En una sesión sin sobresaltos y con final anticipado, el Frente para la Victoria logró aprobar en la Cámara de Diputados, con votos propios y de bloques aliados, el último Presupuesto de la gestión kirchnerista, que ahora deberá tratar el Senado.
El proyecto obtuvo 133 votos a favor y 112 en contra de parte de todo el arco opositor, que volvió a cuestionar las previsiones económicas del Gobierno y la vigencia de los superpoderes que le permiten al Ejecutivo reasignar partidas sin previo aval parlamentario.
Así lo advirtieron la UCR, el Frente Renovador, el FAP, la CC-ARI, Suma+UNEN, el FIT, Unión por Córdoba, Compromiso Federal y Unidad Popular, que, como cada año, aseguraron estar ante un nuevo “dibujo” por las estimaciones de inflación (15,6 por ciento), dólar (9,45 pesos) y crecimiento (2,8 por ciento).
Además, la oposición reiteró, a lo largo de las 14 horas de sesión, que el Presupuesto impulsado por el Gobierno es “de ajuste” y negó que se promueva un “Estado de Bienestar”.
A la hora de votar, el oficialismo contó con el apoyo habitual del Frente Cívico por Santiago, Nuevo Encuentro, el Movimiento Popular Neuquino y los monobloquistas del PJ La Pampa, el Movimiento Popular Fueguino, el Movimiento Solidario Popular y el FIS.
La sesión se inició minutos después de las 12 con la presencia de 146 legisladores de distintos bloques, y fue conducida por la santiagueña Norma Abdala de Matarazzo a raíz de la ausencia de Julián Domínguez, quien permanece internado por un cuadro febril y pidió licencia por 10 días.
En ese marco, el kirchnerismo destacó los “logros” de la última década, los niveles de inversión pública y de recaudación, y negó que la emisión monetaria sea la causa de la inflación, que atribuyó a la “concentración económica” y los “formadores de precios”.
El texto aprobado en comisión sufrió una modificación que faculta al jefe de Gabinete a asignar 200 millones de pesoa a la SEDRONAR con el fin de "reforzar" un programa de asistencia para personas con "consumos problematicos". Además, hubo otro cambio para reasignar partidas destinadas a la Dirección Nacional de Vialidad para la realización de obras.
El debate
Al abrir la discusión, el presidente de la Comisión de Presupuesto, Roberto Feletti (FpV) resaltó que “este proceso político que se inició en 2003 presentó ocho años de presupuestos superavitarios -que tampoco entonces fueron acompañados por la oposición-, y ahora vamos a experimentar cuatro años de resultado primario negativo o deficitario”.
Según explicó el miembro informante del oficialismo, “hay dos factores principales que explican el desequilibrio presupuestario: uno es la necesidad de importación de energía y el subsidio a la generación de la misma, y el otro son los vencimientos de deuda”.
Por otra parte, Feletti se congratuló de que este gobierno “triplicó la expansión de la inversión pública y lo hizo con un modelo productivo que tiene récords de producción”.
Por el radicalismo, Miguel Bazze y Enrique Vaquié justificaron su rechazo al señalar las diferencias entre su partido y el kirchnerismo en relación al proceso inflacionario, las economías regionales, la inversión pública y el gasto social.
“No podemos acompañar un proyecto de Presupuesto, que sigue siendo un dibujo, para sostener un relato que ya solo cree el oficialismo”, resumió el alfonsinista Bazze, pero Vaquié fue más duro: “Nos está yendo cada año peor que el anterior”, aseveró.
Bazze consideró asimismo que “es muy preocupante que el Gobierno siga relativizando la inflación, que es grave y que además de destruir el salario incorpora niveles de incertidumbre que contribuyen a paralizar la economía”.
Martín Lousteau (Suma+UNEN) precisó que “el Presupuesto de 2014 había alcanzado en marzo la meta de inflación prevista para todo el año, y el tipo de cambio para 2014 quedó viejo el 17 de diciembre de 2013”.
