Por: Silvia Peco.
La caída en los precios del petróleo que no sería transitoria no es buena para la Argentina, porque desalentará la inversión privada en los yacimientos de Vaca Muerta y cualquier expectativa de retomar la exploración en el Mar Argentino. Como contrapartida, el ahorro de divisas que puede obtenerse por el menor valor del gas boliviano o del GNL para regasificar podría llegar a u$s 800 millones en un año, pero la cifra depende del contrato firmado con el Gobierno de Evo Morales y de las condiciones en que se adjudicaron en 2013 los buques de gas licuado para este año y el próximo.
El titular de YPF, Miguel Galuccio, viene buscando alentar una mayor inversión de empresas internacionales, en sociedad o no con la petrolera estatal, para desarrollar Vaca Muerta y dar impulso a la búsqueda y producción en el "off shore". Pero para ambos propósitos, el primer requisito es un precio del petróleo liviano, el de mejor calidad y asimilable al WTI de referencia en EE.UU., a un mínimo de 100 dólares.
A una cotización inferior, los proyectos de desarrollos no convencionales pierden rentabilidad, debido al alto costo de cada pozo horizontal y a que la producción de éstos se agota rápidamente. Dicho de otra forma, para desarrollar Vaca Muerta se necesitan muchos más pozos que en un reservorio tradicional y cada uno cuesta mucho más caro.
Analistas internacionales destacaron ayer que si Arabia Saudita decidió, como parece, defender su participación en el mercado petrolero a costa de la caída de los precios, puede hacerlo, porque sigue siendo el primer productor mundial y sus costos se lo permiten. También dijeron que como consecuencia se desalentará la inversión en los yacimientos de "shale", empezando por Estados Unidos, que gracias al no convencional está inundando de crudo y gas el mercado. Más fuerte aún, según los analistas, sería el desestímulo en Canadá y otros países que recién empiezan con la experiencia (como la Argentina), en los yacimientos de aguas profundas como los del "pre-sal" en Brasil y en los de crudos pesados como los que hay en la faja de Orinoco, en Venezuela.
Las compañías internacionales como las que tienen concesiones en Vaca Muerta -Exxon Mobil, Shell- tienden a posicionarse en los nuevos reservorios que se descubren, pero prefieren orientar las inversiones de desarrollo a las zonas del planeta donde los costos de extracción son más baratos. Esa tendencia general es mucho más manifiesta cuando los precios caen.
El abandono o el aletargamiento de proyectos no se compensará con el ahorro de divisas por la importación de gas, GNL y algunos combustibles. Según el INDEC, durante los ocho primeros meses del año, las compras de esos productos al exterior demandaron 8.266 millones de dólares, y los precios pagados ya habían disminuido el 5%, lo que significó un ahorro de alrededor de 400 millones de dólares. Pero en el mismo período las exportaciones de petróleo y derivados sumaron 3.344 millones, aunque los precios aumentaron el 4%.
Hasta junio, el precio promedio del WTI fue mayor todos los meses que los de igual período del año anterior, lo que explica la mejora de precios para las exportaciones porque se vende principalmente petróleo. En la importación de gas desde Bolivia se usa una fórmula relacionada con ciertas clases de fueloil y diésel que se relacionan menos directamente con el crudo, el precio se calcula por trimestre adelantado y se paga después de las entregas. Con el GNL, YPF se encargó en 2013 de las licitaciones de los barcos y en ese año, el precio promedio del petróleo se ubicaba por debajo de los valores que se registraron en el actual hasta julio.
La Política Online
Cristina Kirchner sumó una de cal y otra de arena con la histórica caída del barril de petróleo de este martes, que hoy cotizó u$s 81,84, el valor más bajo desde el 28 de junio de 2012.
En lo inmediato, la Presidenta deberá pagar menos por el combustible importado, que el año pasado se llevó 13 mil millones de dólares de las reservas y explica solito el déficit de las cuentas públicas.
Pero del otro lado de la moneda, un bajo valor del crudo resta incentivos a invertir en Vaca Muerta, una de las principales apuestas de Cristina Kirchner para hacerse de dólares en el último año de mandato y para eso acordó una ley junto a los gobernadores de las provincias petroleras, que en las próximas semanas será sancionada en Diputados.
Pero según distintos cálculos de especialistas el valor donde el shale oil y gas de formaciones como Vaca Muerta deja de ser redituable económicamente es por debajo de los u$s 85 dólares el barril. Esto es así porque la tecnología para extraer este petróleo, denominada fracking, es más costosa que la que se utiliza en el petróleo convencional.
Con el crudo rondando los 80 dólares los analistas coinciden en que invertir en el yacimiento de shale de Neuquén no sería rentable ni siquiera para una empresa de Estados Unidos, el único país que viene desarrollando hace décadas la tecnología para explotar los hidrocarburos no convencionales.
De hecho, la situación es incluso peor. El cálculo de los u$s 85 dólares por barril como precio mínimo para volver redituable el fracking, se toma pensando en la exploración en Norteamérica donde ya hay muchos costos hundidos, infraestructura desarrollada y personal capacitado para ese tipo de operaciones. Es muy probable que en la Argentina donde todo está por hacerse el punto de equilibrio sea incluso más alto.
“Si el barril cae por debajo de los 80 dólares tal vez pueda haber problemas. Pero nuestro mayor inconveniente es macro, porque como no hay reglas del juego claras, aunque pueda ser un negocio al largo plazo, los inversores sólo vienen con márgenes de ganancias sumamente amplios”, explicó a LPO el ex secretario de Energía, Emilio Apud.
