Por Miguel Ángel Flores.
Mientras negocia en varios frentes, con acreedores, deudores y el propio Gobierno nacional y provincial, Industrias Metalúrgicas Pescarmona se adapta a la nueva realidad de un 2014 complicado.
Eso se refleja en su planta de la zona industrial, donde la suspensión de personal sumada a la merma de la actividad habitual fuerza a cerrar las puertas un día a la semana para trabajar a menor ritmo y sólo de lunes a jueves.
Cabe recordar que en setiembre, antes del acuerdo con la Subsecretaría de Trabajo y el sindicato, que le permite suspender hasta 60% de sus más de 1.000 trabajadores, la conducción de Impsa ya había recortado los turnos de trabajo diarios de 3 a 2.
“Trabajamos 4 días a la semana y cerramos los viernes. Es parte de lo que estaba previsto mientras dure la crisis”, explicaron desde la empresa sobre el procedimiento que puede aplicar hasta diciembre y que es prorrogable al primer cuatrimestre de 2015.
Mientras tanto, su presidente, Enrique Pescarmona, sigue un periplo por el exterior en busca de resultados que reviertan la situación de la firma que lidera.
Primero fue Caracas, sede de Corpoelec, la firma estatal que aún le adeuda por la ejecución de la mega represa de Tocoma, y luego Estados Unidos, con la intención de tentar a probables socios capitalistas.
Pescarmona recién aterrizará en Mendoza en unos 10 días. Antes, hará escala en Brasil, un mercado que le trajo no pocos dolores de cabeza en los últimos meses.
Es que con Venezuela, tiene por cobrar alrededor de U$S 950 millones por la ejecución de contratos, y, recientemente, tuvo que levantar un pedido de quiebra interpuesto por un proveedor de WPE (Wind Power Energy), la firma con la que opera como subsidiaria de Venti Luxemburgo, la sociedad nacida a fines de 2013 de una reestructuración de sus negocios eólicos en el vecino país.
Al respecto, esta semana Impsa debió responder un par de requerimientos sobre la transferencia de participación accionaria en WPE a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en cuyo ámbito opera como empresa cotizante, y a la CNV (Comisión Nacional de Valores).
Desde la compañía negaron rumores de una posible venta de la firma subsidiaria de Brasil. “Es parte del proceso que estamos obligados a informar desde que se inició la reestructuración financiera”, argumentaron.
IMPSA, empresa de Enrique Pescarmona, no pasa por su mejor momento y corre riesgo de entrar en default. El empresario intenta cerrar un acuerdo con el Gobierno nacional para que éste a su vez interceda en las negociaciones en Venezuela y Brasil, para cobrar la deuda multimillonaria que ambos tienen con la firma y conseguir más obra pública.
En Neuquén, IMPSA apunta a la licitación para la construcción de la hidroeléctrica Chihuido I. Ayer se abrieron los sobres y se conocieron a los cuatro grupos -que totalizan 16 empresas, de las cuales 11 son argentinas- que pueden hacerse del negocio. La oferta más barata vino de CPC, de Cristóbal López, en sociedad con Hydrochina Corporation, Power China, Rovella Carranza y Holdec Inversora, que propuso $ 11.888 millones y un financiamiento del 116,8%.
Detrás se ubicó Pescarmona con una oferta apenas superior de $ 11.994 millones y un financiamiento del 125%. Electroingeniería, asociada con Hidrocuyo y China Gezhouba cotizó $ 13.847 millones y un financiamiento de 119,01%; y Helport (Eurnekian), Chediack, Panedile, Eleprint, Hidroeléctrica Ameghino, Isolux y Sustenta Inter de Rusia ofrecieron $ 14.908 millones y un financiamiento del 105,12%.
La pregunta clave en este caso es de dónde puede obtener esa cifra el grupo, con sus números en rojo y posponiendo pagos. La respuesta puede estar en manos de Débora Giorgi: la ministra de Industria anticipó que el Estado Nacional podría incorporarse al paquete accionario de IMPSA, para proteger a los 3.500 empleados que posee en Argentina.
Deuda millonaria. La crisis de la compañía se explica por distintas variantes. La primera es la deuda del gobierno venezolano y brasileño. Al día de hoy el país vecino le debe a Impsa alrededor de U$S 300 millones en concepto de cancelación de un parque eólico de más de 200 megavatios en Santa Catarina mientras que Venezuela mantiene un saldo cercano a U$S 250 millones por la ejecución de la represa de Tocoma.
El lunes la empresa comunicó a la Comisión Nacional de Valores que se ve en la necesidad de postergar el pago correspondientes al día 18 de septiembre de 2014 de sus Obligaciones Negociables Clase X y de sus Obligaciones Negociables Clase XI. Según el diario El Cronista, la situación desembocará en la entrada al paquete accionario del propio Estado nacional, a quien se sumaría un grupo privado.
IMPSA tiene más de 8.000 empleados en el mundo y 3.500 en el país. Es una de las mayores empresas metalúrgicas del país que participa activamente en la obra pública. También es proveedora de industrias vinculadas a desarrollos de petróleo y gas, así como compañías de los rubros petroquímico, químico y de fertilizantes.
Además de la Argentina, tiene unidades de negocios en los EE.UU., Canadá, Brasil, China, Colombia, Perú, Chile, Ecuador, India, Sudáfrica, Malasia y Vietnam.