Hace más de un siglo, un emprendedor de California encontró petróleo cerca de esta ciudad portuaria en el Golfo de México, el primero de muchos descubrimientos que le dieron a esta zona el apodo de la Faja de Oro y pusieron a México entre los mayores productores de crudo.
Ahora, la cuna de la industria petrolera de México está por iniciar un nuevo auge energético, después de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto invitó a las empresas privadas a explorar y extraer crudo, poniendo fin a más de siete décadas de monopolio estatal.
Si bien el mayor incremento en la producción del país probablemente provenga de los yacimientos en aguas profundas del Golfo de México, esos campos podrían tardar hasta una década para empezar a generar crudo. Mucho antes de eso, se prevé que el petróleo surja de esta región, que alguna vez atrajo al famoso monopolio de Standard Oil Co.
“Vamos a ver un boom”, dice Joel Vázquez, director de la empresa de perforación mexico-canadiense DCM. “No pasa una semana sin que nos contacten empresas del sector para asociarnos o para decirnos que están interesados en invertir aquí”.
En las próximas semanas, el gobierno mexicano planea divulgar los términos de las primeras subastas de bloques de exploración petrolera bajo la nueva ley de energía. Se prevé que la licitación, programada para el año que viene, atraiga un fuerte interés de compañías tanto grandes como pequeñas. De los 169 bloques disponibles, 47 se encuentran en un radio de 110 kilómetros de Tampico.
Muchos yacimientos viejos requerirán nuevas tecnologías para mejorar la extracción, como la perforación horizontal y la fracturación hidráulica. Para Petróleos Mexicanos, o Pemex, tienen poco atractivo, ya que la petrolera estatal no tiene esos conocimientos.
“Sabemos que hay muchísimo potencial en esta área, pero para Pemex (la recuperación mejorada) no ha sido rentable”, dice Lourdes Melgar, subsecretaria de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía.
Las grandes petroleras, entre ellas BP PLC y Royal Dutch Shell PLC, se enfocarían en los yacimientos de aguas profundas, mientras que los campos maduros serían para empresas más pequeñas.
Pacific Rubiales Energy Corp. , con sede en Canadá y la cual ha tenido éxito en Colombia, además de tener operaciones en Perú y Guatemala, ha indicado que reservó US$1.000 millones para invertir en México. La nueva empresa mexicana Sierra Oil & Gas SRL ha conseguido US$525 millones en financiación y planea enfocarse en aguas poco profundas y campos maduros en tierra.
La mayor parte de la producción diaria de 2,4 millones de barriles de Pemex proviene de depósitos en la parte sur del Golfo de México. La región norte, que incluye reservas alrededor de Tampico, genera unos 129.000 barriles al día.
Se espera que esos campos maduros, junto con los yacimientos en aguas poco profundas del Golfo y en tierra en el estado de Tabasco, contribuyan la mayor parte de la producción adicional de 500.000 barriles diarios que se proyecta para 2018, señala Melgar.
DCM, una empresa conjunta entre el mexicano Grupo Diavaz y la canadiense CanElson Drilling Inc., está a cargo de perforar el yacimiento Ébano, un área de bosques rodeada de pantanos. El campo, a cerca de 70 kilómetros de Tampico, es donde se perforó en 1901 el primer pozo petrolero en México.
Hasta ahora, los contratistas estaban limitados por la ley mexicana a cobrar comisiones de Pemex por servicios como perforación de pozos y su mantenimiento.
Bajo la nueva legislación, Pemex busca reemplazar los contratos de servicios con acuerdos más rentables bajo los cuales se comparte la producción petrolera, con el fin de atraer inversiones y aumentar la perforación. Vázquez, de DCM, proyecta que la producción de crudo de Ébano crecerá en los próximos cinco años de los actuales 11.000 barriles por día a cerca de 40.000 barriles diarios.
Contratistas mexicanos como DCM podrían pujar por bloques más pequeños. “Podremos trabajar como contratistas para grandes petroleras y al mismo tiempo ser sus competidores”, señala Vázquez. El gobierno mexicano apuesta a que la apertura del sector energético sirva para emular el éxito en la perforación de esquito de Estados Unidos.
El área en torno a Tampico forma parte de un extenso cinturón en los estados de Tamaulipas y Veracruz que, según estimaciones de la Secretaría de Energía, contiene hasta 35.000 millones de barriles equivalentes de petróleo, uno de los mayores depósitos de crudo de esquisto de México. La Administración de Información de Energía de EE.UU. calcula que México posee los octavos mayores recursos de este tipo de petróleo del mundo. Sin embargo, no será fácil extraerlo.
Chicontepec, una accidentada cuenca a 200 kilómetros al sur de Tampico, produjo sólo 47.000 barriles de petróleo al día en septiembre. Pemex había fijado una meta de 600.000 barriles diarios para este año.
“Estos son campos muy complicados que, en algunos casos, pueden tener menos petróleo del esperado o incluso podría ser imposible de extraer”, explica el consultor de energía Antonio Juárez, un ex funcionario de la Secretaría de Energía.
Jorge Piñón, ex presidente para América Latina de la petrolera Amoco, señala que problemas relacionados a la infraestructura, el agua y la mano de obra cualificada aumentan los desafíos.
También hay preocupaciones sobre la seguridad. Disputas entre bandas del narcotráfico han generado violencia. Secuestros, extorsiones y robos de combustible son temores frecuentes. La sede de DCM se encuentra en un discreto edificio gris, sin letrero y con ventanas polarizadas.
Vázquez, sin embargo, no se desanima. “No es fácil operar aquí”, dice. “Pero hay una cosa que les convencerá: money. Se puede hacer mucho dinero aquí”.
—Laurence Iliff contribuyó a este artículo.