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INTERNACIONALES
Petroleras "a dieta" para controlar costos de producción. Se hunde el WTI
04/11/2014

Las petroleras se ponen a dieta para controlar sus costos de producción

The Wall Street Journal Americas.

Por Daniel Gilbert y Justin Scheck.

La caída en los precios del petróleo ha dejado a las grandes petroleras occidentales que cotizan en bolsa frente a frente a lo que en su momento hubiera sido una herejía: la necesidad de reducir su tamaño.

Incluso antes de que los precios del petróleo en Estados Unidos comenzaran a descender a mediados de año a alrededor de US$80 el barril, las tres mayores petroleras occidentales tenían márgenes de ganancia más bajos que hace una década, cuando vendían su petróleo y gas por la mitad del precio, según un análisis de The Wall Street Journal.

A pesar de obtener una ganancia en conjunto de US$18.900 millones en el tercer trimestre, Exxon Mobil Corp. , Royal Dutch Shell PLC y Chevron Corp. archivaron sus planes de expansión y se están desprendiendo de operaciones con márgenes de ganancia reducidos.

La razón detrás del cambio es el creciente costo de extraer petróleo y gas. Exxon, Chevron, Shell y también BP PLC ganan por separado menos dinero explotando hidrocarburos que hace 10 años. Combinadas, las cuatro empresas promediaron un margen de ganancia de 26% sobre sus ventas de petróleo y gas en los últimos 12 meses, comparado con 35% hace una década, reveló el análisis.

Shell reportó la semana pasada que su producción de crudo y gas era menor que hace una década y advirtió que es probable que siga bajando durante los próximos dos años.

La caída en los precios del petróleo ha dejado a las grandes petroleras occidentales con la necesidad de reducir su tamaño.

Chevron, cuya producción no ha registrado cambios en los últimos 12 meses, está retrasando importantes inversiones debido a preocupaciones de costos.

BP ha experimentado la reducción más pronunciada, al vender US$40.000 millones en activos desde 2010, en gran medida para pagar los costos legales y de limpieza ligados al derrame petrolero de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México ocurrido ese año.

Las empresas tienen la intención de extraer más petróleo y gas en el futuro. Exxon y Chevron confirmaron la semana pasada sus planes de impulsar la producción para 2017.

“Si retrocedemos una década, la idea de limitar el gasto porque el crudo estaba a US$80 el barril probablemente resultaría incomprensible”, dijo Dan Pickering, copresidente del banco de inversión Tudor, Pickering, Holt & Co. “La rentabilidad intrínseca del negocio ha decaído”.

Las grandes petroleras occidentales no son las únicas que se ajustan el cinturón. Las petroleras en todo el mundo han cancelado o aplazado proyectos por más de US$200.000 millones desde comienzos del año pasado, según la firma de inversión Sanford C. Bernstein.

En el pasado, la prioridad de las grandes petroleras era encontrar y desarrollar nuevos yacimientos de petróleo y gas con la mayor rapidez posible, en parte para reemplazar reservas agotadas y en parte para demostrarles a los inversionistas que podían seguir creciendo.

Pero la magnitud de las energéticas ha significado que sólo los proyectos enormes y complejos —además de costosos— son lo suficientemente grandes para marcar una diferencia en sus reservas e ingresos.

Exxon, Shell y Chevron han ido detrás de grandes depósitos de energía desde las arenas bituminosas al oeste de Canadá hasta las frígidas estepas de Asia Central. También están perforando en mayores profundidades en el Golfo de México y construyendo plantas para licuar gas natural en una remota isla australiana. Las tres firmas desembolsaron un total de US$500.000 millones entre 2009 y 2013. También gastaron tres veces más por barril que rivales más pequeños que se centran en las formaciones de esquisto en EE.UU., que son más fáciles de extraer.

La producción de algunos de las mayores iniciativas aún no se ha materializado. Mientras la inversión de las seis mayores petroleras en proyectos para explotar petróleo y gas aumentó 80% entre 2007 y 2013, su producción conjunta de petróleo y gas descendió 6,5%, según JBC Energy Markets.Sin embargo, varios grandes emprendimientos deberían comenzar a operar dentro de un año, lo cual según algunos analistas podría mejorar el flujo de caja y las ganancias.

