(Por Ernesto Cussianovich*, especial para EnerNews) En un estudio de opinión que concluimos hace unos pocos días, surgió que el 33% de la población no conoce el actual debate sobre el proyecto de ley de hidrocarburos. Se trata de un tercio de los ciudadanos argentinos que no escucha, no presta atención o sencillamente no le interesa el tema. Fair enough, diría una analista inglés.
Por otro lado, hay un 46% que afirma haber oído sobre el proyecto de ley pero en realidad dice “no tiene mucha información” al respecto. Es casi la mitad de la población que escuchó o leyó algo y tal vez conoce algunos pocos detalles del debate. Sin embargo, para evitar quedar expuestos en su ignorancia por desinterés o por poca información no parece poder emitir opinión. No comments, responden con elegancia.
Finalmente, existe un 21% de los encuestados que afirmó que conoce el tema “como para opinar”. Son los que prima facie pueden responder con acierto o con algo de aproximación a algunas preguntas sobre el proyecto de ley que se debate en el Congreso. No sabemos a ciencia cierta sobre su nivel de conocimiento, pero al menos si sobre su disposición a opinar sobre el tema, ya sea porque se sienten informados, o porque diversas razones lo motivan a hacerlo.
Igualmente hay que decir que con seguridad esta información o motivación viene de la mano de YPF y Vaca Muerta, hoy por hoy los dos puntos de referencia más importantes del sector energético en la opinión pública. A esto se suma también que el propio proyecto de ley de hidrocarburos, aprobado en la cámara de senadores y listo para su debate en diputados, cuenta con una cobertura importante en los medios, lo que de alguna manera aumentó la atención y las expectativas de empresas, gobiernos provinciales y algunas ONGs preocupadas por el ambiente.
Pero para quienes trabajamos en el análisis de la opinión pública y de la información y la comunicación sobre energía, recursos naturales y medio ambiente, sabemos que hoy el debate y la agenda vinculada a estos temas es mucho más compleja que la que ofrecen los medios. Cada año hay más información, más datos técnicos, más legislación y hasta más palabras nuevas que probablemente la mayoría de la población todavía no comprende en su totalidad. La gente habla del “shale”, el “fracking” o la “la estimulación hidráulica” y progresivamente incorpora estos léxicos en su lenguaje cotidiano. Sin embargo, ¿la mayoría sabe de qué está hablando?
Los temas energéticos, además de su impronta económica y ambiental, tienen hoy un gran peso en las decisiones políticas. Son por definición cuestiones de Estado y tienen cada vez menos que ver con el marketing y más con la política o la ideología. De hecho, todos los años influye cada vez más en estos temas la preocupación de las personas por el cuidado ambiental, de la misma forma que la distribución equitativa de la explotación de los recursos naturales. Pero influyen también con fuerza, el nacionalismo, el federalismo, o las nuevas expresiones de provincialismo, por ahora más cerca a un neo-caudillismo que a un espíritu de autonomía provincial.
Entonces resulta que a la hora de ofrecer su opinión sobre temas energéticos la población, ante la ausencia de información y conocimiento, llena los espacios vacios con respuestas asociadas a sentimientos localistas, nacionalistas o populistas, pero también a preconceptos anti-empresa o pro-gobierno.
En nuestro estudio surgió -por ejemplo- que quienes aprueban la gestión de CFK se muestran más conocedores del debate sobre el proyecto de ley de hidrocarburos que aquellos que desaprueban a la actual administración. Más aún, la mitad de los que desaprueban a CFK reconocen que “conocen” el debate pero “no tienen mucha información” como para opinar. En sentido contrario, quienes aprueban la gestión de CFK se muestran más preparados para hablar.
Por otro lado, cuando se preguntó sobre las dos posturas prevalecientes en relación a una mayor o menor injerencia de la Nación o de las provincias, el 47% de los argentinos se inclina hoy por una mayor responsabilidad de estas últimas en la administración de los recursos energéticos. Mientras tanto, un 38% de los encuestados dijo estar de acuerdo con una mayor intromisión del estado nacional. Un 15% no se pronunció al respecto.
Ahora bien, cruzando ambas variables, nos encontramos con que aquellos que afirman conocer el debate “como para opinar” (el 21% del total), casi el 60% se inclinó por una mayor intervención de la Nación, en tanto que el 40% restante reclama más intrusión de las provincias en el manejo de los recursos energéticos. La mayoría de los que saben y pueden opinar sobre este debate, además de aprobar la gestión de CFK, se inclinan por un mayor peso del Estado nacional en estos asuntos.
Finalmente, aquellos que reconocieron no saber nada del debate(el 33% del total de encuestados) no se privan tampoco de la oportunidad de ofrecer una opinión. La mayoría de estos, el 44%, a pesar que “no saben del debate” opinan -sin embargo- que les gustaría ver un mayor control de las provincias en el control de los recursos hidrocarburíferos. La minoría, el 27%, se inclina por la opción de más estado nacional. Es decir, la mayoría parece decir, “no conozco el debate pero creo que las provincias tener más participación (o la nación debería intervenir menos).
De cualquier manera, ¿cómo se compatibiliza que alguien que reconoce no saber de un tema, como la futura ley de hidrocarburos, pueda ofrecer igualmente su opinión sobre ese tema? Esta pregunta tiene que ver con lo que mencionamos sobre como a veces los ciudadanos, sin importar el conocimiento sobre determinados temas (en especial los relacionados con los recursos naturales y la energía), buscan llenar los vacíos de sus respuestas con impresiones, sentimientos o estereotipos ideológicos.
Está claro que el debate sobre los hidrocarburos parece ser un tema muy específico para la mayoría, no obstante igualmente parece ser una buena oportunidad para dar a conocer sus enfoques y posturas nacionalistas, provincialistas, kirchneristas, anti-kirchneristas, pro-estado, anti-empresa, etc.
Esto es muy común encontrarlo en nuestros estudios, especialmente cuando se habla de temas como el cuidado del medio ambiente y la contaminación, temas complejos, técnicos, pero también preocupantes. Cuando les preguntamos a las personas si una empresa estatal o una empresa privada contaminan más, la mayoría responde por lo general que la segunda es más contaminante. Si le agregamos que además se trata de una empresa privada extranjera, el resultado se duplica: contamina aún mucho más.
De cualquier modo hoy la opinión de la gente sobre temas energéticos, ambientales o, en general, sobre aquellos relacionados con los recursos naturales, cambia y varía mucho más rápidamente de lo que cualquier analista quisiera aceptar. Así, a la popularidad y el alto grado de conocimiento de Vaca Muerta de hoy en día, le podría suceder un enérgico rechazo ambientalista o una fuerte resistencia provincialista el año próximo.
Con YPF ocurre lo mismo. Hace un par de años el 70% de los argentinos apoyaba con vehemencia la decisión del control estatal sobre la empresa, por entonces en manos privadas españolas. En las respuestas hubo mucho de historia, mucho de nacionalismo y mucho de simbolismo populista. Hoy, según hemos visto en nuestro estudio, frente a la pregunta ¿YPF es una empresa administrada por el Estado o por una compañía privada?”, un 60% de los argentinos dice que es estatal pero, sorprendentemente, un 20% no sabe que responder y otro 20% dice que es privada. ¿Cambiará todo tan rápido el próximo año?
* Director Asociado. División Energía, Recursos Naturales y Ambiente. Poliarquía Consultores