La Presidenta Cristina Kirchner pidió a la Asamblea General de las Naciones Unidas que acelere la votación del marco regulatorio para las restructuraciones de deuda que propuso la Argentina y acusó a los fondos buitre de ser "terroristas económicos y financieros".
"No sólo son terroristas los que ponen bombas. Los que desestabilizan la economía de un país también son terroristas", dijo la Presidenta, en un discurso dedicado principalmente a denunciar las acciones de los holdouts.
"Argentina es un triple leading case, en materia económica-financiera, en materia de terrorismo internacional y en materia de fuerza e integridad territorial", dijo CFK, quien aseveró que en materia económica, la crisis internacional "se disparó en 2008, aún hoy persiste, y ahora amenaza a las economías emergentes".
"Los fondos buitre que hostigan, generan rumores, infamias y calumnias actúan como desestabilizadores, como una suerte de terroristas financieros", consideró y negó que el país esté en default: "Nuestros gobiernos (por el suyo y el de Néstor Kirchner) ni declararon el default, ni fue el que nos endeudó; pero fuimos los que nos hicimos cargo y pagamos de 2013 a la fecha 190 mil millones de dólares".
La Presidenta sostuvo que "creemos que en épocas de buitres económicos y halcones de la guerra necesitamos más palomas de paz para construir un mundo más seguro" y lanzó un duro cuestionamiento a la justicia de Estados Unidos. "Hoy Argentina con la complicidad del sistema judicial de este país, está siendo acosada por estos fondos (buitre)", graficó.
Luego de su discurso ante la Asamblea General, que pronunció ante un recinto semi vacío, la Presidenta habló en la reunión del Consejo de Seguridad, dedicado a analizar la crisis en Siria e Irak por el avance del grupo terrorista ISIS.
La Presidenta Cristina Kirchner criticó implícitamente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la respuesta militar encabezada por Estados Unidos al grupo terrorista ISIS, que opera en zonas de Siria e Irak. "La forma en que se ha venido combatiendo al terrorismo no es la mejor", dijo Cristina ante los miembros del Consejo, en una reunión presidida por Barack Obama.
En su discurso, la Presidenta se preguntó "qué otro grupúsculo de nombre estrafalario surgirá el año que viene", en referencia al ISIS, y manifestó que los videos de decapitaciones que difunde la organización le "generan muchas preguntas".
En esa misma intervención, Cristina criticó la última invasión israelí a territorios palestinos. "No hemos visto morir a ninguno de los líderes que tiraron cohetes para el otro lado", denunció Cristina, y completó diciendo que sí se vieron muertes de "niños y ancianos" palestinos como producto de los ataques israelíes.
Clarín. Por Leonardo Mindez.
Con un lenguaje encendido, Cristina Kirchner dedicó los tramos principales de su paso de ayer por las Naciones Unidas para descargar su invectiva más contundente contra las fondos buitres, a los que acusó de ser “verdaderos desestabilizadores” a través de la práctica del “terrorismo financiero”. Y hasta apuntó contra Estados Unidos cuando aseguró que los buitres están “acosando” a la Argentina “con la complicidad del sistema judicial de este país”.
En esa misma línea, cargó contra los buitres diciendo: “Porque no sólo son terroristas aquellos que ponen bombas, sino también aquellos que desestabilizan la economía de un país”.
Más tarde, ante una pregunta de Clarín antes de su regreso al país, la Presidenta indicó que había vivido con “mucho estupor” los comentarios “impropios” ante este diario del encargado de negocios de la embajada de EE.UU. en Buenos Aires, Kevin Sullivan, cuando definió como “default” la situación argentina en virtud del fallo “absurdo” del juez Thomas Griesa.
“Si quien lo hizo es un juez de tu país, por lo menos tené el decoro de callarte la boca y no hacer ningún comentario”, reclamó Cristina.
