Las estrellas parecen haberse alineado para que Chile viva un auge de la fotovoltaica en los próximos años. Las empresas españolas del sector, ávidas de nuevos mercados que compensen la pérdida de rentabilidad de las renovables en España, lo saben y están apostando fuerte por el país andino.
Compañías como Solarpack, Abengoa, Gestamp, Elecnor, Ingeteam y Enertis están trabajando en el desierto de Atacama, ya sea desarrollando parques solares de consumo industrial o abasteciéndolos de paneles y otros componentes.
Una de las últimas en sumarse ha sido Acciona, que en junio pasado anunció la construcción de Pampa Camarones, una planta de 7,2 megavatios para la filial chilena de GDF Suez. Acciona lleva 20 años en el país. En ese tiempo ha construido carreteras, desaladoras e incluso un parque eólico, pero este es su primer proyecto de fotovoltaica.
Los niveles de irradiación en el desierto de Atacama son los más altos del mundo
Las firmas españolas están compitiendo allí con grupos de otros países, como la multinacional estadounidense SunEdison, que tiene al menos tres proyectos, entre ellosAmanecer Solar, el parque de estas características más grande de Latinoamérica.
El parque, que cuenta con una capacidad instalada de 100 MW, equivalente al consumo anual de 125.000 hogares, fue inaugurado en junio pasado por la presidenta Michelle Bachelet tras una inversión de más de 250 millones de dólares.
Según la consultora Enertis Solar, actualmente hay 189 MW de proyectos en operación y otros 460 MW en obras.
“Hay un boom en el sentido positivo”, confirma Raúl Morales, consejero delegado de Soltec, multinacional con sede principal en Murcia. “En Atacama tienen la mayor radiación solar del mundo, además la energía es muy cara y con los precios actuales de la fotovoltaica, lo extraño sería que no lo aprovecharan”, sostiene.
Soltec, que fabrica los dispositivos que permiten a los paneles seguir la luz del sol, finalizará este año con 90 MW instalados en Chile.
20% es el peso que las renovables deberán tener sobre el total de la electricidad comercializada en Chile en 2025, de acuerdo con la meta fijada por el Gobierno.
189 megavatios es la potencia instalada que suman los proyectos solares fotovoltaicos en operación en el país. A estos se añadirán otros 460 MW en fase de construcción.
30% de la energía que producirá la fotovoltaica en Chile cuando se conecten los 460 MW en fase de construcción se venderá a compañías mineras, según Enertis Solar.
Varios factores explican el auge del sector. Para empezar, la materia prima es abundante. Los niveles de irradiación superan entre un 30% y 40% los de países como España e Italia.
“En el norte del país ya se alcanza la paridad de generación fotovoltaica. Esto significa que los requerimientos de rentabilidad de un inversor son cubiertos por completo con los precios del mercado mayorista”, explica Santos García Muñoz, director general de Enertis Solar.
En otras palabras, no hacen falta subsidios para garantizar la rentabilidad de los proyectos. Basta con vender la energía a precio de mercado, donde la fotovoltaica es más competitiva.
Morales, de Soltec, precisa que mientras que la energía generada por diésel se vende en el mercado mayorista a un precio de entre 200 y 300 dólares por megavatio hora, la producida en huertos solares cuesta entre 90 y 130 dólares.
“Dados los altos precios de la electricidad en Chile, las plantas solares son rentables sin la necesidad de subsidios, por lo que no se prevé este tipo de apoyos”, dice Jorge Pizarro Cristi, vicepresidente ejecutivo de CIEChile, la agencia promotora de la inversión extranjera en el país.
No obstante, destaca que existen incentivos especiales bajo la forma de créditos tributarios para la inversión en ciertas regiones, como Arica y Parinacota.
Por otra parte, el país se ha propuesto duplicar en diez años el aporte de las renovables a la generación, fijando un objetivo de 20% en 2025, para reducir la fuerte dependencia de su economía de la importación de gas.
