Las reservas del Banco Central pegaron un salto de US$ 721 millones, tras la incorporación de los yuanes del acuerdo con China. Pasaron de US$ 27.380 millones del miércoles a los US$ 28.101 millones.
La entidad hoy compró, además, unos US$ 40 millones en el mercado de cambios, pero debió pagar compras de energía por US$ 46 millones.
Con el avance, las reservas, que vienen cayendo de manera persistente, volvieron al nivel que tenían el 26 de septiembre.
Cómo es el swap
Hoy, el Banco Central de China giró a la Argentina US$ 814 millones. Un comunicado del organismo detalló que “el BCRA ha solicitado un primer intercambio de monedas locales por un importe equivalente a 814 millones de dólares, el cual fue acreditado por el Banco Central de China en el día de la fecha”. Y agrega que “ha dado comienzo también a la contabilización de sus inversiones de reservas de moneda china”.
El Banco Central de la Argentina recibió yuanes por el equivalente a los US$ 814 millones. Y en las reservas se acumularán esos mismo yuanes, es decir, que no se cambiarán a dólares. “El yuan representa una moneda de inversión muy atractiva para los bancos centrales”, justificó la autoridad monetaria en un comunicado.
El plazo del Banco Central para devolver el monto es de un año. El convenio por el swap dura tres años.
La operatoria se concreta en el mismo día que la Argentina profundiza su default al no concretar el pago de intereses de un bono Par por US$ 191 millones. Hoy venció un período de 30 días de gracia y el mercado sostiene que aumentaron las probabilidades de que los inversionistas pidan la aceleración de la deuda.
Por Matías Barbería.
El Banco Central (BCRA) puso en marcha ayer el "swap" de monedas acordado en julio pasado con el Banco Popular de China (BPC) e incorporó 5.000 millones de yuanes a sus reservas internacionales (u$s 814 millones) en lo que en la práctica supone un préstamo a 12 meses renovable. Como resultado de ello, las tenencias internacionales de la entidad conducida por Alejandro Vanoli ganaron u$s 721 millones hasta los u$s 28.101 millones.
Con el aporte de ayer, las reservas del BCRA recuperaron todo lo perdido en el mes de octubre (retrocedían u$s 534 millones hasta el miércoles), avanzan u$s 184 millones en el mes y retornan a niveles de fines de enero de este año. En lo que va del año las arcas de la autoridad monetaria pierden u$s 2.498 millones.
El aporte de yuanes a las reservas se vió apuntalado por compras del BCRA en el mercado cambiario por u$s 40 millones pero contrarrestado por pagos por u$s 110 millones.
Desde julio, la Argentina tiene acordada una línea de financiamiento contingente por hasta 70.000 millones de yuanes (u$s 11.000 millones) con la autoridad monetaria del país asiático que recién ejerció ayer. Los detalles del monto y términos del swap se terminaron de acordar el martes, cuando una delegación de la embajada de China en Buenos Aires visitó la sede de la calle Reconquista del BCRA y se reunió con Vanoli. Esa misma noche, los contactos técnicos fueron coronados por una videoconferencia que sostuvieron la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su para Xi Jinpíng.
El swap es un intercambio de pesos por yuanes, pero en los hechos China no toca moneda Argentina y percibe una tasa confidencial por lo que termina funcionando como un préstamo a 12 meses.
Además de engrosar las reservas, los yuanes podrán ser utilizados para financiar importaciones desde China.
"El yuan no es una moneda convertible de uso común en reservas", dijo Fausto Spotorno de OJF. "No me queda claro que esto sirva para otra cosa que para financiar comercio con China", agregó.
"Es cierto que el yuan no es totalmente convertible pero va camino a serlo", dijo Pedro Rabasa de Empiria consultores y ex BCRA. "Por necesidad, la Argentina se adelanta a ese proceso", concluyó.
