El Gobierno estudia más medidas para estimular el crédito y el consumo. El Banco Central empezó a evaluar el impacto de una reducción de los encajes. Quiere liberar pesos inmovilizados, para ampliar la capacidad prestable de los bancos. Pero no es la única alternativa que tiene en el menú.
El encaje o efectivo mínimo es el dinero que las entidades financieras deben mantener sin utilizar en caja o depositado en el Central para atender los derechos de los depositantes. Es un porcentaje sobre el total de depósitos, que en el sistema financiero argentino se ubica, en promedio, alrededor del 16%.
El Gobierno tiene en estudio dos alternativas. La primera, es un cambio total en la forma en la que las entidades financieras computan ese encaje. El BCRA evalúa permitir a las entidades computar como efectivo mínimo sus tenencias de Letras y Notas del Banco Central. De esa forma, los bancos podrían liberar una parte o todas las tenencias de dinero en efectivo que se computan como "efectivo mínimo". Según números del BCRA, hoy los encajes se acercan a los $ 106.000 millones de una base monetaria que en la primera semana de noviembre totalizaba $ 417.900 millones.
Así, un recorte total o parcial en la cantidad de dinero mínima que hay que dejar inmovilizada aumentaría los pesos disponibles para derivar al crédito y, se ilusionan en el BCRA, podría deparar también una reducción de las tasas.
Si el banco queda con pesos sueltos no remunerados, como sí lo están los encajes, las entidades tendrán que salir a prestar para no perder rentabilidad.
De todos modos, según admitió una fuente del organismo, no se trabaja con la idea de instrumentar un cambio de esta naturaleza en el corto plazo, ya que hay otras alternativas en estudio. "El objetivo final es fomentar el crédito y apuntalar la economía real", remarcó.
La segunda opción, más gradualista, implica que solo se pueda aplicar como encaje una porción reducida de las letras del Central. Hoy el stock total de esos títulos es de $ 210.000 millones. De esa cifra, cerca de $ 170.000 millones están en manos de los bancos.
Si bien entre los banqueros consultados la idea no resultó sorpresiva, sí en cambio advirtieron que no sería deseable rebajar más los encajes o cambiar su composición. "Si un banco trabaja con depósitos y préstamos y existe una cantidad mínima de dinero que hace las veces de respaldo técnico, entonces ¿por qué vamos a permitir que en lugar de dinero haya que poner bonos del Banco Central?", señaló un alto ejecutivo de una entidad de capitales nacionales.
Para otro ejecutivo, resulta dudosa la hipótesis del Central, ya que el crédito al sector privado todavía tiene margen para crecer en las condiciones actuales. "Tanto préstamos y depósitos están lejos de atentar contra la liquidez del sistema, porque en términos interanuales todavía muestran un crecimiento desparejo de 21,8% los préstamos y 26,8% los depósitos, ambos por debajo de la inflación".
El economista jefe de uno de los estudios más importantes también se mostró preocupado. "Podría tener un impacto negativo en la inflación, ya que en definitiva se liberarían pesos, de los cuales una parte podría ir al consumo pero otra parte generaría nuevos flujos en el mercado informal del dólar", sostuvo.
Al respecto, también se planteó la posibilidad de que, entre las intenciones del BCRA, una de ellas tuviera que ver con evitar el efecto "crowding out" o lo que se denomina el desplazamiento del sector privado por parte del Estado.
"El Gobierno viene colocando bonos. El último fue el jueves, con $ 5.500 millones, pero se nota que si Kicillof quiere seguir financiándose en el mercado doméstico, va a tener que pensar cómo incentivar esas colocaciones, sobre todo con una tasa que si bien está atada a la devaluación, resulta baja en comparación con otros bonos atados al dólar que emiten provincias como Mendoza o incluso la Ciudad de Buenos Aires", señaló el jefe de una mesa de dinero de un banco mediano.