Durante décadas, la industria energética dependió de lo que el director general de finanzas de Shell, Simon Henry, llama su “pasado colonial” para obtener acceso a reservas petroleras de bajo costo y alto volumen en lugares como Medio Oriente. En los años 70, sin embargo, los gobiernos comenzaron a lograr más concesiones en sus negociaciones con las empresas.

No obstante, las petroleras siguieron intentando producir más crudo. A fines de los 90, “hubiera sido inaceptable decir que la producción bajaría”, dijo Henry.

Shell tiene “alrededor de un tercio” de su “balance en activos con un retorno de 0%”, afirmó su presidente ejecutivo, Ben van Beurden, en una entrevista reciente. Los proyectos de Shell deberían arrojar un margen de ganancia de al menos 10%, añadió. “Si eso significa negocios significativamente menores, entonces estoy preparado para hacerlo”.

Shell canceló a fines del año pasado un proyecto de US$20.000 millones para convertir gas natural en diésel en Luisiana, EE.UU., y este año dejó en suspenso un proyecto gasífero en Arabia Saudita.

La empresa anglo-holandesa también ha reducido su perforación de proyectos de esquisto en EE.UU. y Canadá, y abandonó sus metas de producción.

Este año, Exxon dejó que venciera una licencia en Abu Dhabi, donde había extraído crudo durante 75 años y vendió una participación en un campo petrolero en el sur de Irak porque no ofrecía retornos lo suficientemente altos.

Chevron, que planeaba elevar la producción para 2017, ha reducido sus proyecciones y postergado planes de desarrollar un yacimiento gasífero en el Reino Unido.

Aunque las operaciones de refinación han reducido el impacto de los menores precios del petróleo, las compañías indicaron que podrían asumir más deuda si el precio del crudo sigue cayendo.

“No estamos preocupados en sentido temporal”, dijo Patricia Yarrington, directora de finanzas de Chevron. “Obviamente no podemos hacerlo por mucho tiempo”, agregó.

Arabia Saudí hunde el precio del petróleo a mínimos de 2010

El Confidencial.

Arabia Saudí provoca una nueva sacudida en el mercado de materias primas, concretamente en el del petróleo. El mayor exportador de petróleo del mundo ha decidido reducir la prima que aplica al precio del crudo ligero que envía a la costa del golfo de Estados Unidos en 45 centavos por barril, hasta su nivel más bajo este año, mientras que los descuentos para el crudo medio y pesado se ampliaron por cuarto mes consecutivo, según ha informado la compañía estatal de petróleo del país, Saudi Aramco.

Y es que Arabia Saudí no quiere ceder cota de mercado. Su decisión, además, se produce a falta de tres semanas para que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), responsable de alrededor de un 40% de la producción mundial, se reuna en Viena el próximo 27 de noviembre para fijar su política de precios ante la presión bajista que está sufriendo el oro negro. En esta ocasión, cobra más importancia que nunca su decisión sobre un posible recorte de la producción para sostener los precios, cuando desde enero de 2012 están extrayendo por encima de su objetivo de 30 millones de barriles al día.

De hecho, tras conocerse la decisión de Arabia Saudí, los precios del barril West Texas de referencia en Estados Unidos caen a plomo hasta fijar un mínimo intradía en los 75,84 dólares, su nivel más bajo desde octubre de 2011 y han arrastrado en su espiral bajista al Brent de referencia en Londres, que ha marcado un precio mínimo intradía en los 82,08 dólares, su nivel más bajo desde octubre de 2010.

En el mercado del petróleo se han juntado con dos factores que han pintado un escenario muy bajista para el oro negro. Por un lado, la debilidad de la demanda como consecuencia del enfriamiento de la economía mundial, especialmente en el caso de Europa y China. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado sus previsión de crecimiento al 3,8% en 2015 desde el 4% que adelantó el pasado mes de julio.

Pero por otro lado, esta caída de la demanda viene acompañada de un aumento de las reservas de petróleo provocado por un fuerte incremento de la producción, especialmente en Estados Unidos, con el boom del llamado shale-oil (bolsas de crudo alojadas en los esquistos de las rocas). De hecho, a falta del dato oficial, las estimaciones de los analistas de Bloomberg adelantan un incremento de los inventarios de petróleo en EEUU hasta los 381,6 millones de barriles a 31 de octubre, lo que supondría su quinta semana consecutiva de subidas. De hecho, la semana anterior la producción se aceleró hasta los 8,97 millones de barriles diarios, la mayor desde enero de 1983, según informó el Departamento de Energía.

