Por ELIZABETH PEGER.
En una gestión contrarreloj para intentar evitar el paro petrolero del jueves que amenaza provocar desabastecimiento de combustibles, funcionarios del Gobierno recibirán hoy a los referentes de los gremios del sector de la Patagonia en la apuesta de avanzar en un acercamiento respecto al reclamo sindical por una rebaja de la carga del impuesto a las Ganancias sobre los salarios. Con ese propósito, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, convocaron a partir de las 10 al jefe del sindicato del Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, el senador Guillermo Pereyra, y a referentes del resto de los gremios patagónicos que resolvieron la medida de fuerza.
"Aspiramos a que este Gobierno nos eleve el mínimo no imponible, que modifique la escala de categorías, la famosa tablita de Machinea, y todas las inequidades que se llevan gran parte de los salarios de los trabajadores", remarcó ayer Pereyra de cara al encuentro de hoy. Y advirtió: "Si no hay soluciones, el jueves vamos a un paro general en toda la Patagonia".
El número dos de la CGT disidente que lidera Hugo Moyano, afirmó que de la protesta participarán "camioneros, jerárquicos y petroleros de base, que suman más de 60.000" trabajadores, quienes alertó "van a paralizar las tareas en formal total", situación que afectaría la extracción, producción y distribución de combustibles en todo el país.
Los trabajadores petroleros de Chubut, Río Negro, Neuquén, La Pampa, Cuyo y jerárquicos patagónicos resolvieron el pasado 27 de octubre un paro de 24 horas para el próximo jueves 6 para exigir el aumento urgente del mínimo no imponible de Ganancias y la actualización de las escalas del tributo. La resolución, alcanzada en el marco de un plenario de trabajadores petroleros patagónicos que se realizó en la ciudad de Comodoro Rivadavia, fue apoyada por el sindicato de Camioneros, que encabeza Moyano, que también anunció su adhesión a la medida.
El anuncio de la protesta puso inmediatamente en alerta a todo el Ejecutivo, que decidió iniciar una negociación con los petroleros para evitar una medida de fuerza cuyos efectos podrían generar graves dificultades en el abastecimiento de petróleo y gas en todo el país. "Estamos analizado posibilidades para ver que hacemos y para saber bien que hay detrás del reclamo", apuntaron días atrás fuentes de la administración kirchnerista.
La renovada presión por la baja del polémico impuesto llega en momentos complicados para las cuentas del Ejecutivo que, pese a los insistentes reclamos de la CGT oficial de Antonio Caló, había sepultado cualquier posibilidad de alivianar la carga del tributo. Incluso, dentro de la central obrera oficial hasta se mostraron poco optimistas sobre la alternativa de una excepción del medio aguinaldo de diciembre del impuesto.
La presión de los petroleros podría forzar un cambio en esa decisión. Sin embargo, difícilmente cualquier medida pueda repetir el esquema que el Gobierno aplicó en 2006 cuando, ante otro durísimo conflicto con los sindicatos petroleros patagónicos, habilitó la excepción de los adicionales por viáticos y alimentos del pago del tributo, pero solo en el caso del convenio de ese sector.
El senador nacional y secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, se reunirá este lunes con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para debatir modificaciones en el impuesto a las Ganancias.
El pasado 27 de octubre en un plenario de trabajadores petroleros patagónicos realizado en Comodoro Rivadavia, se decidió declarar un paro por 24 horas para el jueves 6 de noviembre en busca de respuestas concretas al reclamo.
Pereyra se reunirá éste lunes a las 10 de la mañana con Capitanich y Tomada para buscar una solución al reclamo gremial, de los trabajadores patagónicos, de elevar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias.
"Nosotros aspiramos a que este Gobierno nos eleve el mínimo no imponible, que modifique la escala de categorías, la famosa 'tablita de Machinea', y todas las inequidades que se llevan gran parte de los salarios de los trabajadores", dijo Pereyra.