En la City arriesgan que con esta medida, el BCRA podría ayudar al Gobierno a palear el momento de asfixia financiera. "No son dólares, son pesos, pero para algo les van a servir, por lo menos no van a tener que emitir tanto en los próximos meses pero la economía no va a levantar así nomás", señaló un economista que pidió anonimato porque manifestó querer estudiar la medida una vez que sea oficializada por el BCRA.
El dólar en el mercado paralelo se recuperó de la profunda baja que sufrió la semana pasada y volvió a los $ 13,40 a últimas horas del viernes. El sube y baja del blue fue acompañado por un "contado con liquidación" pinchado en torno a los $ 12,12 y una divisa oficial que no se mueve de los $ 8,51. Con más presión devaluatoria que llega desde Brasil por la suba del real y la desconfianza del mercado en la estabilidad de los tipos de cambio paralelo, la paz cambiaria de Vanoli necesitará sumar más buenas noticias para mantenerse en el tiempo.
El dólar blue cerró la semana pasada en $ 13,38, casi 30 centavos por encima del valor al que terminó siete días antes. Se trató de una semana de altibajos en la que el precio en el mercado informal se derrumbó hasta los $ 12,65, su menor valor en tres meses, antes de rebotar con fuerza en un mercado reducido por el temor a inspecciones.
Con las bajas llegaron las sonrisas a las caras de los funcionarios, el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, recibió en la calle Reconquista a los titulares de la Procelac, la Unidad de Información Financiera y la Comisión Nacional de Valores para "profundizar" los controles que acompañaron a las bajas.
La brecha que separa al blue del oficial pasó del 88% que mostraba en los últimos días de septiembre al 49% del lunes pasado, mientras el precio pasaba del récord de $ 15,95 a su mínimo de la semana pasada.
Pero la brecha cambiaria que separa la cotización oficial del dólar de las paralelas mostró cierta resistencia a mantenerse debajo del 50% durante la semana pasada. En las cuevas y financieras que sostienen el mercado informal adjudicaron el rebote de corto plazo al renovado celo de contralor del Gobierno: más controles implican menos cuevas operando, y con menos oferta el precio sube. Además, otra hipótesis que explica las bajas es la extensión del "puré" la compra minorista de dólar ahorro y su inmediata reventa en el mercado informal para hacer una diferencia en pesos que habría afectado a los precios en los primeros días.
Analistas sostienen, en cambio, que la capacidad del Gobierno para generar confianza en el mediano plazo es limitada. "La fuerte retracción de las cotizaciones no oficiales del dólar y el achicamiento de la brecha cambiaria obedecen a un conjunto de factores que, a nuestro juicio, tendrán consecuencias limitadas en el tiempo" afirmó un informe de ACM, la consultora fundada por Javier Alvaredo y dirigida por Maximiliano Castillo.
Las razones evidentes
Distintos análisis atribuyen a una serie de factores las bajas de los tipos de cambio paralelos. Entre ellos se cuentan la sugerencia realizada a las compañías de seguro para que vendan bonos en dólares, el swap con China, la negociación con cerealeras para aumentar los ingresos de divisas y los controles sobre el contado con liquidación.
"El dólar cae, sencillamente, porque el máximo reciente de 80% era muy alto", escribieron Luciano Cohan y Eduardo Levy Yeyati en un informe de la consultora Elypsis. "El escenario de negociación con los holdouts a partir de enero es consistente (...) con primas cambiarias que oscilaran alrededor de una tendencia decreciente, convergiendo al 15% o 20% hacia fines de 2015", dijeron. De todos los factores, coinciden los análisis, la afirmación de Vanoli de que no se devaluará al peso en lo inmediato fue la más eficiente. Pero en materia del precio del blue, la creencia en una estabilidad no es firme. Economía & Regiones sostiene que el tipo de cambio de cobertura (el ratio entre reservas del BCRA y dinero circulante) no determina al blue, en los hechos, es usado como termómetro por el inversor local. Ese ratio no acompañó las bajas de las últimas semanas, con lo cual "la reciente baja del dólar paralelo podría resultar artificial y transitoria".