“Hay que hacer un esfuerzo para presupuestar tan mal”, ironizó, en relación a la diferencia entre lo presupuestado y la realidad.
El mismo razonamiento utilizó el jefe del bloque massista, Darío Giustozzi, quien advirtió que no se cumplió el 6,2 por ciento de crecimiento del PBI previsto para este año: “La realidad asumida por el propio equipo económico es que tenemos un estancamiento y un crecimiento de aproximadamente 0,5 por ciento este año”, indicó.
Ese argumento buscó refutar el aliado oficialista Carlos Heller (Nuevo Encuentro): “El Presupuesto es un plan de trabajo que maneja posibles escenarios. No es de ninguna manera un vaticinio de variables”, aclaró el aliado, quien evaluó que lo presupuestado cambia “en la medida en que cambian esos escenarios”.
En tanto, Claudio Lozano (Unidad Popular) arguyó que el proyecto oficial “es un simulacro que niega la política económica que enuncia el Gobierno nacional”. “En los hechos, el dibujo que nos traen promueve la devaluación, deprime el consumo popular, profundiza la recesión y estimula la inflación”, enumeró.
Federico Sturzenegger, miembro informante de Unión Pro, aseguró que el proyecto “está vacío de contenido y es letra muerta” por la vigencia de los superpoderes. “Todo lo definido, mañana el jefe de Gabinete lo borra”, graficó.
Su par Pablo Tonelli profundizó en este punto y explicó que “se trata de una delegación de facultades a un funcionario del Poder Ejecutivo para que ejerza las facultades propias y exclusivas del Congreso, que además está explícitamente prohibida desde 1994 tras la reforma de la Constitución Nacional, salvo en caso de emergencia”.
El camporista Juan Cabandié recogió el guante y acusó a “los diputados del Pro que hablan de dibujo” de ser “los campeones de los dibujantes” con el Presupuesto porteño. “Dicen que van a hacer una cosa y hacen lo contrario”, disparó Cabandié, quien suele aprovechar los discursos en el recinto para criticar la gestión macrista.
La diputada Alicia Ciciliani, del Partido Socialista, pidió hacer cambios en la política tributaria para beneficiar a los “sectores más vulnerables”, a la vez que destacó que el “nivel de gasto”, pero advirtió que “no se ve ese nivel en las escuelas y hospitales” públicos.
Otra integrante del FAP, Margarita Stolbizer, habló de un “divorcio entre el Presupuesto y las demandas sociales” al aseverar que el proyecto del Ejecutivo “ahonda la deuda social que se tiene con la población”, en “áreas claves” como salud, educación, vivienda y transporte.
Más duro, Néstor Pitrola opinó que “el Presupuesto oculta, con el dólar previsto en 9,45 pesos, un mecanismo de confiscación de salarios y jubilaciones y de todos los ingresos de la población”.
Además, el representante del FIT denunció que el texto “continúa con un sobreendeudamiento que ya iniciaron con Repsol, el Club de París y el CIADI, lo cual agravará la bancarrota fiscal y del Banco Central”.
También crítico, Facundo Moyano –cercano al massismo- advirtió que “este equipo económico es consciente del ajuste que se está llevando adelante”.
Promediando la discusión, el titular del bloque radical, Mario Negri, concluyó que el Presupuesto propuesto por el Ejecutivo “augura un muy mal futuro”.
La jefa del bloque oficialista, Juliana Di Tullio, cerró el debate con fuertes críticas a la oposición: “No tienen un plan mejor. Nuestros presupuestos no endeudarán a ninguna futura generación”, garantizó, y lamentó la falta de “palabra política” en el debate por parte de los diputados “que tienen voluntad de gobierno”.
