Varias son las posturas que se consolidan con el pasar de los meses, y a medida que se acerca el llamado a una Audiencia Pública de carácter provincial en la que las empresas constructoras deben presentar su Estudio de Impacto Ambiental sobre las represas a construirse en el río Santa Cruz.
Como ya informara La Opinión Austral, aún no se definió la fecha de la audiencia.
Hasta ahora, el gobernador provincial Daniel Peralta sólo anticipó su intención de que se desarrolle en Comandante Luis Piedra Buena, la que junto a El Calafate son las localidades más cercanas a ambos futuros complejos hidroeléctricos.
Precisamente en la villa turística se vienen dando anuncios y diferentes firmas, que contemplan el proceso de inicio de obra.
Pero ahora, en El Calafate también comienzan a escucharse voces no tan de acuerdo con la construcción de las represas.
Horas atrás, en la sede de la Asociación de Guías Turísticos, se presentó el documental DamNation, que muestra impactos negativos de las represas en Estados Unidos.
Junto a la película se escuchó una presentación de Emiliano Ezcurra, de la fundación ambientalista “Banco de Bosques”, dedicada a la preservación de bosques nativos en Argentina.
Oposición
El ambientalista puso el alerta explicando con varios fundamentos que las represas tendrán un impacto negativo en el ambiente de la zona, particularmente sobre el lago Argentino, que con sus aguas alimenta el río Santa Cruz y sobre el glaciar Perito Moreno, el más famoso de varios glaciares que son el origen del lago.
Desde su fundación, Escurra comenzó a trabajar junto a un grupo de habitantes de esta provincia que actúa con el nombre de “Río Santa Cruz”.
Para la primera semana de noviembre organizan una bajada en kayak por ese mismo río, como forma de protesta a la construcción de las represas, cuestionando también que a esta altura de los acontecimientos aún no se cuente con los estudios de impacto ambiental.
Ezcurra dice que las represas significan pagar un alto costo ambiental para generar energía en la “Kuwait de la energía eólica (Santa Cruz)”.
Que se haya conseguido el financiamiento para las obras no significa que es tarde para frenar el proceso, dice Ezcurra. A quienes presenciaron la exhibición de la película y luego en entrevistas periodísticas, el ambientalista que está de paso por Santa Cruz comparó el caso de las represas santacruceñas con las que se proyectaron y no se construyeron sobre el río Bermejo.
La postura es tajante: que no se construyan las represas y que el financiamiento sea dirigido a energías renovables.
Bartolomé, otra postura
La campaña “Río Santa Cruz sin represas” en parte se basa en los estudios de Gerardo Bartolomé, ingeniero civil y estudioso de la Patagonia que desde tiempo viene planteando el impacto negativo que la represa “Néstor Kirchner” podría tener sobre el lago y el glaciar Perito Moreno.
Bartolomé encabezó una campaña recientemente, reuniendo 20 mil firmas mediante la página www.change.org, con una carta dirigida a la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación y a la intendenta del Parque Nacional Los Glaciares, pidiendo que se revea el proyecto original.
El ingeniero plantea que la operatividad de la empresa acelerará los tiempos de subida y bajada de la coa del lago, y que ello generaría una corriente que erosionaría constantemente el frente del glaciar, haciendo que este no alcance a tocar tierra y por lo tanto no se produzca el famoso proceso de cierre y posterior ruptura.
Días atrás, Bartolomé fue convocado por la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación, donde se tomó nota del planteo del profesional.
“Yo no estoy en contra que se construyan esas represas, lo que digo es que hay un aspecto que creo no se ha tenido en cuenta y que debe ser estudiado”, explicó Bartolomé en una entrevista dada ayer a la radio calafatense FM Dimensión, en la que reforzó los conceptos escritos en un artículo de una revista ambiental.
Para el ingeniero, que es autor de varios libros sobre la Patagonia y sus recursos naturales, incluso siguiendo rutas del Francisco Moreno y del inglés Darwin, “la alternativa es cambiar la cota de la represa Néstor Kirchner”, bajando su máximo permitido para que esto haga que no sea tan grande la oscilación del nivel de agua y que se minimice el efecto de la corriente que podría formarse en el lago.
El punto preocupante para el ingeniero es que los estudios que se deben realizar para saber si el impacto será finalmente el que se prevé, deben hacerse con datos de mediciones que llevan mucho tiempo, y que su recolección atrase la obra, o que la información científica esté cuando la obra esté comenzada.
La crítica del ingeniero es que primero deberían haberse realizado los estudios y luego licitarse la obra.
Pero además, Gerardo Bartolomé se diferenció del grupo “Río Santa Cruz sin represas”. “Me encantaría que las represas no fueran necesarias, pero tarde o temprano estas y otras se terminarán haciendo.
Pon un mal necesario, entonces sería bueno que las hagamos de manera inteligente y limitar el impacto”.
Por ahora la conclusión es que la Subsecretaría de Recursos Hídricos de Nación conformará un grupo multidiciplinario que estudie los aportes como el realizado por Bartolomé.