"Si no hay soluciones esta semana, el jueves vamos a ir a un paro general en toda la Patagonia. Entre camioneros, jerárquicos y petroleros de base somos más de 60.000 los compañeros que vamos a paralizar las tareas", dijo Pereyra al recordar la decisión consensuada en el Plenario de Trabajadores Petroleros Patagónicos realizado el lunes pasado en Comodoro Rivadavia. Y además como ya lo adelantara Pereyra dias atras, el reclamo cuenta con el respaldo del gremio de Camioneros que lidera el secretario general de la CGT Hugo Moyano.
El senador nacional aseguró que los salarios del sector no son altos entre quienes realizan turnos diurnos de lunes a viernes y que son quienes hacen trabajos rotativos, nocturnos; turnos de 12 horas, y que tienen diferencial por zona desfavorable que pueden llegar a alcanzar un salario bruto de 30 a 35 mil pesos en boca de pozo, "pero lo que grava el Impuesto a las Ganancias, es el mayor esfuerzo del trabajador ", finalizó.
Federico Aríngoli
"Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes". La frase que forma parte del glosario del peronismo histórico fue soltada –escritorio de por medio– en el círculo íntimo de la principal fuerza petrolera del país: el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa. La referencia buscó explicitar, sin vueltas, que el nuevo intento de reflotar el "Bloque Petrolero Patagónico" se hará con los que estén y que no habrá tiempo para esperar las vacilaciones.
El coqueteo de los petroleros patagónicos y la amenaza del paro dispararon una alerta en los gobiernos provinciales y las empresas del sector, pero sobre todo activaron las alarmas de los despachos de Nación. Si bien el proyecto unificador no tiene todas las patas, el auxilio de Camioneros busca suplir aquellas ausencias. Desde la Casa Rosada se teje por la de máxima, pero también por la de mínima. Por un lado, con sus sindicatos más cercanos, trata de desactivar la tormenta sureña. Mientras que en paralelo se busca atender el reclamo, por lo menos temporalmente, para no sumar efervescencia al campo más fértil que promete la llegada de dólares al país.
FECHA CLAVE
Todo comenzó el 8 de octubre pasado. El senador Guillermo Pereyra (MPN) –secretario general del Sindicato Petrolero de Río Negro, Neuquén y La Pampa– acababa de sentarse en el sillón de su despacho, en el cuarto piso del Congreso, cuando uno de sus asesores le pasó una llamada. Al otro lado del teléfono estaba Jorge Ávila, su par sindical del Chubut, quien lo felicitaba por el discurso legislativo donde expresó su rechazo a la ley de Hidrocarburos. A las pocas horas una foto –en la histórica oficina del MPN– selló una convocatoria.
Cuando se les preguntó por Claudio Vidal, el joven secretario general de los Petroleros de Santa Cruz, ambos contestaron que por el tránsito de la Capital Federal estaba demorado y que el anuncio "protocolar" se posponía para la mañana siguiente. Esa madrugada, el Senado dio media sanción a la reforma petrolera y el plenario patagónico se confirmaba sin Vidal y con una semana de retraso.
Además del santacruceño tampoco estuvieron los representantes de Tierra del Fuego, Mendoza y Jerárquicos de Neuquén, Río Negro y La Pampa.
Aquello no impidió que, ante unos 2.000 delegados, Pereyra, Ávila, Julián Matamala (Jerárquicos de Cuyo) y José Llugdar (Jerárquicos de Patagonia Austral) lanzaran un paro para el próximo 6 de noviembre en reclamo de que se eleve el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. El histórico pedido fue presentado como un problema de urgente solución.
"Los trabajadores, que desde esta Patagonia generan y garantizan la mayor producción de petróleo y gas convencional y no convencional están cansados de ver cómo el sacrificio de las muchas horas extras, largas jornadas y el desarraigo familiar sigue siendo vilmente confiscado por el deplorable e injusto impuesto a las Ganancias", dice el comunicado del plenario, que fue titulado "En la unión está la fuerza".
