En diciembre de 2011 el entonces secretario de Energía, Daniel Cameron, consideraba que el abastecimiento energético no era relevante, cuando ya hacía tres años que Julio De Vido importaba gas licuado asesorado por Roberto Dromi, quien llegó a participar de licitaciones con su estudio jurídico.
El ministro inició las compras en julio de 2008 a través de Enarsa y nunca dejaron de crecer: Este año ingresarán más de 80 barcos por no menos de 50 millones de dólares cada uno, suficiente para ser la principal demanda de dólares del Gobierno y la causa del regreso del déficit a las cuentas públicas.
En el debate por el presupuesto, ayer por la noche el radical Gerardo Morales recordó aquella visita de Cameron de hace tres años, también para defender la ley de leyes. “¿Para qué sirve el autoabastecimiento? Porque hay una confusión con esto del autoabastecimiento, más allá de que nos da idea de seguridad. Japón se abastece el ciento por ciento de los combustibles de manera externa y no tiene absolutamente ningún problema”, respondió entonces el funcionario ante una consulta de la cobista Laura Montero.
“En realidad, lo relevante del autoabastecimiento es la competitividad de la economía, es decir, que pueda disfrutar de los costos de esos productos básicos, lo cual no ocurrió nunca en la Argentina”, completó el secretario de Energía, que acompañó a los Kirchner durante casi una década, hasta que este año Axel Kicillof logró desplazarlo para colocar en su lugar a Mariana Matranga.
Morales hizo la interpretación obvia: “Lo que pasó fue que Cristina miró el número del déficit energético y ahí se decidió a estatizar YPF y levantar la bandera del autoabastecimiento”.
Algo de eso debe haber pasado, porque Cristina no sólo le sacó a De Vido el manejo de la Energía sino que echó a Cameron -un pingüino originario- de mala manera: No permitió ni siquiera que quedara como asesor de alguno de los órganos reguladores como era su idea para garantizarse un sueldo. Lo dejó en la calle sin contemplaciones.
Negociados
El costo de la compra de energía que promovía alegremente Cameron volvió a quedar en la mira hace dos semanas, cuandoel ex ministro Roberto Dromi denunció que desde 2012 YPF interviene en la operación de Enarsa y, como es una sociedad anónima, oculta los contratos y nadie puede saber cuánto gas licuado se compra y a qué precios.
Nervioso, Miguel Galuccio sólo admitió en su última visita al Senado que los buques costaban aproximadamente 50 millones de dólares. Y Capitanich también la pasó mal en su último informe en la cámara alta cuanod lo interrogaron sobre este tema, como reveló LPO. El chaqueño se desentendió y sólo aceptó como “un error de planificación” haber tenido 8 embarcaciones detenidas en Bahía Blanca porque no era necesario inyectar más energía al sistema.
Antes que YPF intervenga, las compras eran controladas por la Auditoría General de la Nación y de esos informes surge la influencia que tuvo Dromi en estas operaciones, que en el Congreso, donde el organismo remite sus trabajos, hasta los legisladores oficialistas definen como “la joda de los barquitos”.
En su polémica entrevista con La Nación, Dromi contó que brindaba un asesoramiento jurídico. Podía hacerlo con su estudio jurídico Diligentia o Dysan, una consultora internacional con participación de empresarios españoles.
Pero tanta fue la dependencia que De Vido tuvo hacia el ex funcionario de Menem que entre 2008 y 2009 Diligentia fue contratada de manera directa por Enarsa para comprar gas natural licuado aun cuando difícilmente pueda presentar antecedentes.
No se trató de una operación oculta: el 9 de febrero de 2010 Enarsa incluyó a Diligentia en una compulsa de precios para inyectar gas natural licuado regasificado para enero (38.000 m3), Febrero (75.500 m3) y Marzo 2010 (59.900 m3) de ese año.
La AGN aportó más datos: en un informe presentado en 2012 llamó la atención a la falta de documentación sobre una cesión de derechos de Contrater Consulting SL a Diligentia SA y Dromi San Martino Consultores, una operación registrada en octubre de 2008.
“No se puso a disposición de la comisión fiscalizadora copia de la documentación correspondiente a la cesión mencionada”, detalló el organismo presidido por Leandro Despouy.
La relación entre De Vido y Dromi tampoco era oculta. El 9 de noviembre de 2011, poco más de un mes antes de aquella proclama del desabastecimiento energético de Baratta, por orden de De Vido Dromi cerró la 31 Reunión Anual Latinoamericana de Petroquímica en el hotel Hilton, donde expuso su idea de transformar a YPF en una empresa de capitales mixtos.
La estatización llegó en 2012 pero vino con una influencia cada vez mayor de Axel Kicillof, quien ni bien asumió como ministro de Economía impuso a YPF en las compras de gas licuado y dejó a Dromi y De Vido afuera del negocio.
Se suponía que era un avance en la transparencia de uno de los gastos más importantes del Estado, pero lejos de eso ahora directamente ningún organismo audita las compras y se desconoce cuanto se paga, a quien, con que comisiones y que montos totales involucran las operaciones.
Miguel Ángel Pichetto fue la primera voz oficialista en defender a Julio De Vido por la denuncia de presuntos actos de corrupción que deslizó Miguel Galuccio por la importación de gas licuado, un negocio de más de 4 mil millones de dólares.
Pero como cada vez que quiere aclarar un tema complicado, el rionegrino aportó oscuridad la decir que Roberto Dromi, quien denunció que los contratos que hace YPF con Enarsa son secretos, nunca fue asesor de De Vido sino de las empresas que proveían gas.
“Estuvimos con Aníbal Fernández, con De Vido, y nos dijo que Dromi nunca fue mediador de nada y que seguramente era contratado por alguna de las empresas proveedoras”, dijo el senador.
“Además nos dijo que el nuevo sistema de licitación los valores son similares a los valores de 2012 porque son cotizaciones internacionales. Se planteó como algo terrible y no es para tanto”, se defendió.
Fue el propio Galuccio quien en el comunicado de YPF dijo el sábado que Dromi se beneficiaba con comisiones Enarsa importaba gas licuado sin la intermediación de la petrolera.
Los opositores no paraban de reírse y le recordaban a Pichetto que el propio De Vido envió a Dromi a representarlo en una conferencia sobre petróleo en 2011. Era la época que con su consultora Dysan intervenía en las compras de gas licuado.
El ministro de Planificación no había tenido quien lo defendiera hasta que hoy habló Pichetto, quien trabaja para la candidatura presidencial de Daniel Scioli.
La aclaración se dio al final de un nuevo informe de gestión de Jorge Capitanich, quien había evitatado explicar el escándalo. “No voy a hablar de las partes”, se excusó al exponer sobre un nuevo informe de gestión.
“El artículo 101 de la Constitución me obliga a trasladar la pregunta al área correspondiente y así lo haré”, le dijo el chaqueño al radical Ernesto Sanz esquivando el tema.