Por Julián Guarino.
A 32 años de la guerra, los casi 3.200 pobladores de las Islas son a excepción de la defensa que es provista por el Reino Unido prácticamente autónomos. Una rápida comparación con la Argentina continental muestra que, desde el punto de vista estratégico, el crecimiento exponencial de la actividad económica que tiene lugar ahora mismo, aleja cada vez más las pretensiones argentinas para que los habitantes de las Malvinas aten su suerte a los designios de la Casa Rosada.
Los frutos económicos de la pesca y las crecientes actividades derivadas de la exploración de yacimientos petrolíferos en las aguas isleñas han acrecentado la potencialidad de esa independencia económica en la zona que se disputan Argentina y el Reino Unido. Según la información publicada en los últimos días por la Policy Unit del Falkland Island Government (FIG) para el flamante Statistical Year Book 2014, en los últimos 5 años el PBI de Malvinas creció a un promedio del 11% anual hasta 2012 y las proyecciones de 2013 arrojarían una cifra aún mayor. Según el FIG, esto se debe principalmente a los fuertes flujos de inversión que concentró la exploración de hidrocarburos en el mar de las Malvinas (ver aparte) lo que ha atraído también a un gran número de compañías internacionales "creando puestos de trabajo y riqueza en la zona".
ello hay que agregarle que la explotación ictícola parece haber entrado en una fase de apogeo, con un número creciente de capturas, sobre todo de calamar, que los isleños capitalizan con la concesión de 230 licencias.
En esta línea, la publicación del FIG compara esa marca con la de países cuyos recursos son fuertes en petróleo y gas: por caso Noruega y Qatar concentran un PBI per cápita de u$s 100.000 y u$s 94.000 respectivamente, en línea con otros estados como Mónaco (u$s 105.000) y Luxemburgo (u$s 111.000) según datos del Banco Mundial. Sin embargo, si se quitan los recursos obtenidos por la pesca y la exploración de hidrocarburos, el PBI es de u$s 48.000, similar a países como Japón o Austria.
La Historia dice que tras el conflicto armado con la Argentina, Londres dio un giro radical: el gobierno de Margaret Thatcher dedicó unos primeros u$s 30 millones para obras de reconstrucción en Malvinas y posteriormente decidió otorgar otros u$s 60 millones en infraestructura. Pero en 1985, añadió una disposición que cambiaría el futuro de los isleños cuando el gobierno local de las Islas fue autorizado a explotar los derechos de pesca en las aguas que rodeaban el territorio insular, aunque estas aguas fueran reclamadas por la Argentina. Por obvias razones, esta disposición venía acompañada de un apéndice no menor: todos los gastos de defensa, incluyendo la construcción de un importante aeropuerto junto a una base militar en el centro de las Islas, corrían y corren a cargo del Reino Unido. Pero además, Thatcher decidió tomar una actitud proteccionista con los isleños y les otorgó ciudadanía plena a los habitantes de las Islas, un viejo reclamo de los sureños que siempre se consideraron ciudadanos de segunda de la Corona. Hoy, la pesca representa un 34% (u$s 108 millones) del PBI de las Islas comparado con el 25% resultante de la actividad manufacturera, la minería pero, sobre todo, los procesos vinculados con la actividad de la exploración y explotación petrolera. Un 18% es producto del turismo y la hotelería. La decisión de Gran Bretaña de permitirle al gobierno de las Malvinas declarar una zona económica de 320 kilómetros alrededor de las Islas fue lo que les dio a los isleños jurisdicción sobre las aguas y una transformación: el PBI pasó de u$s 8 millones en 1985 a casi u$s 60 millones en pocos años.
En 2012, último dato que el FIG dio a conocer esta semana, ese PBI es de u$s 317 millones, muy por encima de las estimacionesiniciales para el período. El crecimiento del PBI en los últimos 29 años fue de 3.862%.
