende en ferreterías para quitar la cal de los pisos) o ácido sulfúrico (de empleo extendido en las baterías de nuestros autos e industrias) y ni hablar de los detergentes, emulsionantes o espumantes (de uso en lavaderos de lanas, y hasta en nuestras viviendas); qué deberíamos hacer con estas otras actividades domésticas e industriales en las que también se usan estos productos?
3.- Más en detalle, se observa que, al momento de establecer la lista de compuestos prohibitorios, se apela al Anexo I y II de la Ley Nacional Nº 24.051, de residuos peligrosos, con lo que dicha lista resultante podría incluir cientos de sustancias de uso cotidiano, hasta los que empleamos en nuestros hogares. La confusión conceptual de los autores o el afán por prohibir lisa y llanamente a la actividad minera, hace que el texto cite los referidos Anexos de la Ley 24.051, todo lo cual lleva al absurdo de prohibir con este proyecto, lo que dicha Ley Nacional de residuos peligrosos, como es lógico y legítimo, «controla en su uso», pero no prohíbe. Para pasarlo en limpio, la Ley de Residuos Peligrosos, regula el uso y la gestión de ciertos compuestos, pero no prohíbe actividad alguna que los emplee. Es decir, exactamente lo contrario de lo que se propone en este proyecto. Y hay que tener en cuenta que a dicha Ley Nacional está adherida Chubut.
4.- En igual carácter de importancia en cuanto a la legitimidad de la iniciativa popular, se pueden objetar, entre los contenidos del proyecto: la mención de una sustancia inexistente; vagas identificaciones de los productos químicos que motivarían la prohibición de la actividad minera; establecimiento impreciso de un plazo de seis meses y la redacción de un artículo como el 3º que posibilita más de un tipo de interpretación e invade jurisdicciones provinciales y nacionales, extendiendo el alcance de la prohibición a «otras provincias o en el extranjero».
Como resultado de este análisis, se hace cada vez más notoria la necesidad de un verdadero debate que saque al tema minero de la dicotomía en que hoy está. Pugna mediante la que se busca meter a la minería, o en el plano de los negocios por un lado, o en el del ecologismo, por el otro. Los primeros sosteniendo que ese negocio beneficia al país y a su gente; los segundos argumentando que la minería viene con daños ambientales irreparables e inevitables. La cuestión es que en lugar de «meter» al tema minero «en» el corsé de los negocios o el ecologismo, como se ha venido haciendo, lo bueno sería meter «en el tema minero» los beneficios económicos para el pueblo, el ecologismo y algunos factores más de carácter estratégico para la Patria, cambiando este paradigma de que en la minería sólo hay dos cuestiones antagónicas a analizar: zonificación o prohibición.
Si hiciésemos así y viésemos al tema minero, con una óptica menos sesgada y restringida, si incorporásemos además de los negocios y la ecología (no el ecologismo, que es algo distinto), a algunos factores centrales hoy no considerados y los tratásemos con igual énfasis, desembocaríamos en la formulación de políticas con sentido nacional y popular, como hasta ahora no se ha dado y que vastos sectores de la sociedad necesitan. Es preciso incorporar en esta discusión el sentido estratégico de los minerales, que de un lado, el proyecto plantea graciosamente no explotar y del otro extremo, un Intendente sugiere regalárselo a las empresas del enemigo inglés que operan en Paso de Indios.
No podemos seguir sin atender el tema vinculado al ritmo de explotación de nuestros recursos; o seguir sin indagar en la necesidad, o no, de explotar determinados minerales; tampoco es razonable regalar nuestra riqueza a cambio de una cuota de salarios o de eventuales jugosas propinas; y tampoco se puede continuar negando la realidad de la existencia de una tecnología ambiental que crece y garantiza cada vez más las buenas condiciones del medio que nos rodea; es decir, si nos planteáramos «¿para qué y para quiénes? explotar nuestros bienes comunes minerales», comenzaríamos a transitar un nuevo tratamiento de un tema que no es justo que quede encerrado en una disputa de opuestos, tan irracionales como parciales e inconvenientes. Este proyecto, generado desde uno de los polos antes citado (el antiminero), no aporta al debate amplio y abierto, que un sector importante de la sociedad merece y por lo tanto es «más de lo mismo» y sería un pecado que se transforme, así nomás, en Ley, sin la legitimidad necesaria.
Ariel Juan Testino Ingeniero Químico, Máster en Gestión y Auditoría Ambiental en Ingeniería y Tecnología Ambiental.