Por Marcelo Canton.
Cuando el próximo Presidente se siente en la Casa Rosada, se desayunará con que Vaca Muerta ya tendrá dueño, no habrá nada que negociar. Al menos por parte del Estado. Es consecuencia de la ley de Hidrocarburos que se está discutiendo, que cede el control del principal recurso energético del país a las mismas empresas que el Gobierno acusa de haber hecho caer la producción de petróleo durante una década.
La ley arranca con el criterio de que quien tiene la concesión de crudo convencional tiene derecho al crudo no convencional que está debajo de aquel. En otra época se discutió que había que hacer nuevas licitaciones, ahora es adjudicación directa al que está ya en el área. Pero hay mas.
“Ahora son concesiones a perpetuidad”, dice el ex secretario de Energía Daniel Montamat. Es que el proyecto prevé extensiones sucesivas de las concesiones. Y en el caso de las no convencionales arranca con 35 años, prorrogables por períodos sucesivos de 10 años.
“Es una ley muy conservadora -añade otro ex secretario, Jorge Lapeña-. Porque esas extensiones de concesión se las da a las mismas empresas que son responsables de la decadencia energética del país ”.
¿Quién negociará en el futuro con los inversores que vengan a Vaca Muerta? YPF (se queda con la mitad del yacimiento, más o menos), y el resto de las petroleras que ya están allí.
Serán acuerdos entre privados.
”Se vienen Chevron 2, Chevron 3, etc.”, dice Montamat. Ni Nación ni provincias podrán meter baza.
Un dato político que no es menor: el Gobierno cerró esta ley con gobernadores (de las provincias petroleras) que en su mayoría no pueden ser reelectos. Son hombres que están de salida. Las oposiciones provinciales están tratando de hacerse visibles. Quieren denunciar que la Vaca Muerta, con esta ley, quedará atada.