El Gobierno ve en China a su principal fuente de financiamiento externo, no sólo a partir del swap de monedas que ayer se hizo efectivo, sino por la posibilidad de ingreso de financiamiento para la construcción de obras de infraestructura ferroviaria y energética. Los chinos buscan garantías y mecanismos para evitar embargos como los que los fondos NML y Aurelius intentaron trabar contra activos argentinos en el exterior.
A estos aportes de divisas se sumarán en breve, según se ilusiona el Gobierno, los u$s 1.500 millones extra que ingresarán cerealeras en este trimestre por un acuerdo con el ministro de Economía Axel Kicillof y unos u$s 2.000 millones de empresas de telecomunicaciones la licitación de frecuencias 4G en la que hoy se abren los sobres.
"La Argentina ha demostrado que tiene capacidad de acceso a financiamiento para atender, complementando los recursos propios, sus pagos comerciales y financieros externos", dijo Vanoli tras concretar el uso de la línea de auxilio. "La utilización del remanente del swap y de otras fuentes de financiamiento se efectuara en función de la evaluación que se haga de la evolución del escenario internacional y su impacto en nuestra economía", agregó el funcionario.
"Definitivamente los swaps están pensados para paliar problemas coyunturales, son de corto plazo", dijo Rabasa. "Cuando un problema es estructural, como la restricción externa Argentina, sólo te da más tiempo para hacer reformas", agregó.
Por: Pablo Wende.
Central comenzó a ejecutar el swap de monedas firmado con China en julio. En la primera etapa, tal como ya había trascendido, serán sólo u$s 814 millones. La cifra es menor, pero permite en el corto plazo mostrar una recuperación en el nivel de reservas, que ayer finalizó por encima de los u$s 28.000 millones, con lo cual el mes terminará con saldo positivo. Al mismo tiempo, también alienta la expectativa de un incremento de este programa, teniendo en cuenta que el acuerdo firmado con el Gobierno chino había totalizado el equivalente a u$s 11.000 millones.
Según informó ayer el Central, las reservas saltaron hasta u$s 28.101 millones, es decir un incremento de u$s 721 millones en relación con el cierre de anteayer. Si bien el BCRA compró además u$s 40 millones en el mercado cambiario, las pérdidas vinieron por el lado de la fuerte caída del oro (2%) y del euro contra el dólar, que le pegan negativamente al stock de reservas.
Es la primera vez que el BCRA incorpora yuanes como parte de las reservas, en lo que representa una mayor diversificación de monedas. Si bien la mayor parte de las reservas se encuentra en dólares, una porción menor está invertida en euros, libras y yuanes. En total, esta tenencia representa menos del 10% del total. Una parte, además, está invertida en oro, que ayer cayó casi el 2% e impactó negativamente en las reservas, que de no haber sido por esta situación hubieran subido aún más.
La entidad que preside Alejando Vanoli detalló en qué consiste el swap a través de un comunicado. Explicó que "se solicitó un intercambio de monedas con China, el cual fue acreditado en el día de la fecha". La suma, se agrega, pemitirá "compensar los saldos de balanza comercial". La operación consiste en la entrega de yuanes por parte del Gobierno chino y de pesos por parte del Central. Sin embargo, no se aclaró a qué tipo de cambio se efectuó la operación ni cuánto dinero exactamente entregó cada parte.
Al mismo tiempo, el BCRA agregó que dio comienzo "a la contabilización de reservas en moneda china, la cual se encuentra en camino de ser una de las principales monedas de reserva a nivel mundial". Además, señala que eventualmente puede convertirse el yuan en dólares, euros y otras monedas de reserva en plazas internacionales.
Para alejar cualquier duda respecto de la contabilización de la moneda china como parte de las reservas, desde la propia autoridad monetaria salieron a aclarar que otros países de la región, como Bolivia y Chile, ya lo hacen.
