Por Julián Marino.
Motivado por la alarmante parálisis comercial del empresariado a los intentos por canalizar la demanda de dólares vía Bolsa y así evitar la salida de divisas, el Banco Central salió el viernes a vender una cantidad récord de dólares y prometió acelerar el desembolso de divisas desde hoy. También Economía aprobó un nivel inusual de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) en sólo dos días.
La férrea y preventiva reacción del empresariado a los intentos por imponerles en los hechos y en la informalidad un tipo de cambio distinto al que promueve la cotización oficial generó divisiones en el Gobierno y una acelerada marcha atrás en las intenciones de Economía para implementar con mayor fuerza desde esta semana un desdoblamiento cambiario. La parálisis que generó la información en el sector comercial puso en alerta a la parte más conservadora del equipo económico, que salió a diferenciarse del ala más ortodoxa del Gobierno.
Fruto de su singular situación frente al resto del equipo económico, el titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, les prometió a los importadores una mayor disposición en la cantidad de dólares que se autorizan desde la entidad monetaria para que los bancos puedan entregarles a sus clientes las divisas necesarias para cancelar sus respectivas y atrasadas facturas de importación. La promesa fue suficiente para apaciguar a los empresarios por algunos días y acallar las voces que otrora habían hecho públicas las consecuencias que les impone la política de administración de divisas. Las palabras de Fábrega tuvieron entonces la rara virtud de promover credulidad en los erosionados canales de comunicación que mantienen los bancos con el Banco Central y éste con el Palacio de Hacienda. El dato lo ratifica Miguel Ponce, el vocero de la Cámara de Importadores fruto de una virtual negociación con el titular del Central.
Sin embargo, en los hechos, la promesa de Fábrega para el día de hoy se adelantó: los últimos tres días de la semana, pero con mayor fuerza el viernes, se registró un altísimo nivel de autorizaciones por parte del Banco Central si se lo compara con el promedio del resto del año. En forma posterior, según una fuente del sector, también la cantidad de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) que aprobó la Secretaría de Comercio que conduce Augusto Costa experimentó un repentino y sustancial incremento entre jueves y viernes de la semana pasada que, según trascendió, dejará la última semana como la de mayor aprobación del año.
Por eso la mesa de dinero del Banco Central se vio obligada a vender u$s 50 millones que, sumados a u$s 80 millones que se pagaron a organismos internacionales y u$s 20 millones que se destinaron a cancelar importaciones de energía, dejaron a las reservas en u$s 28.043 millones, u$s 179 millones por debajo del día previo. Las pérdidas en los últimos cinco días alcanzaron a u$s 225 millones. Como si no fuera un cambio radical en la forma en la que se venía manejando el sector, el propio Fábrega también prometió dólares para que las empresas puedan cancelar una parte de la deuda flotante del sector que hoy supera los u$s 5.000 millones con sus casas matrices y bancos extranjeros.
Entre los importadores sigue el nerviosismo pese a las desmentidas de BCRA y Economía. Creen que esto se iba a aplicar pero salió a la luz y la respuesta fue tan mala que el Gobierno decidió dejarlo de lado", aseguró una fuente ligada al sector importador.
Por omisión o desconocimiento de lo que se pensaba poner a prueba, la retirada dejó en una posición incómoda a varios exponentes del Ministerio de Economía y, en menor medida, del Banco Central, quienes se encargaron de justificar lo ocurrido echándole la culpa a la "irresponsabilidad" de algunos banqueros argentinos, equiparados al nivel de buitres por parte de la propaganda oficial. También la prensa recibió acusaciones de distinto calibre.
Según pudo saber este matutino, el viernes la Comisión Nacional de Valores, es decir, la repartición del Gobierno que se encarga de regular y controlar las operaciones que tienen lugar en el mercado bursátil -donde se negocia el dólar bolsa y el dólar liqui- llamó a los principales agentes de bolsa del mercado para solicitarles -el verbo se queda corto- que, al menos por unos días, dejaran de realizar operaciones para importadores en el mercado del dólar liqui bajo amenaza de que, si seguían con ese negocio -que representa cerca del 90 por ciento de sus ingresos- la Comisión podría dejar caer duras sanciones y hacer pública la identidad de varios empresarios de renombre que se vieron obligados a buscar divisas en ese mercado ya que para quienes conducen el organismo se trata de una operación "susceptible de sanciones".
Tal como adelantó El Cronista en su edición del jueves, la CNV tiene en carpeta una serie de acciones para intervenir y regular el mercado del dólar liqui con la finalidad de que el Gobierno pueda controlar la cotización que se desprende de la compra-venta de bonos y donde la ANSeS podría tener una fuerte injerencia al tomar mayor actividad en esa plaza.
La última semana, horas después de que este matutino hiciera pública la instrucción dada a algunos empresarios para que comiencen a pensar, desde esta semana, en hacerse de divisas pero a un tipo de cambio más alto y vía Bolsa, la Cámara de Importadores denunció que el Gobierno les había sugerido que los dólares que necesitan para adquirir sus insumos los compraran en el mercado paralelo. Fue Miguel Ponce, vocero de CIRA, quien señaló a la prensa que "el Banco Central les dijo a los bancos que comuniquen a sus clientes que por la escasez de reservas, las empresas deberán conseguirse las divisas en el mercado paralelo". En forma posterior a su conversación con Juan Carlos Fábrega, Ponce relativizó estos dichos.
El dólar liqui gana 14,9% en lo que va de septiembre y 65,8% en lo que va del año. Producto de una fuerte afluencia de importadores a ese mercado, el viernes la cotización alcanzó un récord de $ 14,98. Algo parecido ocurre con el dólar bolsa que cerró en los $ 14,88.
La carrera para no perder dólares vía importación arrancó en febrero de este año cuando el Banco Central llamó a los 70 principales importadores y les pidió que dilataran hasta 120 días sus plazos para pagar la mercadería. Posteriormente, se les pidió a las empresas que consiguieran sus dólares de las casas matrices o filiales extranjeras, lo que generó una elevada deuda que no se ha saldado aún. Huelga decir que en los últimos días, el Banco Central bajó de u$s 300.000 a u$s 150.000 la cantidad de divisas que, por orden, no necesitan de permiso previo a la hora de las autorizaciones a las mesas de dinero de los bancos para pagar importaciones.