La caída del precio internacional del petróleo

La Nación

Por Emilio Cárdenas.

En  poco más de un trimestre, el precio internacional del petróleo crudo ha caído dramáticamente. Un 25%. Ese fuerte ajuste parece haber ocurrido fundamentalmente por dos razones principales.

Primero, por el inesperado aumento de la producción norteamericana, que (gracias a la explotación del llamado "shale", esto es los "esquistos") ha crecido un 80% desde 2008, lo que supone un aumento de producción del orden de los 3,9 millones de barriles de crudo por día, que -con la única excepción de Arabia Saudita- es más de lo que produce individualmente cualquier miembro del cartel exportador: la OPEP. Para el país del norte esto supone importar tan sólo el 30% de sus necesidades. O sea la mitad de lo que importaba antes de la revolución del "shale". Y haber aumentado sustancialmente la competitividad de su economía.

Segundo, por la caída de la demanda global provocada por la sensible baja del nivel de actividad económica en buena parte del mundo. Especialmente en la Vieja Europa, aunque también en los llamados "países emergentes" y en la propia China.

A lo que deben probablemente sumarse dos factores adicionales. Que los productores de "fuera" de la OPEP (los que no están "cartelizados", entonces) han aumentado su oferta de crudo en un millón cuatrocientos mil barriles diarios, frente a una demanda global que hoy crece por debajo del millón de barriles diarios. Y que Libia e Irak, pese a sus complejos problemas domésticos -desde que ambos están afectados por guerras civiles- han podido aumentar su producción de crudo y, por ende, sus saldos exportables.

Las consecuencias de la fuerte caída de los precios internacionales del petróleo crudo son de todo tipo. En primer lugar, ella puede comenzar a afectar a las explotaciones del "shale" norteamericano. Por achicar sus márgenes y entorpecer sus requerimientos en materia de capital, que son constantes. Si la actual tendencia a la baja lleva, de pronto, el precio del petróleo crudo a niveles por debajo de los 75 dólares el barril, no es imposible que la explotación de algunos de los actuales yacimientos de "shale" quede afectada.

Arabia Saudita, una vez más, es el árbitro de lo que sucede. Recortando su producción, podría -en un rato- volver a equilibrar los mercados. No obstante, por ahora no lo hace. En cambio, procura ganar participación de mercado, bajando los precios. Compitiendo, entonces. Sus reservas, que son del orden de los 800 billones de dólares, le permitirán seguir con esta política por un buen rato, con la que debilita a Irán, su rival regional, y presiona sobre las explotaciones del "shale".

La debilitada OPEP, que se reunirá el próximo 27 de noviembre, no parecería esta vez estar dispuesta a acordar, repartir y respetar un recorte general de su producción. Pese a las fuertes presiones para hacerlo que recibe de Venezuela e Irán, angustiados -ambos- por lo que ocurre.

Entre los beneficiarios de este cambio de circunstancias están ciertamente los consumidores norteamericanos, que ahora pagan unos 160 billones de dólares anuales menos que antes por los combustibles que utilizan. También está Japón, que importa todo lo que consume. Y China, que tan sólo produce el 40% de lo que su gigantesca economía requiere. Para todos ellos, como para los países importadores en general, la baja del precio internacional del crudo es una bendición.

A su vez, entre los perdedores de la situación descripta aparece Rusia, que depende enormemente de sus exportaciones de petróleo y gas, que proveen el 40% de los requerimientos de su presupuesto nacional de gastos. Para peor, Rusia está prácticamente en recesión, como consecuencia de las duras sanciones económicas dispuestas por los países occidentales por la ilegal anexión de Crimea y Sebastopol. Como la Argentina, Rusia también está fuera del mercado internacional de capitales, lo que profundiza sus dificultades.