La Cámara de Diputados aprobó esta madrugada y giró al Senado el proyecto de ley de Presupuesto 2015, en medio de cuestionamientos opositores por el escenario económico que plantea para el año próximo: un crecimiento de la economía del 2,8 por ciento, una variación de precios de apenas el 15,6 por ciento y un dólar promedio de 9,45 pesos por unidad. Fue aprobado con 133 votos a favor, del kirchnerismo y sus habituales aliados, y 112 en contra, de la mayoría de los integrantes del arco opositor.
El recinto de la Cámara de Diputados esta vez contó con la asistencia de todos los bloques políticos, aunque oficialistas y opositores lucían como si estuvieran en sitios distintos y sin puntos de contacto. Con discursos antagónicos, unos con el eje en la defensa de las políticas del Gobierno desde 2003, otros con críticas a la marcha de la economía y la insistencia de que el proyecto contiene premisas falsas una vez más, el tratamiento, más que un debate pareció una sucesión de consideraciones contrapuestas, con el resultado de la votación definido de antemano.
La oposición adelantó desde temprano su rechazo. “Hay dos factores principales que explican el desequilibrio presupuestario: la necesidad de importar energía y el subsidio a su generación, y los vencimientos de deuda”, argumentó en el inicio Roberto Feletti -miembro informante por el oficialismo- sobre el déficit, y agregó: “Desde 2003 a la fecha hemos presentado 11 presupuestos que no tuvieron deuda, impuestazo ni rebaja del gasto”.
Los bloques opositores, que la semana pasada habían dejado sus bancas vacías en la reforma del Código Civil, en este caso dieron quórum para abrir la sesión. Pero en los discursos insistieron en definir el Presupuesto como un “dibujo” -fue el término más pronunciado de la sesión- a partir de desestimar sus proyecciones. Una parte también rechazó la prórroga de los llamados superpoderes –votada el año pasado, hasta 2015-, que por la delegación de facultades permite a la Casa Rosada reasignar partidas sin la autorización del Congreso. “Para el Ejecutivo puede ser comprensible, aunque no justificable, pero no lo es para nada que los legisladores renunciemos a la más importante de las obligaciones que nos impone la Constitución, que es decidir el destino de los dineros del pueblo”, aseguró el macrista Pablo Tonelli.
Una serie de diputados opositores agregó críticas puntuales al proyecto.
“Este Presupuesto camina por un andarivel totalmente distinto a las demandas sociales”, remarcó Margarita Stolbizer, del GEN, y ejemplificó con el déficit habitacional: “Las previsiones presupuestarias nos hablaron de construir 52.000 viviendas por año, pero en lo concreto el promedio anual ha sido de 20.000 y en el último año 10.000. Es un hecho el derrumbe del relato”. Alcira Argumedo -de Proyecto Sur- criticó que la suba de 8% en Salud está muy por debajo de la inflación.
Darío Giustozzi -jefe del bloque del Frente Renovador- se refirió a la inseguridad: “Además de ser inconsistente, tiene una mala asignación de recursos y refleja la poca preocupación del Gobierno en materia de seguridad”.
De los presidenciables, sólo el radical Julio Cobos habló hasta el cierre de esta edición. “No vamos a acompañar ningún Presupuesto que no reúna las condiciones que necesita un país federal”, dijo.
“El nivel de gasto parece importante, pero no se ve en escuelas y hospitales. Un país que invierte sólo el 1% del PBI en niñez es un país que no mira a futuro”, dijo Alicia Ciciliani, por el socialismo.
“Este recinto está lejos de la calle. Apenas se escuchan las demandas de los trabajadores que tienen propuestas para reactivar la economía y terminar con la pobreza”, indicó Claudio Lozano, en referencia a los integrantes de ATE y la CTA que protestaban en la puerta. “Es un dibujo ajustador y devaluacionista. Es claro que se preparan para pagarles a los buitres después de enero”, señaló Néstor Pitrola (FIT).
Con el presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, con licencia -fue internado por un cuadro de fiebre alta-, la sesión ayer fue presidida por la santiagueña Norma Abdala.
