Como nunca antes había ocurrido en Chubut en estos últimos años, la discusión por la explotación minera se instaló esta semana de manera decidida en la agenda política y social.
La elaboración de un documento firmado por el intendente de Comodoro Rivadavia, Néstor Di Pierro, y otros jefes comunales de la Meseta Central, dio por inaugurado de hecho un período de discusión necesario. Por primera vez, un grupo de dirigentes políticos se animó a poner el cuerpo sin medias tintas para impulsar un debate que hace años debería haber comenzado.
Ahora, serán los grupos ambientalistas quienes deban dar un paso al frente para sentarse a discutir sin prejuicios, exponiendo argumentos y defendiendo posiciones sin posturas extremas, como muchos de ellos suelen exponer cada vez que alguien se anima a oponérseles.
Por ejemplo, ante la prensa, a la que atacan de manera permanente y despiadada, acusándola de ser la responsable de las siete plagas, aunque después toman canales de televisión para que les hagan notas para expresar su posición, como ocurrió esta misma semana en Canal 7 de Rawson.
La mayor parte de la sociedad, que balconea el tema a la espera de fijar una posición, quiere que el Estado le garantice los controles necesarios para que la minería se desarrolle en Chubut con los menores riesgos ambientales posibles.
Y está cada vez más cansada de las expresiones fascistas, tanto de los antimineros que “escrachan” y demonizan a todos los que se le enfrentan, como a los sectores políticos que suelen convocar a fuerzas de choque para combatirlos.
El debate hay que darlo en una mesa. Después, por el democrático sistema de las mayorías, habrá una definición. Y todos deberán acatarla, sea cual fuere el resultado.
El peso económico
La precipitación del debate no se da por otra cosa que no sea la necesidad de los municipios y la propia Provincia de generar una nueva riqueza que ayude a amortiguar los efectos de una economía que comienza a dar muestras de fatiga.
Aún con el código actual, que plantea 3% de regalías para los proyectos mineros, los ingresos para la Provincia y los municipios serían más que importantes. Se podría discutir la posibilidad de algunos puntos más, pero las inversiones se mueven al ritmo de las oportunidades. Los que plantean “minería sí pero no al 3%”, parecen buscar una salida elegante para la tribuna.
Dejar de explotar un recurso natural en condiciones sustentables, que en muchos países del mundo y en otras provincias argentinas genera enormes oportunidades para sus sociedades, sería un error imperdonable.
Tampoco sería correcto creer que la minería hará milagros. Es cierto que ayudará a solucionar los problemas de miles de chubutenses que hoy tienen problemas de empleo. Y a reactivar a cientos de actividades de manera indirecta. Pero de las políticas sociales y económicas que implementen los gobernantes de turno seguirá dependiendo el destino de todos.
La pata local
En Chubut, cuando se habla de minería en verdad se hace referencia al Proyecto Navidad, la mina de plata más grande del mundo, ubicada en la meseta. Por supuesto que una apertura a la explotación minera impulsaría nuevos proyectos, pero Navidad es “el proyecto.”
El yacimiento se detectó en 2002 y guarda al menos 632 millones de onzas de plata. Tuvo dos grupos extranjeros propietarios hasta que a finales de 2009 se hizo cargo la empresa canadiense Pan American Silver, que opera minas en México, Perú, Bolivia y en otras partes de Argentina.
Navidad está “parada” a la espera de que haya una definición del Gobierno provincial y, sobre todo, de la Legislatura, en donde se dará el debate y las modificaciones que haya que hacer para habilitar la actividad.
Los canadienses ya saben que para hacer la inversión de 1.500 millones de dólares que se necesitan para explotar Navidad, deberán armar una ingeniería financiera que les permita avanzar sin contratiempos.
Por eso, se habla de la necesidad de contar con uno o varios socios locales para desarrollar el proyecto. Es más, Geoff Burns, el mandamás de Pan American Silver, sabe que si no consigue a los mejores socios locales será muy difícil avanzar.
El factor Comodoro
No es menor que la primera reunión del foro prominero haya sido convocada por el intendente de Comodoro Rivadavia. Es la ciudad que hace más de un siglo le da al resto de Chubut un sustento económico para ser lo que esta provincia es.
Precisamente, la extracción de petróleo es una de las primeras y principales actividades mineras que se conozcan, pero sin embargo nunca tuvo la oposición que tiene hoy la minería.
Es verdad, hay que decirlo, que el pasivo ambiental de la industria hidrocarburífera de la Cuenca del Golfo San Jorge podría ser mucho menor si el Estado hubiera controlado las cuestiones ambientales de manera más decidida. Aún en ese caso, nadie en su sano juicio ha pensado en estos cien años en dejar de extraer petróleo.
El papel que jugará Comodoro Rivadavia para hacer perder al resto de la provincia el “miedo” a la minería, será clave. También es importante que otro intendente de peso, el trelewense Máximo Pérez Catán, se haya puesto al frente de esta movida política. Tanto Di Pierro como Pérez Catán, se animan a decir en público lo que otros dirigentes de peso de Chubut sólo dicen en privado.
El gobernador Martín Buzzi se ha mostrado cauto en relación al tema, pero ha enviado a su ministro de Hidrocarburos, Ezequiel Cufré, a la reunión que organizó Di Pierro el viernes pasado. Todo un gesto.
Ahora sólo falta que los sectores de la oposición se animen a decir por qué sí o por qué no a la minería. En público, para que todos sepan de qué lado están parados.
Marco regulatorio
“Lo que planteamos es dar un debate por la minería y avanzar en el marco regulatorio, que quedó pendiente desde cuando desdoblamos el hidrocarburífero y dejamos a un lado el minero, porque no había consenso social”, dijo Di Pierro el viernes en Comodoro.
La idea es que a través del marco hidrocarburífero petrolero se pueda generar uno minero, volcando toda la experiencia que se ganó en la anterior discusión. Sería la manera más adecuada de garantizar las inversiones, para que sean rentables pero también para que acompañen el crecimiento de las ciudades.
Es evidente que la decisión de avanzar con la minería está tomada. Hoy el 43% de los recursos provinciales viene de una actividad minera como la explotación hidrocarburífera. Evitar la minería sería ir en contra de los intereses económicos de Chubut. Claro que el tema ambiental no debería estar afuera de la discusión. Hay reglas para cumplir que deberán ser la Biblia de la actividad.
Sin en esa premisa, la tan mentada “licencia social” será difícil de conseguir.