Noticias llegadas de Brasil generaron una nueva incógnita. Desde septiembre, el real brasileño se devaluó casi 15%. Sin embargo, las mejoras obtenidas por Vanoli y compañía no han sido nulas. Dadas las previsiones de reservas previas al swap con China, acuerdo con cerealeras y con el Banco de Francia, se esperaba para fin de año un "dólar cobertura" de $ 19 que, tras los aportes a reservas, quedaría en torno a $ 17,40. Con lo cual, aunque la paz cambiaria no parece ser duradera a ojos de los economistas, lo que sí ha logrado el Gobierno es tender el puente hasta más allá de enero, fecha señalada para comenzar a abordar el tema hold outs.
Los mercados argentinos se sumergieron en la clásica modorra de todos los viernes, en una plaza que ya venía disminuida tras dos días de paro bancario. Por lo tanto, persistió el tono bajista de las pizarras.
La volatilidad volvió a ser la norma en las cuevas. El billete cerró con una caída de dos centavos, a $ 13,38, luego de tocar los $ 12,85 a media rueda. Fue un día después de que el Gobierno emitiera una letra "dollar linked" por u$s 653,7 millones, una licitación diseñada para descomprimir la presión sobre el tipo de cambio. La absorción de pesos, además, provocó un salto en las tasas interbancarias: el "call money" trepó casi 7 puntos porcentuales para finalizar en el 24%.
De todos modos, el giro ortodoxo tiene un límite. El Banco Central deberá emitir unos $ 60.000 millones en lo que resta del año. Es decir, la esterilización de pesos será cuesta arriba.
En el mercado de cambios, el dólar oficial se movió tras ocho ruedas. Finalizó con un avance de medio centavo, a $ 8,525, en una jornada donde la autoridad monetaria se alzó con u$s 50 millones. La prioridad de Alejandro Vanoli pasa por congelar las expectativas de devaluación. En ese sentido, desactiva cualquier tipo de avance en el mercado de futuros. Las ventas el viernes se concentraron en los contratos a diciembre, que llegaron a operar u$s 165 millones en el Rofex, convalidando un cierre a $ 8,632.
Las divisas bursátiles estuvieron más calmas. El contado con liquidación para fugar capitales cedió un centavo a $ 12,12, al tiempo que el denominado dólar "MEP" lo hizo en diez centavos a $ 12,32.
En las plazas internacionales, Petrobras acaparó la atención de los inversores, tras la detención de 17 ejecutivos ligados a la compañía. Los títulos de la petrolera perdieron un 2,45% en Wall Street, un 2,94% en San Pablo y otro 3,56% en Buenos Aires. El real también acusó el golpe y el banco central brasileño debió redoblar sus esfuerzos para que no se escape de la barrera de las 2,60 unidades por dólar.
La Bolsa porteña, en tanto, negoció apenas $ 146 millones. Extendió así su racha de ocho ruedas bajistas, mediante un deterioro del 1,71% hasta los 9.749,70 puntos.
Dentro de las acciones líderes, los papeles que más perdieron fueron los de Comercial del Plata (4,40%), Transener (3,85%) y Petrobras (3,56 %). Al otro lado del espectro se ubicaron los títulos los papeles de Telecom Argentina (+1,52%) y Tenaris (+1,36%). En el caso de los ADR, no se notó una tendencia definida. YPF cayó sólo un 0,57% pese al desarme de posiciones que llevó a cabo el multimillonario George Soros. Es que repuntó el barril de petróleo WTI hasta los u$s 75,82.
La deuda soberana, por su parte, paulatinamente se va acercando a sus negocios habituales. El Boden 2015, que vence en menos de un año, toleró un ajuste del 0,54%, mientras que el Bonar 2024 ganó un 0,60%. Entre las series del canje sobresalieron las emitidas bajo ley Nueva York: el Par sufrió un declive del 1,99%, seguido por el 1,61% del Discount y el 1,29% del Global 2017.