Pese a las críticas de la oposición, el oficialismo impuso su mayoría en la Cámara de Diputados y logró aprobar el proyecto de Presupuesto para 2015, que pasará al Senado para ser tratado.
Tras 14 horas de debate, el kirchnerismo, junto a sus aliados en la cámara baja, le dio media sanción a la norma, que prevé una inflación anual de 15,6 %, un dólar oficial a 9,45 pesos y un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 2,8 por ciento, con 133 votos afirmativos y 113 negativos.
El kirchnerista Roberto Feletti, miembro informante del oficialismo, defendió la propuesta del Gobierno y destacó que "es trascendente para el país defender" el proceso de reestructuración de la deuda externa para garantizar "la estabilidad democrática y avanzar en un presupuesto que tenga el equilibrio de los ocho años previos".
Feletti, presidente de la Comisión de Presupuesto, aseguró que es "una absoluta mentira" que el Gobierno "esté incorporando descontroladamente empleo público", y precisó que "la variable del gasto público da como resultado una consistencia absoluta del cambio fiscal".
CRÍTICAS
Las críticas se fundamentaron en las previsiones sobre el nivel de inflación y otros aspectos macroenómicos. La oposición, al unísono, advirtió que las metas son incumplibles. Las tildaron de "dibujo" y de "ficción". También cuestionaron el malgasto de los recursos públicos, la concentración de los fondos a favor de la Nación, en detrimento de las provincias, y el uso de los superpoderes presupuestarios, que permite al jefe de Gabinete reasignar las partidas a su discreción.
Los legisladores apuntaron asimismo que en materia de salud las partidas aumentaron sólo un 8% respecto de 2014, muy por debajo de la previsión inflacionaria para el año próximo, del 15,6 por ciento. Y advirtieron que el Gobierno no cumple con la ley de financiamiento educativo, que exige un piso de 6% del PBI.
El radical Julio Cobos sostuvo que las previsiones del Gobierno "distan mucho de lo que hoy está ocurriendo, donde llevamos un estancamiento, según el Indec, con una proyección negativa para este año, una inflación que supera la estimación para el año entrante".
La jefa del GEN, Margarita Stolbizer , también se manifestó en igual forma. "El presupuesto es un proyecto de ficción no sólo por la proyección macroeconómica y la de inflación, sino también por la falta de respuesta", dijo.
Stolbizer también criticó las facultades delegadas al jefe de Gabinete y señaló que, recientemente, "en un sólo decreto de necesidad y urgencia, de un plumazo" aumentaron "el gasto en 160 mil millones" de pesos.
El diputado Martín Lousteau (Suma+UNEN), sostuvo que "hay que hacer un esfuerzo para presupuestar tan mal" y el massista Darío Giustozzi expresó que "además de ser inconsistente tiene una mala asignación de recursos y refleja la poca preocupación del Gobierno en materia de seguridad y de infraestructura".
En tanto, el bonaerense Felipe Solá (Frente Renovador) definió como "ridículas" las cifras del presupuesto y advirtió que "no va a haber ajuste fiscal en un año eleccionario sino aumento de los gastos, muy por encima de lo que se dice, y el Banco Central va a dar 300 mil millones de pesos, el 6 por ciento del PBI, para que este presupuesto cierre".
Desde el PRO, Federico Sturzenegger también confirmó el rechazo al proyecto."Si los gastos crecen como los ingresos, el déficit público será cercano a casi 5 puntos del PBI y si se financia con emisión la misma sería de aproximadamente 80 por ciento de la base monetaria, generando expectativas de inflación crecientes".
DEUDA SOCIAL
La "deuda social" del presupuesto también se verifica en menos recursos para las provincias (que en vez del 34% de los fondos coparticipables recibirán el 26%, alertaron); la construcción de menos viviendas que las anunciadas (en estos dos años, el programa Procrear adjudicó el 13% de los 200.000 créditos que se habían fijado como meta), y en fondos exiguos para la Sedronar, la secretaría dedicada a coordinar las políticas nacionales contra las adicciones.