La activación del swap con China también generó algunos interrogantes. Por ejemplo, en las últimas semanas de su gestión, Juan Carlos Fábrega había dejado trascender extraoficialmente que el swap con China ya había comenzado a "gotear" reservas, manteniendo cierta estabilidad de ellas durante septiembre. Sin embargo, ahora queda claro que en todo caso se trataba de fondos aportados por otro mecanismo, probablemente algún préstamo en divisas de una entidad internacional, como el Banco de Francia. Si fue así, ¿cuál habría sido el objetivo de hablar sobre la activación del programa con los chinos? El propio Fábrega había viajado a China con el ministro de Planificación, Julio De Vido, no sólo para terminar de cerrar los detalles del swap, sino también para acordar otros préstamos de China para las represas de Santa Cruz y la compra de vagones.
Por: Carlos Burgueño-
Después del swap con China que se presentó ayer, el próximo objetivo financiero del Gobierno para fortalecer las reservas es avanzar en la activación del acuerdo que en marzo pasado cerraron Cristina de Kirchner y François Hollande en la cumbre que ambos jefes de Estado protagonizaron en París, y que implicaría el fortalecimiento de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) por unos u$s 650 millones. En ese encuentro, los dos presidentes acordaron relanzar el pacto entre los bancos centrales de los dos países por un total de u$s 3.000 millones, luego que en 2013 el país hubiera terminado de pagar un crédito puente similar por un total de u$s 4.000 millones. En este caso, el dinero negociado como préstamo puente al país de parte del Banco Central de Francia era el paso previo para la firma del acuerdo entre la Argentina y los Estados acreedores del Club de París; y tenía como fin garantizarles a los países firmantes que, al menos en una primera etapa de tres años, el Gobierno tendría el dinero suficiente como para garantizar el plan de pagos negociado. Como el país utilizó u$s 642 millones en agosto pasado para realizar el primer pago acordado con los acreedores del organismo internacional con el uso de reservas, el Ministerio de Economía de Axel Kicillof quiere negociar las garantías pactadas con el Gobierno francés para que ese dinero llegue a las reservas del Central antes de fin de año.
La operación pactada en su momento consiste en que el BCRA ponga como garantía de pago del préstamo los dólares de sus propias reservas que están depositados en el Banco de Basilea. Se trata de un mecanismo habitual entre bancos centrales, que, en teoría, no requiere mayores sofisticaciones financieras para cerrarse ni resulta costoso para las partes. Se lo denomina mecanismo "repo" y fue utilizado varias veces durante el Gobierno de Néstor Kirchner y los primeros años de gestión de Cristina de Kirchner, en circunstancias, como las actuales, donde no existía financiamiento externo. En el caso de Francia, en el acuerdo primario cerrado por el expresidente del Central Martín Redrado en 2007, el monto negociado alcanzaba los u$s 4.000 millones, y fue utilizado por el país para cumplir con diferentes vencimientos de deuda de la era posdefault. Para 2013 el país ya había terminado de girar los pagos para dejar la cuenta en cero, y, según el propio pacto cerrado originalmente entre los dos países, se podría volver a negociar un "repo" similar al anterior. Lo que se discutió en marzo pasado fue un acuerdo global por u$s 3.000 millones, pero en lugar de ser de "libre disponibilidad", se trataría de depósitos para garantizar el cumplimiento de la primera etapa de pagos al contado que la Argentina se comprometía a realizar con los acreedores del Club de París. Esto es, un pago de u$s 650 millones antes de agosto de este año, otros u$s 500 antes de mayo de 2015 y otro similar antes de mayo de 2016. Sería un mínimo de u$s 1.650 millones que el Banco de Francia debería comprometerse a aportar.
El pago de julio pasado fue realizado directamente con reservas del BCRA, ya que en aquellos días Axel Kicillof quería dar una señal de fortaleza propia a los mercados locales y demostrarles a los acreedores externos que el país tenía un compromiso de cumplir con los pagos de los vencimientos de deuda pactadas por el Gobierno. Eran momentos en que la Argentina discutía en el bufete del Special Master designado por Thomas Griesa, Daniel Pollack, una solución al fallo en contra del país que había dictado el juez neoyorquino, mientras el reloj del vencimiento del Discount por unos u$s 539 millones se acercaba. La intención de Economía fue demostrar que el default técnico al que se llegaría desde el 1 de agosto sería una ironía, ya que el país cumplía con sus compromisos y que lo hacía con sus propias reservas. Cumplido ese gesto, ahora la intención es activar el acuerdo con Francia para ayudar a subir las reservas para fin de año.