Hoy la pesca es la estrella económica de Malvinas según los especialistas, el petróleo es lo que potenciará aún más la economía. Ambas son la quintaesencia de una transformación económica que bajo el imperio de las fuertes valoraciones de las materias primas en el mundo ha modificado los destinos del grueso de los habitantes. Los ingresos de estas licencias les permitieron a los kelpers tener un fuerte superávit en los últimos años, por lo que tal como adelantó oportunamente El Cronista, hace un año decidieron constituir un fondo soberano de riqueza de u$s 13.000 millones
Pero no son las empresas con actividad en Malvinas las que capturan la riqueza ictícola: el gobierno kelper es el que concede unilateralmente licencias por 25 años para la explotación pesquera: compañías taiwanesas, coreanas, españolas y algunos joint ventures con Indonesia y otros países han poblado el mar austral de buques factoría, que no sólo realizan capturas de ultramar de hasta 50 toneladas de pescado por día; también procesan, seleccionan y congelan a bordo, producto que, una vez repletas las bodegas, es transportado aguas afuera para ser reubicado en otros buques que se encargaran de llevarlo a puertos de destino en Europa. El dato más importante es que como estas licencias son transferibles, habilitan a aquél que las posee (generalmente empresarios kelper) a realizar asociaciones y joint ventures con cualquier empresa del planeta que quiera explotar las aguas de Malvinas. El prototipo de esta figura arrojaría una asociación entre un empresario kelper que tiene la licencia (pero no tiene logística propia ni infraestructura) y una empresa pesquera extranjera que tiene los buques, la tripulación y los trabajadores para realizar las capturas.
Por Julián Guarino.
Si bien los ingresos del gobierno de Malvinas dependen en gran medida de la pesca, la explosión de los últimos años estuvo atada a la creciente industria que rodea la exploración y explotación offshore de hidrocarburos. Según los números dados a conocer en los últimos días, casi 70% de los ingresos públicos están atados a esta actividad. Hoy las campañas de exploración se encuentran lanzadas en las cuatro grandes cuencas sedimentarias que rodean las Islas: al este, la denominada Plateau Malvinas; al oeste, la Cuenca Malvinas; y al sur y al norte, las Cuencas Malvinas homónimas. El potencial no es menor: según estimaciones británicas, las cuatro cuencas podrían aportar más de 12.000 millones de barriles de reservas. Suponiendo que sólo el 50% de esas reservas resultara efectivamente probado para su extracción, eso significaría 6.500 millones de barriles, lo que implica 317% más que las reservas de la Argentina. Según el reporte, de las dos campañas de exploración y perforación que se realizaron, existen varios descubrimientos que ya pueden ser confirmados. Por un lado, los campos de Sea Lion y Casper (gas y petróleo); también Casper South (gas y petróleo) y Beverley (gas).
También "Liz" tiene yacimientos de gas en la parte oeste de la Cuenca.
Semejante entrada de recursos que potencialmente son aún mucho mayores ha derramado una parte de esa riqueza entre quienes viven en las Islas. El salario mínimo de Malvinas puede dar envidia y es comparable con cualquier país integrante de la OCDE. Según el reporte del FIG, el ingreso mínimo para 2013 fue de u$s 36.800 anuales, es decir unos $ 26.061 al tipo de cambio oficial, aunque si se lo traduce al dólar blue, entonces arroja unos $ 44.457 mensuales, 10 veces más que el salario mínimo de la Argentina. Para tener una referencia, si bien se encuentra 17% por debajo del salario mínimo del Reino Unido, es 11% superior al de los Estados Unidos; 44% arriba del que se recibe en España y casi cuatro veces mayor que el de Chile. En Malvinas existe pleno empleo según el FIG, y la capacidad de trabajo que tiene disponibilidad se encuentra por debajo del 1%. La mayor parte de las personas que viven en las Islas trabajan entre 40 y 48 horas semanales.
"La extracción de crudo en esta zona es costosa ya que el clima es hostil y aún no hay demasiadas evidencias de que a las principales compañías les resulte un negocio redondo la empresa", le dijo a este diario, John Stevens, un ingeniero de la British Geological Survey (BGS).
La última semana, el secretario de Malvinas de la Cancillería, Daniel Filmus, advirtió en Londres que la exploración y explotación petrolera en las Malvinas puede desatar una catástrofe ambiental de la misma escala de la que tuvo lugar en el Golfo de México, en abril de 2010. Filmus pasó por la capital británica, donde junto a la embajadora Alicia Castro presentó el libro "Diálogos por Malvinas".