Sergio Bruni, abogado, ex legislador provincial por la UCR y presidente del Instituto de Políticas Públicas, es uno de los dirigentes de Mendoza que está a favor de la minería, actividad que el gobierno provincial acaba de lanzar a discusión al admitir la necesidad de desarrollo e impulsar proyectos.
"La inflexibilidad del debate sobre la explotación de la minería en la Provincia nos ha excluido de la posibilidad de extraer y producir minerales metalíferos a gran escala. Se trata de una especie de “cepo cultural” que nos impide explotar una potencialidad de cuya magnitud hasta el momento no se tiene real dimensión. Sin embargo, valuaciones privadas nos dicen que, junto al recurso de los combustibles fósiles, petróleo y gas, sería la mayor fuente de riqueza que poseería la Provincia. Así lo expresa la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros (Camem), situándolo cerca de los 350 mil millones de dólares en metales", comienza afirmando Bruni acerca de su posición.
-¿Qué piensa sobre el planteo que algunos dirigentes hacen respecto a que el modelo productivo de Mendoza es incompatible con la minería metalífera?
-Mire, a ningún vecino de la provincia, y menos al Gobierno o a la Legislatura, se le ocurriría impulsar la prohibición de la vitivinicultura porque utiliza el cianuro para la “clarificación azul”,procedimiento que elimina el exceso de hierro, cobre, zinc y manganeso... Lo que, por otra parte, se encuentra autorizado y reglamentado por el INV y por el Reglamento vitivinícola del Mercosur. Las bodegas lo han hecho por años, y lo hacen sin necesidad de alguna declaración de Impacto Ambiental, y de audiencias públicas.
-Pero no todas las bodegas usan el cianuro...
-Como tampoco todas las minas lo hacen. Las sales de cianuro representan uno de los tantos productos químicos tóxicos que se usan en la actividad diaria, en éste caso en la vitivinicultura,pero también se utilizan químicos en las demás industrias y, como señalé anteriormente en el agro en general. Su empleo responsable es imprescindible, siempre respetando las normas de procedimiento. Por eso, a nadie en su sano juicio se le ocurriría plantear la prohibición de la actividad vitivinícola, desde luego no sólo la minería contamina.
-¿Qué piensa de la actividad agrícola como modelo único de producción?
-La actividad agrícola está encontrando su techo, y la Mendoza del futuro debe pensar en ampliar su matriz productiva, lo contrario llevará a la provincia a ser desde el punto de vista económico prácticamente inviable.
-¿Y el uso del agua, un elemento tan sensible a la provincia y su utilización racional?
-El agua dulce es un recurso escaso, no sólo en Mendoza, y nuestra responsabilidad es cuidarla haciendo un uso racional y planificado, para que sirva tanto para el consumo humano como para diversas actividades que realiza el hombre. Mendoza es una gran productora nacional de hortalizas, y si bien hay que ir a un uso racional del agua con la incorporación de tecnología, no he escuchado a nadie pedir que se prohíba la actividad agrícola, porque cientos de hectáreas de verduras utilizan cientos de litros de agroquímicos y decenas de millones de litros de agua por día. Por ejemplo, 12 hectáreas, que es más o menos una producción media promedio, consumen más de un millón de litros por día. El riego agrícola utiliza el 89% del agua disponible para el uso en Mendoza. Cuando se habla de la explotación minera se pone especial énfasis en la utilización del recurso acuífero. Los tres requerimientos mineros que estaban en producción en San Juan representan cerca del 1,05% de su consumo agrícola, siendo aún menor por cuanto el recurso acuífero se reutiliza a partir del uso en circuito cerrado. Pero además en Mendoza, nadie ha puesto en perspectiva la contaminación que genera la agricultura por la emisión de gases de efecto invernadero (el problema más acuciante hoy de la humanidad), llegando a ser señalada como una de las actividades humanas que más genera ese tipo de gases. Puedo citar a Greenpeace y la FAO en su último informe (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), que se expresó que “Las nuevas estimaciones sobre los gases de efecto invernadero muestran que las emisiones procedentes de la agricultura, la silvicultura y la pesca se han casi duplicado en los últimos cincuenta años, y podrían aumentar en un 30% adicional para 2050, sin no se lleva a cabo un esfuerzo mayor para reducirlas.
-¿Esta postura coincide con la de su partido en general?
-En la UCR hay variedad de opiniones. Si bien la UCR apoyó en su momento la sanción de la ley que prohíbe la minería metalífera por la utilización del arsénico, hoy advierto que hay internamente un debate inorgánico, que es el comienzo para que en algún momento el radicalismo se pronuncie a través de sus máximos organismos de representación, al que más allá de las opiniones personales, todos deberemos respetar.
-Por último, y en pocas palabras, qué hay que hacer para avanzar en minería?
-Hay que apelar a la racionalidad y al equilibrio: Las pasiones y los extremos destierran esa posibilidad. Esos valores hicieron de nuestra provincia una tierra de progreso. No debemos eliminar de cuajo la posibilidad de contar con una industria que puede acercarnos otras posibilidades de desarrollo social y económico, y ampliar la matriz productiva como generadora de riqueza y empleo. Por supuesto, siempre con la sustentabilidad como punto de partida, premisa que, por otra parte, debe estar presente en cualquier actividad realizada por el hombre.