"Sin el FMI... ¿cómo pagará la Argentina lo que está prometiendo?", había preguntado el 30 de marzo el representante de Alemania a Axel Kicillof, durante las largas y arduas jornadas negociadoras para cerrar el acuerdo con el Club de París. En ese momento fue el propio presidente del organismo, Ramón Fernández, el secretario de Tesoro galo, quien explicaba que "el Banco de Francia está a punto de cerrar un acuerdo con el Banco Central de la República Argentina y tenemos la seguridad de que ese dinero garantizará al menos hasta diciembre de 2015 los pagos comprometidos". Hacía referencia al acuerdo oficializado en junio entre el Gobierno argentino y el europeo por el que volverá a activarse el mecanismo del "repo".
El propio ministro de Economía, Axel Kicillof, les aseguraba, y volvía a repetirlo, que el pago que se concretará en julio por unos u$s 650 millones se hará con recursos propios y sin necesidad de contar con ningún apoyo financiero, incluyendo el que aportará el acuerdo con el Banco de Francia. Aseguraba que el dinero estaba disponible, incluyendo además el pago de u$s 500 millones de mayo del próximo año (con el que se completará el compromiso durante el Gobierno de Cristina de Kirchner). Sin embargo, los acreedores insistían, y en las reuniones privadas donde se evaluaba el miércoles por la tarde parisina si se aceptaba o no la propuesta argentina, la opinión de Fernández resultó fundamental para destrabar las discusiones.
Obviamente, la posición Fernández no obedeció a su propia iniciativa. El titular del Club de París había recibido órdenes expresas del presidente Hollande para que se convierta en el eje fundamental del acuerdo entre el organismo y la Argentina. Para entender esta posición hay que remontarse al 19 de marzo pasado, cuando Cristina de Kirchner fue recibida por Hollande en el palacio del Elíseo, oportunidad en la que ambos jefes de Estado demostraron nuevamente la sintonía que se profesan y negociaron el apoyo irrestricto que los europeos sostendrían en las negociaciones pautadas en ese mismo momento para el 28 de mayo. Al finalizar esa cumbre, el propio Hollande aseguraba: "Apoyaremos a la Argentina, corresponde a nuestros intereses la negociación del Club de París, así podremos tener más flujo comercial entre ambos países". Para entender, hay que leer también lo que afirmó la jefa del Estado: "Si se logra acordar con el Club las empresas europeas podrán invertir y generar trabajo, activar sus respectivas economías. Lo importante es que salgamos del endeudamiento para poder crecer económicamente", sostuvo Cristina de Kirchner.
Por ahora, ya casi en noviembre de 2014, no hubo registro de ninguna empresa europea dispuesta a desembarcar en la Argentina pese a la firma del acuerdo con el Club de París. Al menos ahora se busca que el Gobierno francés cumpla con su promesa. Kirchner y Hollande se volverán a encontrar en Australia, en la próxima cumbre de líderes del G-20 de noviembre.
Por Marcelo Bonelli.
Axel Kicillof lanzó una ofensiva interna contra varios ministros, con la intención de ampliar aún más su poder e influencia dentro del “cristinismo”.
Utiliza duras acusaciones, como sostener que hay falta de transparencia en muchas dependencias y corrupción en varios ministerios.
Tiene en mira la estructura política de Julio De Vido, donde ya se ha metido, pero también apunta sus cañones contra el Ministerio del Interior de Florencio Randazzo y la cartera de Industria de Débora Giorgi. Además, pretende ocupar espacios en la ANSeS y en la AFIP de Ricardo Etchegaray.