Casi en paralelo, Griesa ayer conminó al Gobierno a que presente sus argumentos de defensa mañana en su juzgado, donde también recibirá al Citibank. Pocos días antes del pago de US$ 193 millones a los bonistas que entraron a los canjes Cristina ratificó que se depositarán en Nación Fideicomisos. La Presidenta desestimó que haya sido una reacción a sus palabras en la ONU.
“Exigiría una ligereza y agilidad que creo que el juez no tiene”, dijo en tono burlón.
Con discursos que se fueron demorando desde la mañana, Cristina Kirchner llegó a la sede de la ONU pasado el mediodía, salteó el almuerzo oficial ofrecido por el secretario general, Ban Ki-Moon, y comenzó su alocución de 35 minutos ante el plenario de la Asamblea General con un agradecimiento a las naciones que votaron hace dos semanas la resolución que impulsa a trabajar en un nuevo marco legal para la reestructuración de deuda soberana y se esperanzó con que pueda estar aprobado antes de la Asamblea del año próximo.
La Presidenta caracterizó a la Argentina como un “triple leading case (caso testigo)”, un concepto un tanto confuso en el que emparentó la situación de excepcionalidad que atraviesa el país en la disputa con los buitres, los atentados terroristas en la Embajada de Israel y la AMIA y el diferendo con Gran Bretaña por la soberanía de Malvinas.
Cristina pareció resignada a la caída definitiva del polémico memorando de entendimiento con Irán. No hubo esta vez presión alguna al régimen de los ayatolas por la falta de colaboración en su aplicación. En cambio aprovechó para volver a apuntar contra los fondos buitres al acusarlos de llevar adelante una campaña de lobby ante el Congreso estadounidense para señalar a la Argentina como “socia” del terrorismo por haber firmado en 2012 aquel acuerdo con el entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Se preguntó “qué dirán ahora” después de que los cancilleres de Estados Unidos e Irán se reunieran el domingo pasado en el Hotel Waldorf Astoria de esta ciudad para analizar estrategias conjuntas contra el terrorismo del Estado Islámico (ISIS).
Tanto en la Asamblea, como minutos después en la reunión del Consejo de Seguridad, la Presidenta fue muy crítica de la estrategia de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. Pero aunque en la segunda compartió salón con Barack Obama (que presidió la sesión y fue quien le cedió la palabra) la Presidenta no hizo alusión allí a los buitres ni cruzó palabras en privado con el mandatario estadounidense.
Por Silvia Pisani
Fue una confirmación de lo que había venido anticipando. En un duro discurso, la presidenta Cristina Kirchner denunció el "terrorismo económico" de los fondos buitre, que, con la "complicidad" del sistema judicial norteamericano, "acosan" a la economía del país y "buscan desestabilizar".
Lo hizo al exponer por séptimo año consecutivo ante el recinto -en ese momento, semivacío- de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Allí la Presidenta apuntó que "no sólo son terroristas los que ponen bombas", sino también "los que desestabilizan la economía de los países y provocan hambre, miseria y pobreza a partir del pecado de la especulación".
Como suele hacer en sus intervenciones, habló de muchas cosas. Pero, sobre todo, se centró en cuestionar al juez Thomas Griesa -"si está tan seguro de su fallo, por qué no lo aplica", desafió- y, más allá del terreno de los buitres, al gobierno norteamericano por su política exterior, el rasero con que mide al terrorismo y lo "rápido" que cambia de idea
"El año pasado nos criticaban a nosotros por hablar con Irán y resulta que ahora el secretario de Estado John Kerry se sienta a conversar con ellos", reprochó.
Pero fue la cuestión de los fondos buitre la que más tiempo demandó en los 35 minutos de su intervención, que, a diferencia de otras ocasiones, esta vez no cosechó tantos aplausos y los que hubo partieron, sobre todo, del palco de invitados argentinos, ocupado con integrantes de su nutrida delegación.
En eso, luego de la reunión y en un diálogo posterior con periodistas, entre ellos LA NACION, tuvo un nuevo reproche para el agregado de negocios de los Estados Unidos, Kevin Sullivan, por sus dichos a favor de que la Argentina supere "el default". Lisa y llanamente, lo mandó "a callar".
