El Poder Ejecutivo ha dado muestras de preocupación por el cambio de la tendencia en el ritmo de crecimiento económico que registra el país. En ese contexto, ha constituido y empoderado al Equipo Especializado de Seguimiento de la Inversión del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y en particular en el Ministerio de Energía y Minas (MEM) se ha formado un grupo de trabajo para impulsar la inversión en el sector mineroenergético.
Todos estos esfuerzos son válidos e indispensables, pues buscan resolver las trabas burocráticas que detienen el inicio y/o avance de muchos proyectos en el sector minero-energético y en otras actividades productivas, a fin de atraer más inversión. No obstante, en forma paralela, encontramos preocupantes señales que contradicen este mensaje.
Nos referimos a la creación de tributos encubiertos, a la extensión de impuestos temporales y al cambio de las reglas de juego para la inversión.
Los aportes por regulación al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y al Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINERGMIN) son claras muestras de que se busca obtener recursos de las empresas en montos que no se sustentan en el costo real de los servicios por la fiscalización ambiental y en seguridad, sino por el contrario resultan desproporcionados
Por otro lado, determinar ex post la fecha o plazo de un tributo temporal a los activos aun cuando no se genere renta, como es el caso del Impuesto Temporal a los Activos Netos (ITAN), es otra medida que significa un cambio en las reglas de juego para los inversionistas.
También preocupa la modificación de las condiciones para garantizar las inversiones en el Perú. Los contratos de estabilidad tributaria son herramientas que se utilizan en forma generalizada en muchos países para garantizar el marco tributario de las inversiones por un periodo determinado. Se perturba la estabilidad jurídica, cuando, por ejemplo, se decide cambiar el marco normativo para los nuevos contratos, en los montos requeridos y en sus alcances, afectando la predictibilidad en el tiempo que requieren los proyectos e inversiones de largo desarrollo y maduración.
En el Perú se ha logrado importantes avances en la lucha contra la pobreza, y esto ha sido posible porque los peruanos hemos defendido el círculo virtuoso de la inversión que genera producción, empleo, tributos y bienestar para la población.
No podemos darnos el lujo de ahuyentar las inversiones, que hoy más que nunca son necesarias para contrarrestar la desaceleración económica. Esperamos que el gobierno, dentro de una visión de largo plazo, adopte las medidas idóneas para asegurar el crecimiento sostenido del país.