En la intimidad, los ministros califican a Kicillof de desleal y dicen que con sus intrigas pretende ocultar los traspiés de su gestión. En todos los casos, Kicillof responde con idéntica estrategia: utiliza su confianza con la Presidenta para llevar a Olivos sospechas de corrupción y dudas sobre decisiones de esos funcionarios.
Se trata de la misma metodología que Kicillof empleó para terminar de voltear a Juan Fábrega. Acusó al hermano de Fábrega de tener una cueva.
La ofensiva provoca fuertes encontronazos en el Gobierno. Pero el ministro enfrenta las críticas mostrándose como un cruzado: “Yo vengo a limpiar la suciedad del Gobierno.”
En privado, De Vido, Randazzo y Giorgi se defienden acusando a Kicillof de los desaciertos económicos.
Para ellos, el ministro de Economía lanzó una “caza de brujas” para esconder la colección de fracasos de su primer año de gestión. Etchegaray respondió a las intrigas ventilando las “relaciones comerciales” entre Cristina y Lázaro Baez. La Presidenta respaldó a Bossio y obligó a Kicillof a fotografiarse con él para encubrir el enfrentamiento.
Esta información y un secreto circularon entre los empresarios: Kicillof les pidió a algunos hombres de negocios que buceen un mecanismo para comprar en enero la deuda de Paul Singer, y disfrazar un arreglo del Gobierno con los fondos buitre.
Eduardo Eurnekián, Adelmo Gabbi, Gustavo Cinosi y Daniel Funes de Rioja integran un informal “comité” para buscar un acuerdo con NML y evitar que el relato épico de la Casa Rosada se desmorone. Se trata de la “solución elegante” que evite aparecer “rendidos” frente a los fondos buitre de la que habló Enrique Vanoli en Washington. Esa confesión la realizó en la reunión secreta que mantuvo en el JP Morgan, como Clarín adelantó en forma exclusiva.
En los últimos días, Vanoli mantuvo un hermético encuentro con Gabbi para tener los detalles de la negociación. Y lo despidió así: “Adelmo, espero pronto buenas noticias tuyas”. Los hombres de negocios se prestarían a una triangulación para evitar que se derrita el relato oficial, buscando que Cristina no quede cediendo ante Paul Singer. Pero el cuarteto reclama una garantía poco digerible: que los fondos de la ingeniería financiera sean al final aportados por la Tesorería. Esto hizo fracasar el ya cerrado convenio de Jorge Brito y una negociación del propio JP Morgan.
La cuestión también la trató Kicillof en la última reunión que tuvo con el Grupo de los 6. Hubo un pacto de silencio, pero el buen comportamiento de los bonos refleja la información confidencial que el ministro transmitió en forma imprudente a los empresarios.
Kicillof habría confiado que la salida que buscan es un plan de pagos en bonos al conjunto de los holdouts y así imponerle, como herencia, la cancelación real al próximo gobierno. Cristina y Kicillof dejaron de vociferar contra los fondos buitre para facilitar las actuales negociaciones y están urgidos de un acuerdo por lo siguiente: la Presidenta debe tomar deuda –en 2015– por 10.000 millones de dólares, para que no se profundice la actual crisis cambiaria
Igual, existen dudas sobre el resultado final de esas conversaciones. Los hombres de negocios desconfían de la pericia profesional de Kicillof y también de los cambiantes humores de Cristina.
Hubo un sondeo para que Héctor Méndez forme parte del “comité empresario”. El titular de la UIA rechazó la invitación. Méndez tuvo duros términos contra el ministro en una conversación con Eurnekián. Dijo: “En la economía estamos perdiendo por goleada, las cosas no funcionan”. Y agregó: “Esto no es un modelo, porque modelo era lo que tenía Néstor Kirchner.”
Eurnekián también operó a través de la Cámara de Comercio para bloquear un pedido de anticonstitucionalidad contra la ley de abastecimiento. El Gobierno quiere evitar la jugada, porque lleva un fuerte significado: sería una la acción política conjunta del movimiento empresario contra Cristina.