"Lo que tiene la Argentina no es default. Default es cuando un país no quiere pagar, y eso no es lo que ocurre con la Argentina. Lo que ocurre es que un juez le impide hacerlo, de modo que si ese juez encima es de tu país, tené la decencia de guardarte a silencio", demandó.
La presencia de la Presidenta en esta ciudad coincidió con la convocatoria del juez a una nueva audiencia y la posibilidad de que se le aplique a la Argentina una multa de 50.000 dólares diarios por no honrar los fallos del magistrado (ver aparte), así como la amenaza de una declaración de desacato.
La noticia no se había conocido cuando expuso ante las Naciones Unidas. Pero luego, en la conversación que mantuvo en su suite del piso 54 del hotel Mandarin, insistió en que eso no puede producirse. "Un país no puede ser declarado en desacato", dijo. Sí dijo descreer de las conjeturas según las cuales el juez reacciona a las críticas que ella le formula. "Lo siento, no creo que tenga esa rapidez de reacciones. Dadas sus características personales, para eso debería tener una ligereza de movimientos que, por múltiples motivos, no tiene", ironizó.
La Presidenta dedicó parte de su mensaje a repetir la historia de la deuda argentina, y dijo que "desde 2003 a la fecha pagamos más de 190 mil millones de dólares de la deuda defaulteada en 2001".
Y después, en un intento por repartir responsabilidades, aseguró que "cuando se debe el 160 por ciento del PBI, la culpa no es sólo del deudor, sino también de los acreedores".
De lo que sí se congratuló fue de que por fin la ONU haya decidido "tomar el toro por las astas" con la redacción de un nuevo marco regulatorio para la deuda en default, cuya propuesta se aprobó el pasado día 9, por impulso de la Argentina.
Si bien hizo una firme exhortación para que esa convención esté concluida, a más tardar, en septiembre próximo, no quedó ayer un indicio claro del futuro de ese llamamiento.
Más allá de la vehemencia de la Presidenta, el tema de los buitres no fue recogido por ninguno de los presidentes que intervinieron ayer, incluidas las latinoamericanas Michelle Bachelet, de Chile, y Dilma Rousseff, de Brasil.
Si bien la cuestión de los buitres era un número cantado, la Presidenta usó los 35 minutos de discurso para reiterar la paradoja de los "caso testigo" (leading case, los define) que le toca "enfrentar" a su gobierno, en un triple sentido: con los buitres, con las islas Malvinas y con los atentados terroristas en la embajada de Israel (ver página 8).
También, para elevar el tono de su reproche al gobierno de Barack Obama, al que, luego, y cara a cara en el Consejo de Seguridad, le cuestionó aspectos de su política antiterrorista. "Hacen falta menos halcones de guerra y más palomas de paz", dijo.
Recordó después a la Asamblea que venía de hablar con el papa Francisco -un "compatriota de alto liderazgo no sólo religioso, sino también moral"- y lo sumó al embate contra los fondos que ganaron juicios contra el Estado argentino, en una condena a las causas de la pobreza y en favor de la paz.
La Presidenta partió anoche de regreso a Bueno Aires, adonde llegará en la mañana de hoy. Antes de partir aseguró a LA NACION que, durante los cuatro días que estuvo aquí, no tuvo tiempo de mantener encuentros bilaterales con ningún otro de los 193 presidentes que asistieron. "Tuve una agenda muy intensa y también tuve que descansar", explicó.
Del editor: qué significa. Las críticas de Cristina a los fondos buitre son menos significativos en términos estratégicos que las que le dedicó al gobierno de Barack Obama
Por Walter Brown.
La presidenta Cristina Kirchner culminó ayer su paso por Nueva York con un fuerte discurso ante la 69ª Asamblea General de las Naciones, en el que no solo solicitó la rápida definición del marco regulatorio que impida el accionar de fondos buitre sobre las reestructuraciones de deuda soberana, sino que apuntó también contra el gobierno de los Estados Unidos por los conflictos bélicos y la estrategia para combatir al terrorismo internacional.
