Por Alfredo Sainz.
una suerte de homenaje a Guillermo Moreno (que ayer cumplió 59 años), el Indec informó que la inflación de septiembre fue del 1,4% y ratificó así la brecha cada vez más grande que separa al índice oficial de las mediciones privadas.
Anteayer, diputados de la oposición habían dado a conocer el llamado índice del Congreso -que se elabora a partir del promedio de las mediciones de las principales consultoras privadas-, que en septiembre llegó al 2,48% y en los últimos doce meses acumuló una suba del 41,06 por ciento.
Los números están cada vez más lejos de los datos oficiales, ya que tomando en cuenta el índice de septiembre, para el Indec la inflación en los primeros nueve meses del año se ubicó en 19,8% y todo indica que terminará el año por debajo del 25 por ciento.
El consuelo que les queda a los argentinos es que la brecha actual entre la inflación privada y la oficial es un poco menor que la que existía en tiempos de Moreno. Cuando el actual encargado de negocios en la embajada argentina en Roma estaba al frente de la economía, las mediciones privadas duplicaban a los números que informaba el Indec, mientras que hoy se ubican en torno al 60 por ciento.
Para el organismo oficial, los mayores aumentos de septiembre se registraron en los rubros de indumentaria (1,9%), atención médica, transporte y esparcimiento (cada uno con una suba del 1,5%), mientras que los alimentos tuvieron un aumento del 1,1 por ciento.
"Está claro que en los últimos meses el Indec volvió a manipular las estadísticas oficiales, y la mejor forma de comprobarlo es comparar el índice oficial con las mediciones del gobierno porteño y el de San Luis, que están muy en línea con las mediciones privadas", señaló Pablo Repetto, director de la consultora Gabriel Rubinstein, que estima una inflación punta a punta para 2014 del orden del 41 por ciento.
SIN INCENTIVOS
A la hora de especular las razones que llevaron al Indec a retomar la manipulación de las estadísticas, algunos analistas apuntan al fracaso del plan oficial para regresar a los mercados de deuda. "Cuando el Gobierno presentó el nuevo índice en febrero lo hizo buscando el visto bueno del Fondo y pensando en volver a los mercados de deuda, pero una vez que se cruzó con el juez Griesa esta posibilidad quedó bloqueada y se perdió todo el incentivo que había para ofrecer un número creíble", explicó Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones, que proyecta para todo 2014 una inflación en torno al 42 por ciento.
En cambio y desde una posición más cercana al oficialismo, Agustín D'Attellis prefirió poner el ojo en las mediciones privadas. "Las consultoras privadas están sobrestimando la inflación como lo hicieron nuevamente como una herramienta política, lo que igual no quita que estemos ante una inflación interanual que sigue alta", señaló el investigador de la Universidad Nacional de Moreno y economista de la agrupación La Gran Makro.
Más allá de las discusiones sobre quién tiene la razón, está claro que el nuevo índice que presentó el Gobierno en febrero pasado no cumple con todos los requisitos esperados para recuperar la confiabilidad de las estadísticas oficiales. Concretamente, los analistas critican que el Indec no informe los precios promedio de los bienes y servicios que integran la canasta a partir del cuál se elabora su índice. También cuestionan la falta de información sobre las seis canastas regionales que integran el nuevo indicador nacional y que se haya dejado de publicar la evolución mensual de las canastas que se utilizan para la medición de los índices de pobreza y de indigencia.
A estos temas técnicos se suma el hecho de que los funcionarios a cargo de la elaboración del nuevo índice en el Indec en gran parte de los casos son los mismos que estuvieron al frente de la intervención del organismo, que se inició a principios de 2007, a instancias de Guillermo Moreno.
En medio del debate sobre si sobre si los salarios le vienen ganando a los precios, como sostiene el Gobierno en la voz del secretario de Comercio, Augusto Costa, o si, como afirman casi todos los analistas, la oposición y hasta la CTA oficialista, los sueldos vienen perdiendo poder adquisitivo, el INDEC volvió a informar hoy una inflación mucho más baja que el promedio de los privados: 1,4% en septiembre.
El Índice de Precios Minoristas Nacional Urbano (IPCNU) del INDEC acumula así un alza del 19,8% en lo que va del año, exactamente 10 puntos menos que el 29,8% del IPC Congreso que difunden diputados de la oposición y que promedia las mediciones de diversos analistas privados.
En la comparación interanual, el IPC Congreso muestra una inflación del 41%. Ese dato no existe en las estadísticas oficiales porque el IPCNU arrancó en enero y no hubo ningún ensamblaje con la serie anterior.
Los datos que sí acercan las mediciones oficiales a las de los privados son los del Costo de la Construcción y Precios Mayoristas, sobre todo en el acumulado de 2014: 29,1% el primero y 24,4% el segundo. En el interanual, el ICC muestra un alza del 32,2% y el IPIM, una suba del 29,3%.
