Pluspetrol, una de las pocas petroleras grandes que quedan en manos de empresarios argentinos, concretó la compra de la estadounidense Apco Oil & Gas International, una empresa con base en Tulsa, Oklahoma, y cuyas acciones cotizan en el Nasdaq, pero que tiene sus activos concentrados en la Argentina y Colombia. La operación, que aún deben aprobar los accionistas de Apco, se cerró en US$ 427 millones.

Apco había puesto sus activos en venta hace un año y, en su momento, se mencionó a Pan American Enery, de la familia Bulgheroni, al grupo local Roch y a fondos de inversión como otros posibles interesados.

Pluspetrol, de las familias Poli y Rey, estaba tercera en el ranking de producción de petróleo a nivel nacional, con casi el 7% de participación. Y la compra de los activos de Apco –que supera el 2%– la consolida en esa posición y la separa de Sinopec y Petrobras, con las que peleaba ese lugar en la lista. La empresa viene de adquirir por US$ 217 millones, a principio de año y en asociación con YPF, los activos de hidrocarburos no convencionales que tenía Apache, otra firma estadounidense que decidió irse del país.

Los accionistas de Apco recibirán US$ 14,50 por cada acción (lo que representa una prima de 14% sobre el valor del cierre del jueves). Ayer, el papel de la empresa subió 13,15%, a US$ 14,30.

Apco tiene presencia en las cuencas Neuquina, Austral, Noroeste y Golfo San Jorge con una producción neta aproximada de 7.400 barriles por día de crudo y 35 millones de pies cúbicos por día.

Concentra la mayor parte de su producción y reservas en la cuenca Neuquina a través del 53% de la Petrolera Entre Lomas, que conduce el histórico Oscar Vicente y está octava en el ranking nacional. A través de esta firma tiene participaciones en las concesiones Entre Lomas, Bajada del Palo y Agua Amarga/Charco del Palenque. “Además, posee una importante superficie con alto potencial en la ventana de petróleo de Vaca Muerta ”, informó Pluspetrol en un comunicado. También tiene participación en Acambuco (Salta) y en tres yacimientos en Tierra del Fuego.

En Colombia, la empresa norteamericana participa en dos yacimientos en la cuenca de Llanos y en un lote exploratorio en la cuenca del Magdalena Medio con una producción neta de más de 1.000 barriles diarios. En el primer semestre de este año, Apco ganó US$ 10,1 millones.

Pluspetrol, en tanto, tiene operaciones en Perú –donde es el primer productor de gas y de petróleo-, Bolivia y Angola, y explora también en Chile, Venezuela y Colombia.

La petrolera de capitales nacionales Pluspetrol compró esta semana los activos de Apco, que tenía participaciones en Neuquén y Río Negro. La operación, por un monto de 427 millones de dólares, se comunicó el viernes por ambas firmas, y aún está bajo revisión de los directorios.

Aunque no opera en ninguna de ellas, Apco tenía participaciones en cinco bloques en ambas provincias, en algunos casos con más del 50%. Además, manejaba parte del paquete accionario de Entre Lomas, la firma que conduce el reconocido empresario petrolero Oscar Vicente y que es la octava productora de petróleo del país.

Su principal activo es justamente el yacimiento Entre Lomas, que cruza ambas provincias y es un importante campo petrolero con horizontes en Vaca Muerta.

Con los activos de Apco, Pluspetrol se quedó también con una participación en Coirón Amargo, un bloque que opera la argentina Roch, del empresario Ricardo Chacra, y donde el año pasado se anunció un superpozo en la formación Sierras Blancas, con una producción de 300 metros cúbicos día (muy por encima del promedio).

Con sede en Tulsa, pero constituida en las Islas Caimán, Apco se desprendió de todos sus activos en Argentina y también en Colombia.

Pluspetrol, en tanto, busca posicionarse en el mercado local, donde opera varios yacimientos clave como Centenario en Neuquén. El año pasado ya había adquirido parte de los activos de la ex Apache en una suerte de triangulación con YPF.

El salto en el mercado lo dio cuando se quedó con el megacampo gasífero Tupi, en Perú. Se trata de una cuantiosa reserva ubicada en el corazón de la selva que obligó a un trabajo de ingeniería con pocos antecedentes en la historia de la industria.