Los orígenes de la desalación moderna datan del siglo XIX. La necesidad de crear instalaciones industriales que aseguraran el suministro de agua en zonas con escasez de este recurso estratégico, desencadenó una serie de innovaciones que más tarde serían de gran utilidad para la actividad minera.
Precisamente regiones con importantes recursos mineros pero con escasez hídrica, como la desértica Antofagasta, se plantearon el desafío de obtener agua para los procesos involucrados en una faena minera. Es así como el proceso de separación de las sales del agua, ha permitido entregar seguridad y continuidad de abastecimiento tanto a la población como a la industria.
La importancia de este proceso para el norte del país ha puesto sobre la mesa nuevos desafíos para mejorar esta técnica. ¿Cómo optimizar los altos costos de la desalación? ¿Cómo asegurar que habrá capacidad suficiente para diseñar, construir y operar estas plantas?
Pero más allá de los desafíos, mucho se ha avanzado en esta materia en los últimos años. Y la clave, según coinciden los expertos, está en seguir fomentando esta técnica en regiones donde realmente se necesita, como el norte de Chile y otras regiones de Sudamérica, que han mostrado importantes progresos y una larga experiencia en desalación.
“Sudamérica ha subido al nivel de Medio Oriente respecto a la utilización de la desalinización, por eso se debe impulsar esta técnica sobre todo en Chile, donde existen expertos de primer nivel para encabezar el desarrollo de innovaciones en esta materia”, destaca Emilio Gabrielli, primer vicepresidente de la Asociación Internacional de Desalación (IDA, por sus siglas en inglés).
Optimización, el principal reto
La implementación de sistemas de recuperación de energías más eficientes, el uso de las membranas de última generación que permitan aumentar la capacidad de producción sin mayores inversiones en las plantas existentes, y el uso de mayores tecnologías en el tratamiento de efluentes, son parte de las últimas tendencias en materia de desalación.
Y como uno de los principales retos de la industria, y en particular, de la minería, es lograr una mayor optimización de sus operaciones, la desalación también debe alinearse con estos objetivos, para alcanzar una mayor eficiencia.
“Muchos de los proyectos de desalación, especialmente en la minería, requieren suministro de agua a puntos lejanos de la costa, por lo que la planta desaladora debe ser integrada dentro de un sistema más complejo, y en el cual la desaladora puede representar una porción muy menor comparado con el sistema de conducción. Esta complejidad debe ser tomada en cuenta en el diseño, ejecución y operación del sistema de suministro de agua”, indica Raymond Philippe, coordinador técnico del reciente Congreso Latinoamericano de Desalación y Reúso de Agua, Desal 2014, que se realizó en Santiago.
Según estiman los expertos reunidos en Desal, las oportunidades de desalación en Latinoamérica, y especialmente en Chile, podrían ser más amplias que incluso países de gran tradición en esta técnica como Israel o Australia, acercándose al tamaño del mercado de España.
No obstante, tomando en cuenta que el costo de energía en Chile es elevado -aproximadamente el 72% de los costos variables-, surge el requerimiento de plantas con tecnologías de última generación. Buscar la fórmula para que los proyectos de desalación cuenten en su diseño con los aspectos locales necesarios, es otro de los retos.
“No es lo mismo el agua de mar del Mediterráneo, del Atlántico o del Pacífico. No aplican las mismas normativas legales, no es la misma geografía, etc. Hay que tener mucho cuidado con aplicar una experiencia obtenida en otras partes, porque los resultados pueden ser negativos; plantas con costo de inversión y operación más alta, capacidad efectiva de la planta menor a lo requerido, entre otros problemas”, explica Raymond Philippe.
Apuntando a la reutilización de aguas servidas
Con la presencia de más de 300 asistentes, el IV Congreso Latinoamericano de Desalación y Reúso de Agua, Desal 2014, permitió identificar las mejores prácticas operacionales y de mantenimiento de plantas, compartiendo experiencias de modelos de negocio de proyectos tanto nacionales como extranjeros.
“El evento fue bastante exitoso, con 54 presentaciones y participantes de todos los continentes con un gran interés del sector minero y energético. En su cuarta versión, Desal ofreció un programa técnico fuerte para mostrar el desarrollo a nivel mundial de innovaciones en desalación”, destacó Raymond Philippe, coordinador técnico del congreso.
El reúso de aguas servidas fue otro tópico analizado por los expertos. El costo de reutilizar estas aguas, las restricciones a los derechos del recurso hídrico, y la tendencia para incentivar el uso de tecnologías de tratamientos más sustentables, formaron parte de las reflexiones.
“¿Por qué es necesario utilizar agua residual urbana? Porque es un pecado que en una región desértica como Arica, se evacuen hacia el mar 800 litros por segundo de agua. Esto es un despropósito, por eso es necesario apostar por la reutilización”, enfatizó Jorge Olave, ingeniero del Centro de Investigación y Desarrollo en Recursos Hídricos, Ciderh.