Entre los perdedores aparece asimismo Irán -que aspira a completar las negociaciones con la comunidad internacional sobre su programa nuclear antes del 24 de noviembre próximo- y necesita un precio del barril de crudo por arriba de los 120 dólares, si de equilibrar su presupuesto se trata. Su presidente, Hassan Rohani, tiene ante sí un pueblo ansioso, descorazonado y golpeado por una pérdida constante de nivel de vida. Ha conseguido bajar la tasa de inflación del 40% anual, al 25%. Pero la economía sigue empantanada. Sin inversiones de significación. Aunque la posibilidad de un acuerdo con la comunidad internacional estaría tentando a General Motors a invertir en Khodro, la mayor empresa local dedicada a fabricar automotores. Y ha posibilitado a Boeing, después de 35 años de ausencia, la venta de mapas e información a la empresa aérea del Estado iraní. Mientras tanto, la sumatoria de las sanciones económicas y la baja del precio internacional del crudo están golpeando constantemente a Irán, uno de los principales exportadores de hidrocarburos del mundo.

También sufre Venezuela, cuya caótica economía -pese a tener las mayores reservas de hidrocarburos del mundo y a generar con crudo el 95% de los dólares derivados de sus exportaciones totales- ha sido completamente devastada por los "bolivarianos". Razón por la cual enfrenta hasta la posibilidad de un "default" en su deuda externa.

Para Venezuela hay otros impactos. Geopolíticos. Es fácil ser generoso con el dinero de los demás. La Nicaragua de Daniel Ortega lo sabe bien, porque ha venido financiando planes sociales con dineros del pueblo venezolano, suministrados por su gobierno bolivariano.

Venezuela, que creía que el petróleo era inacabable y que sus precios continuarían en alza para siempre, está comprobando que ello no es así. Con su economía en muy mal estado, ha comenzado a recortar la asistencia financiera con la que, particularmente en el área del Caribe, ganaba adeptos en los foros internacionales. Los compraba, más bien.

Ante el cambio de circunstancias, no sorprende que Nicaragua esté recortando ya, prácticamente a la mitad, tres de sus más importantes programas sociales hasta ahora sostenidos por la "beneficencia" venezolana. El primero es el llamado "Programa Productivo Alimentario", más conocido como "Hambre Cero", que ha sufrido una reducción de fondos del 55%. Este programa, en esencia, consistía en entregar a los campesinos de menores ingresos aves de corral, cerdos y alimentos para comenzar a operar pequeñas granjas, debiendo los beneficiarios devolver al Estado sólo el 20% de lo recibido. El segundo es el llamado "Programa Amor", que asistía a los llamados "niños de la calle" y a aquellos que, por necesidad, deben abandonar el sistema educativo. Hablamos de la atención de más de 43.000 niños, que ahora bajará a apenas algo más de 20.000. Otro recorte. Se trata de un programa que además atendía especialmente a los niños menores de 6 años de las zonas rurales. Tercero, también se reduce sustancialmente el programa denominados "Usura Cero", consistente en microcréditos destinados a asistir a las mujeres de escasos recursos.

Habrá que ver si las voluntades que Venezuela anudaba de ese modo comienzan o no a resquebrajarse. Lo cierto es que el escenario regional ya no es el mismo de antes. Ocurre que, por aquello de que la necesidad tiene cara de hereje, los flujos asistenciales de Venezuela parecen estar reduciéndose drásticamente.

Los "bolivarianos" lo tienen claro. Y están preocupados. En palabras del marxista José Escalona: "Este descenso de los precios del petróleo en las circunstancias actuales no es casual. Venezuela vive una situación política y económicamente complicada. El descenso de los precios del petróleo complica extremadamente esta situación y se incrementan las presiones para un ajuste neoliberal que muy probablemente pueda conducir a una derrota electoral el año próximo y a consecuencias más graves. Podría ser como el jaque mate que se viene preparando desde hace varios años". Clarísimo. Lo curioso es que no computa la tremenda ineptitud de la gestión de Nicolás Maduro.

Las remezones en el mercado internacional de los hidrocarburos están, es cierto, provocando cambios por doquier. Un nuevo escenario ha aparecido. Tenso. Cambiante. Con beneficiados y perjudicados, respecto del cual habrá que estar particularmente atentos por los posibles impactos y derivaciones que pudieran producirse. Incluyendo respecto del desarrollo de nuestros yacimientos de "shale" en Vaca Muerta, un acelerador esencial para de nuestro futuro sobre el que ahora flota un nuevo signo de interrogación.


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