Decididamente, Quito es la expresión de los nuevos tigres de la cordillera. Con un aeropuerto de primer mundo, autopistas que atraviesan montañas y torres que se levantan aceleradamente para hoteles de lujo y oficinas corporativas, aquí se respira pujanza. La semana pasada, Quito fue sede de la conferencia anual de SAHIC que nuclea a todos los eslabones de la industria hotelera. Reunidos en el Marriott, con vista a las montañas, los jefes de las cadenas hoteleras más importantes del mundo pasaron por alto las críticas a Rafael Correa, que gobierna con mano de hierro. Celebraron que la moneda sea el dólar y las reglas, estables para sus proyectos. Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú estuvieron en boca de todos. Son los tigres de los Andes. Argentina como país no figura en ese radar. Pero Neuquén se ha convertido en una meca por Vaca Muerta, que imaginan como el nuevo polo de petróleo no convencional del mundo.
Arturo García Rosa, presidente de SAHIC, dice que este sector tiene la capacidad de creer en lo que todavía no vemos.
Se trata de un negocio de largo plazo, 10 a 20 años, según los emprendimientos. El contexto no es el mejor. Orlando Ferreres diagnosticó una caída en la economía local y un nivel de inversión muy bajo. Aunque el economista vaticina que Vaca Muerta es una reserva de tal magnitud que “el mundo empujará a que la explotemos”.
En un contexto donde la actividad hotelera crece sostenidamente al 5% anual en la región, de acuerdo a García Rosa, casi todas las cadenas están buscando terrenos para el desarrollo de hoteles pensados para petroleros en Neuquén y alrededores. Luis Mirabelli, vice de Wyndham, que tiene entre sus marcas a Howard Johnson, espera repetir allá la experiencia de su compañía en las áreas de shale gas en EE.UU. donde “la actividad explotó”.
Coincidieron Edgar Garin (La Quinta) y Cristiano Goncalves (Intercontinental). Vaca Muerta se diferencia así del resto del país. En Buenos Aires se abrirán hasta 2016 cinco nuevos hoteles, mientras en Bogotá se inauguran 13, nueve en Santiago de Chile y otros 9 en Lima, por citar algunos casos.