La mandataria reforzó la frase que utiliza desde hace meses para mencionar la pelea buitre, al señalar que la Argentina representa un triple leading case en los temas que desarrolló a lo largo de 35 minutos: la salida de la crisis económica de 2001 y el enfrentamiento con los holdouts, la búsqueda de una respuesta judicial a los atentados terroristas sufridos en el país y el rechazo británico a la resolución aprobada por la ONU que le ordena debatir la soberanía de las islas Malvinas.
El retraso evidenciado en el comienzo de la Asamblea, hizo esperar a la Presidenta más de lo previsto para brindar su discurso. Y decidió pagar con la misma moneda. Decimosexta en el orden de oradores de la jornada, optó por no atenerse a los 15 minutos que marcaba la agenda y extendió su presentación 20 minutos más allá de lo estipulado.
El recinto se encontraba para entonces con pocas delegaciones, aunque no le faltó el público que aplaudiera sus intervenciones. En la presidencia de la sesión, para entonces, estaba la representante argentina ante la ONU, Marita Perceval. En la fila 15, se acomodaron el canciller Héctor Timerman, el diputado Eduardo De Pedro y el secretario General de la Presidencia, Carlos Zannini. Detrás de ellos, el diputado Andrés Larroque, el coordinador de Scholas, José María del Corral, y el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro. Y en un palco aledaño, el resto de la nutrida comitiva que acompañó a la presidenta a Nueva York, con el ministro Carlos Tomada, el diputado Julián Domínguez y el senador Aníbal Fernández a la cabeza.
Tal como anticipó El Cronista, la Presidenta tomó como eje de su discurso el pedido para que los miembros de la ONU definieran "antes de que se celebre la asamblea del 2015" un marco regulatorio que proteja los procesos de reestructuración de deuda soberana, forzando a todos los acreedores a cumplir con los términos aprobados por la mayoría.
Cristina remarcó que esa tarea conforma "un ejercicio de multilateralismo activo", para que "a ningún otro país le pase lo que le está pasando a la Argentina". Así apuntó al "acoso de los fondos buitre" que "amenazan y hostigan con acciones sobre la economía de nuestro país, provocando rumores, infamias y calumnias desde lo personal hasta lo económico y financiero, actuando como verdaderos desestabilizadores de la economía, en lo que se constituye una suerte de terrorismo económico financiero".
El término le permitió encontrar un anclaje con el tema que había dominado la primera jornada de exposiciones presidenciales y que luego se extendió al Consejo de Seguridad, al que la jefa de Estado llegó presurosa por lo avanzado del horario y en el que, a lo largo de 14 minutos reiteró conceptos expuestos en la Asamblea.
La presidenta insistió en que "pagamos desde el año 2003 a la fecha, más de 190.000 millones de dólares", al hacer referencia a los canjes de 2005 y 2010, la deuda con el Club de París, los juicios del Ciadi en el Banco Mundial y el acuerdo con Repsol por la expropiación del 51% de las acciones de YPF. "Todo esto lo hicimos con recursos propios y sin acceso al mercado de capitales", señaló, más allá de que la mayoría de los pagos fue realizado con títulos públicos que aún deben pagar capital e intereses.
Posteriormente, en charla con los periodistas argentinos que llegaron a esta ciudad a cubrir sus actividades, manifestó su confianza en que el proyecto que tratará la ONU "tenga frutos entre este año y el que viene con una convención internacional", porque, alertó, si esto no se cumple "cualquier reestruc turación estará expuesta al fallo de un juez como (Thomas) Griesa".
"Es una cuestión de subsistencia", dijo, y agregó que el nuevo marco "lo quería hasta el FMI, y nadie va a pensar que Christine Lagarde o Anne Krueger se hayan vuelto comunistas".