Con ese fin, el Gobierno aprobó en 2012 una ley que permite a las familias y pymes generar su propia energía para autoconsumo e inyectar el remanente a la red a cambio de un precio que se descuenta del recibo.
Esto es lo que se conoce como balance neto y es justamente lo que el sector echa en falta en España, ya que propicia la creación de un mercado residencial, con la instalación de paneles en los tejados.
“Es bueno para ellos porque generará un mercado que irá creciendo poco a poco, con rentabilidades muy justas pero de forma sostenible”, afirma Luis Torres, vicepresidente de Unef, la asociación de empresas del sector en España.
Espaldarazo minero
En el crecimiento del mercado chileno está jugando un papel muy importante también la industria minera, que con una participación aproximada del 35%, es el mayor consumidor de energía eléctrica del país.
"Las mineras necesitan mucha energía a buen precio para ser competitivas. Además, la mayoría están ubicadas en el norte de Chile donde precisamente la radiación solar es mayor y la energía y las infraestructuras eléctricas escasean", explica Raúl Morales, de Soltec.
En ese sentido, García, de Enertis, señala que la tecnología fotovoltaica cubre los requerimientos de la industria, tanto de precios competitivos como de garantía de un suministro estable, "ya que presenta un coste muy conveniente a largo plazo y el flujo energético en el norte chileno es muy predecible por las condiciones de alta radiación", argumenta.
Pozo Almonte Solar, planta desarrollada por Solarpack para suministrar energía a la minera Collahuasi.
No es raro, por eso, que gran parte de los parques solares en desarrollo o en marcha cuenten con el respaldo de estas empresas, ya sea a nivel de financiación o de compromiso de compra de la energía generada.
"Cuando se conecten los 460 MW que están en proceso de construcción o cierre financiero, el 30% de la energía producida por la fotovoltaica se venderá a mineras mediante contratos bilaterales", asegura García.
Pozo Almonte Solar, por ejemplo, la planta de 25 megavatios que Solarpack está terminando de construir en Tarapacá, cubrirá el 14% del consumo eléctrico de la mina Doña Inés de Collahuasi.
Entre los que ya están en funcionamiento, Calama 3, también de Solarpack, suministra energía a la mina Chuquicamata de la cuprífera estatal Codelco, que también financió la construcción del proyecto.
Pablo Burgos, consejero delegado de Solarpack, comenta sobre su experiencia en el país que la estrategia chilena de eliminar barreras de entrada a las energías renovables sin subvencionarlas o favorecerlas económicamente de manera alguna "es más sostenible a medio y largo plazo, pero tiene una menor velocidad de despliegue".
"Como participantes en el mercado, sería deseable para nosotros una mayor velocidad de incorporación de las energías renovables a los contratos de suministro a largo plazo de las compañías mineras", subraya.
Chile no es el único país al que la industria fotovoltaica española está dirigiendo la mirada. Soltec, por ejemplo, espera muy pronto dar el salto a Brasil y Perú. “También tenemos otros proyectos en Jordania y en África, aunque la mayoría se concentra en Suramérica, con más de 300 MW”, aclara Raúl Morales, consejero delegado de la empresa.
Estos mercados ya aportan más del 90% de la facturación de Soltec, todo un vuelco con respecto a 2008, cuando ese porcentaje correspondía a España.
“En la próxima década, América Latina será uno de los grandes líderes del sector en términos de crecimiento, con una previsión de desarrollo de 3.500 MW para 2016”, apunta Santos García Muñoz, de Enertis Solar. “Es bastante normal ver a empresas y profesionales españoles empujando proyectos en Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Ecuador, Honduras, Panamá, Guatemala, México y República Dominicana, entre otros países”, añade.
Por su parte, Luis Torres, de Unef, destaca que países como Brasil, México, Chile y Perú están demostrando ser mercados “muy serios y maduros”, interesados en desarollar el sector y no en tomar medidas retroactivas “como ha hecho España”.