Las declaraciones, que desde los sindicatos petroleros aseguran respaldar con "más de 55.000 trabajadores", se apoyan sobre datos contrastables, como por ejemplo que la provincias patagónicas, que cuentan con las dos principales cuencas productoras, entregan alrededor del 95% del petróleo y más del 80% de todo el gas del país.
Algo también parcialmente cierto es el poder de movilización del sector. El gremio de Pereyra dice reunir a más de 23.000 afiliados, mientras que en Chubut el sindicato cuenta con unos 8.000 y en Santa Cruz, que hasta ahora se mantiene al margen, son otros 7.000. El caso de Tierra del Fuego, que tiene 700 trabajadores adheridos, el panorama es diferente ya que por ley no son alcanzados por el impuesto a las Ganancias. En esa provincia el sindicato de base no fue invitado y el de Jerárquicos declinó la invitación porque el reclamo no los alcanza.
Antes de que pudieran expresarse todos los sindicatos petroleros, la medida de fuerza fue concebida con el apoyo del Sindicato de Camioneros y la CGT, ambos conducidos por Hugo Moyano. Aquello marcó una primera división que no terminó de cohesionar, de primera mano, el anhelado Bloque Patagónico Petrolero.
Otra grieta abierta fue el cruce de invitaciones que "dejó afuera" a algunas organizaciones menos cercanas al cegetismo opositor. "El reclamo de Ganancias es una bandera histórica de nuestros sindicatos, pero ahora se quiere hacer política con ese pedido", señaló uno de los dirigentes marginados.
PATAGONIA REBELDE
Vidal, quien mantiene mejores expectativas con el gobierno nacional, llegó al sindicato de Santa Cruz después de la intervención del 2011 y pudo unificar las líneas mayoritarias al plantear la salida de la Federación Argentina Sindical del Petróleo y el Gas, algo que hace años hicieron Pereyra y Ávila. Cuando la prensa local consultó al santacruceño esta semana por el paro, dijo que esperará unas reuniones con las empresas antes de definirse: "Lo importante es que Petroleros Privados también va a pelear esto (la eliminación del impuesto) que es una mejora para los trabajadores. Los tiempos no son los mismos para distintos sindicatos. Nosotros todavía no estamos desafiliados de Federación, estamos esperando una resolución (del ministerio) de Trabajo", se excusó.
Pereyra, que atraviesa otra campaña interna en la provincia, está decidido a ir a fondo. Consultado por "Río Negro Energía" señaló que no pedirá un bono de fin de año porque asegura que la única mejora debe llegar por la quita de la carga que significa Ganancias. Ávila, también de la CGT y al igual que su par neuquino con relaciones con una parte del gobierno nacional, es el principal respaldo del neuquino en esta cruzada de alto poder de fuego, algo que quedó demostrado con el último paro de Pereyra que dejó pérdidas por 24 millones de dólares sólo en la Cuenca Neuquina.
El gobierno tomó nota inmediatamente del tema. Y por más que el Ejecutivo no tiene un buen concepto del senador petrolero, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, confirmó gestiones para destrabar el paro general. Incluso en las últimas horas se confirmó un encuentro, en Buenos Aires, para el próximo lunes.
Pese a que las empresas miran de costado la situación, saben que la consolidación de una federación regional con peso político propio –como se proponen los gremios de la actividad para marzo próximo– no sería un escenario deseable para ellos. Por eso buscan aceitar el diálogo con el gobierno. Nación pondrá a sus hombres con más contacto con el mundo sindical para evitar cualquier efervescencia en la industria por la que apuestan a ingresar divisas al país.
Con una amenaza de paro general que se entremezcla en un clima electoral anticipado, todo parece tomar fuerza. Sin embargo, los que quedaron al margen de la convocatoria todavía no piensan en el impacto de las medidas de conjunto y recuerdan que "más temprano que tarde el bloque se va a romper, como ya ocurrió con el anterior proyecto que terminó desmoronado por proyectos personales y políticos".