Hoy Costa salió al cruce de los datos del IPC Congreso y, además de cuestionar la seriedad de esos datos, insistió en que el poder adquisitivo del salario sigue en alza, algo que no cree ni siquiera la CTA oficialista que lidera el docente Hugo Yasky.
Según el INDEC, los salarios aumentaron entre diciembre y agosto (el último dato oficial), un 26,09%, bastante más que el aumento oficial de los precios al consumidor. Para CIFRA, el Centro de Investigaciones económicas de la CTA de Yasky, hasta agosto, los salarios ya habían perdido un 7,7% interanual solo en el primer trimestre del año.
Aún con la diferencia con respecto a las mediciones privadas, la inflación acumulada en la medición del INDEC es la más alta en más de una década.
El rubro que encabezó la subas de septiembre fue el de “otros bienes y servicios”, con un alza mensual del 2,5%, seguido “indumentaria” (1,9%) y por los de “atención médica y salud”, “transporte y comunicaciones” y “esparcimiento” (1,5%). Para el INDEC, “alimentos y bebidas”, “equipamiento del hogar” y “educación” aumentaron un 1,1% y “vivienda y servicios básicos” fue el rubro con menor incremento (1%).
En el detalle, la nota la da el “transporte por turismo”, que según la medición oficial se abarató en septiembre un 1,2% (lo que podría explicarse por el efecto de la temporada invernal en los precios de agosto) y el incremento del 7,2% en los cigarrillos.
Los números del último informe monetario del Banco Central son elocuentes: los préstamos personales apenas crecieron un 10% en lo que va del año, lo que representa la mitad de la inflación que reconoce el propio gobierno a través del Indec y la tercera parte del alza de precios del índice Congreso: pasaron de $ 98.468 millones a fin de diciembre del año pasado a $ 108.669 millones a fines del mes pasado.
Por el lado de la oferta, a los bancos les conviene prestarle al Central directamente a una tasa del 27% con riesgo reducido, antes que a un privado con tasa máxima, ya los personales tienen un cap que viene dado por el doble de la tasa de Lebacs. En cambio, el préstamo a un individuo tiene el riesgo de crédito creciente por la caída del nivel de actividad, por lo tanto las entidades se muestran más selectivas.
Tratan de reducir riesgo de créditos, al acortar los plazos y no subir los montos, pese al avance inflacionario. Por lo tanto, suelen tornarse más conservadores y le prestan a quienes tienen estabilidad laboral y acreditación de haberes mediante cuenta sueldo. "Todo el crédito esta bastante planchado este año. Siempre es una combinación de oferta y demanda. Pero en este coyuntura los bancos no salen agresivamente a buscar colocar. Con estas tasas no tienen tanto incentivo", reconoce Gabriela Nudel, de Fundación Capital.
"La caída real del crédito al sector privado es muy significativa: la mayor desde el kirchnerismo en el poder", señala Pablo Repetto, director de Gabriel Rubinstein & Asociados.
En los momentos de incertidumbre económica como los que se viven actualmente, la gente solicita menos préstamos porque no siente que pueda afrontar esos gastos. Sea por el aumento de los costos de vivir o porque teme perder el empleo, se postergan decisiones de compra que se financian con créditos. "Por otro lado, si bien se redujeron las tasas de los bancos, siguen siendo elevadas y eso retrae la demanda de los créditos, porque hace que la cuota sea alta (cuanto más largo es el plazo peor), que comprometen un porcentaje muy grande las finanzas de las personas y no las pueden pagar", sostiene Alejandro Cosentino, CEO de Afluenta. El ejecutivo cuenta que "muchas personas se están financiando con compras con tarjetas de crédito (algunos pocos con el descubierto) a tasas más altas, pero a plazos muy cortos, con lo cual es natural que la demanda de créditos haya caído".
Por el lado de la demanda, la caída del salario real es significativa: "Del orden del 6% en los 12 meses, a pesar del incremento nominal de salarios en enero. A eso hay que sumarle el aumento de la tasa de desempleo y el efecto precaución, que restringe el gasto de quienes tienen empleo pero temen perderlo", precisa Fernando Baer, de Bconomics.
Sin dudas, la baja obedece a un contexto recesivo y a la caída del salario real. La mala performance tuvo lugar en la primera mitad del año por la suba del tipo de cambio, la presión sobre tasas de interés y el efecto en precios. "La agitación provocada por las suspensiones de turnos y la pausa en la renovación de contratos laborales también introdujeron fragilidad", señala Gustavo Perilli, socio de AMF Economía.
Pedro Cristiá, gerente general de First Capital Markets, asegura que los préstamos están muy correlacionados con el nivel de actividad: "La Argentina está sufriendo una contracción o ajuste, que sin dudas hace que disminuya el nivel de préstamos. El nivel de tasas también es una variable crítica, pero los cambios políticos que hay, sumado al juicio con los buitres y la brecha cambiaria, hace que se genere un clima de incertidumbre económica que provoca claramente retrotraer el crédito. Además, está habiendo despidos que restan aún más".