Ayer, el conjunto del Grupo de los 6 ratificó la presentación de la demanda contra el Gobierno.
Funes de Rioja emitió un documento secreto, en el que todos acordaron: durante la próxima semana se firmarán los instrumentos y el 15 de noviembre el abogado Juan Cassagne hará la presentación judicial.
Entre los hombres de negocios ayer se conoció una información que refleja la impúdica forma cómo la Casa Rosada ejerce el poder sin limites.
Toda la política petrolera del Gobierno está sospechada de corrupta y se cree que la legislación que redactó Miguel Galuccio es para cubrir el leonino contrato firmado con Chevron y para beneficiar a varios empresarios amigos.
Julián Domínguez pidió ayuda, porque el oficialismo no contaba con los votos suficientes para tratar y aprobar esa polémica legislación.
Jorge Capitanich no lo dudó: decidió disponer del avión de la provincia del Chaco para, en medio de la tormenta, convencer y traer a Buenos Aires a un legislador que facilitara la votación.
Por Marcela Pagano.
A un mes de que el Gobierno depositara los intereses correspondientes al bono Par en una cuenta del Banco Nación, ningún inversor vino a cobrar el dinero a la Argentina. El Palacio de Hacienda depositó el 30 de septiembre US$ 161 millones correspondientes a los títulos sujetos bajo legislación de Nueva York y Reino Unido y el Gobierno dio por cumplida su obligación de pago. Sin embargo, los tenedores de esos bonos siguen sin cobrar. El desembolso debió hacerse el 30 de setiembre, pero el deudor siempre tiene un plazo adicional de 30 días, que venció ayer, para regularizar la situación.
“El pago local es parte del relato kirchnerista. Nadie imaginaba que llegaría a Ezeiza un aluvión de bonistas con valijas para llevarse el dinero. Todo fue muy poco serio de entrada, están tratando de ganar tiempo, juntando dólar por dólar, para llegar a un acuerdo en enero”, opina el economista jefe de un banco líder. Las críticas en el mercado son moneda corriente. Y pese al apuro de Axel Kicillof por obtener una aprobación express en el Congreso de la ley para cambiar el domicilio de pago, en el Palacio de Hacienda nunca mostraron demasiada expectativa en cuanto a la adhesión a la sede local. Kicillof había advertido a los senadores el 27 de agosto cundo defendió ese proyecto de ley: “No sean una escribanía de Griesa” y los incitó a apoyar la modificación que dejó al Bank of New York Mellon (BONY) fuera del mapa, y colocó a Nación Fideicomisos como nuevo agente de pago. Pero desde aquel entonces hubo silencio oficial en cuanto al mecanismo.
Esa ley también habilitaba la reapertura del canje. Pero tampoco hubo novedades en ese sentido. En los pasillos del Palacio de Hacienda insisten en despegarse de toda responsabilidad tras el desembolso en el Nación. E insisten en que si los tenedores de bonos no vinieron por sus intereses “es responsabilidad de ellos, tampoco reclamaron que se les pague mediante otro banco en el extranjero”.
En el mercado financiero prima la convicción de que los tenedores de títulos en situación de impago, siguen apostando a un acuerdo entre Argentina y los fondos buitre en enero, cuando cae la cláusula RUFO. De hecho trascendió en el mercado que la embajadora Cecilia Nahón habría hablado con empresarios estadounidenses sobre la posibilidad de un pago en 2015 a los buitres con fondos privados, algo de lo que se habló en la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham) con quien Kicillof estuvo reunido este mes.
El Gobierno persistirá en la misma lógica: “el que quiera cobrar que lo haga en el Nación”. Y en la medida de que ningún tenedor de bonos llegue a Buenos Aires en busca de sus intereses, las reservas del Banco Central no sentirán la caída. Sucede que el dinero depositado en el Banco Nación forma parte -como todos los depósitos de privados- de las divisas computadas como reservas que ayer cerraron en US$ 28.101 millones.