Por eso, como Apud cree que será difícil que haya inversiones reales en petróleo en lo que resta del mandato presidencial, a Cristina en definitiva le conviene un barril barato porque repercute en el valor de los 80 barcos de gas licuado que importa el país, a un costo de 50 millones de dólares cada uno.
De hecho, por la crisis de reservas, en el puerto de Bahía Blanca llegó a haber más de 3 barcos detenidos esperando descargar, ante las dificultades del Gobierno para pagar las cargas que se venden en contado furioso y en dólares.
“Pensar en una inversión ahora es imposible. Pero en un año sí llegarán y ahí sí al país le conviene un precio competitivo al menos por un tiempo, hasta que las empresas puedan imaginar un horizonte claro durante varios gobiernos”, completó Apud.
Si bien no está claro que está motivando esta caída del petróleo, como siempre ocurre en esta materia, se mezclan cuestiones de geopolítica.
Se habla de un acuerdo secreto o implícito entre Arabia Saudí (responsable de 1/3 de la producción de los países OPEP) y Estados Unidos para mantener el precio del petróleo entre los $80 y $90 sin recortar producción, lo que ocasiona un impacto letal a las finanzas de la Rusia de Putin que lo necesita por arriba de los u$s para cuadrar sus cuentas públicas -como revela un excelente gráfico de The Economist-.
Se trata de un golpe mucho más doloroso que cualquiera de las sanciones que hasta ahora tomaron las potencias contra el mandatario ruso y que también golpea a otros enemigos de la Casa Blanca como el régimen chavista de Nicolás Maduro, que necesita el barril por encima de los u$s 12o dólares, para poner en equilibrio la destartalada economía de Venezuela. Hecho que llevó a economistas a vaticinar hoy un inminente default del país tropical.
Claro que mantener esta tensión también le mete presión al gobierno de Estados Unidos que deberá enfrentar la preocupación y los reclamos de su propia industria del fracking.
Sin embargo, hoy todo indicaba que los precios bajos llegaron por lo menos para quedarse un tiempo, ya que luego que la AIE (Agencia Internacional de Energía) difundiera hoy una baja de sus estimaciones de demanda mundial en 2014 y 2015, ni se mencionó la posibilidad de una reunión de urgencia de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), que lidera Arabia Saudí.
Para Apud la baja se debe a internas entre los países de la OPEP (productora de un tercio del crudo mundial, cerca de 30 mbd) que suele controlar la oferta y la demanda para evitar una baja en los precios y de eso hablarían en la reunión del 27 en Viena.
El ex secretario de Energía fue optimista en el mediano plazo. “Arabia Saudita no puede permitir que el precio baje mucho más. Y si bien Estados Unidos baja la demanda por la producción de no convencional, la de China se mantiene constante”, sostuvo el ex secretario de Energía para fundamentar porqué no cree que el barril siga cayendo.
El amplio suministro de crudo, sumado a la débil demanda, han hecho bajar los precios del Brent cerca del 25 por ciento desde junio, abriendo paso a la posibilidad de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decida recortar la producción.
No obstante, Arabia Saudita ha dicho en privado a los participantes del mercado petrolero que puede aceptar precios del petróleo de entre 80 y 90 dólares por barril, dijeron a Reuters fuentes informadas por el mayor productor de la OPEP.
El ministro de Petróleo de Kuwait dijo que es improbable que la OPEP reduzca su producción para apuntalar los precios cuando se reúna el 27 de noviembre. En la apertura de la semana el crudo Brent tocó 87,74 dólares por barril, su menor nivel desde diciembre del 2010, para luego recuperarse levemente y perder 1,32 dólares durante la jornada, a 88,89 dólares por barril.
El petróleo en Estados Unidos, WTI, cedió 85,74 dólares por barril.
Parcialmente desconectados del mundo
Por el contrario, en el mercado argentino el precio de las naftas mantiene el valor del último ajuste dispuesto por las refinerías y estacioneros a comienzos de septiembre, en un rango de 11,90 para el litro de la súper y 13,40 para la de mayor octanaje, y no aparece en el horizonte la probabilidad de reducción, para acompañar el ciclo internacional de la materia prima rectora, el crudo.
Desde el pico registrado en el mundo en febrero de 2012, cuando el Brent cotizaba a poco más de 122 dólares el barril y el WTI marcaba 107 dólares, los precios se derrumbaron 27,7 y 20,3 por ciento respectivamente.
Por el contrario, para los argentinos, por el efecto de la inflación y de las necesidades fiscales, el valor de las naftas se elevó en ese período casi 147% para la común y 122% para la más selectiva, en pesos corrientes.
Mientras que por efecto de la depreciación de la moneda, en términos del dólar oficial la nafta común acumula un incremento de 27%, aunque al cambio libre disminuyó 21,5%, a la cotización del pasado viernes.
De ahí surge que en la Argentina, pese a haberse transformado en importador de combustibles el valor de las naftas no sigue el ciclo internacional en lo que respecta a la política oficial, aunque el mercado se ha ingeniado para reacomodarlo, si bien con algún rezago.
Al cambio oficial, el precio de la nafta súper se ubica en un rango de 1,49 dólares por litro, como en Perú, pero muy lejos de los 92 centavos de dólar en los EEUU; 86 centavos en Rusia o 53 en Bolivia, y 1,32 dólar que se paga en China. Sólo es más barata que en varios países europeos: España 1,76; Francia 1,91, Reino Unido 2,04 o Italia 2,27 dólares por litro.