Docentes, alumnas, que caminan por las calles, reciben improperios y son invitadas a subir a camionetas. Trascendió que hubo un intento de secuestro. Que se use uniforme parece no ser la solución. Exigen mayor iluminación, instalación de cámaras de seguridad, mayor compromiso de las empresas, sancionando a quienes utilicen los vehículos para otros fines.
Añelo, ciudad donde ha explotado el desarrollo de Vaca Muerta, lleva aparejado un sinfín de nuevas situaciones que se viven a diario, y últimamente se han dado a conocer acosos callejeros a alumnas de un colegio secundario, así como de docentes.
Es normal encontrar la ciudad colmada de camionetas por sus calles, tanto por la mañana, y luego por la tarde noche, al regreso del trabajo en el campo, y algunas que circulan, con los vidrios bajos, gritan supuestos “piropos”, a niñas, alumnas, docentes y mujeres, así como las invitan a “dar una vuelta”.
En la ciudad se ha presentado un debate sobre qué hacer con esta situación, donde todo comenzó con una supuesta denuncia sobre hostigamiento por parte de hombres a una chica de 15 años, hecho que generó que desde la comuna recomienden el uso de uniforme escolar, el cual hasta el momento, a pesar de ser obligatorio, no era exigido en el única escuela secundaria de la ciudad.
Docentes como gremios están alertas y plantean un debate con este tema, y aseguran que el problema no se resuelve utilizando el uniforme, ya que el acoso callejero es habitual tanto en las alumnas, docentes, mujeres y hasta embarazadas. La llegada de nuevos habitantes a la ciudad fue intensificando las situaciones.
Florencia Lezcano, docente de la Escuela 39 de Añelo y secretaria de Género y Derechos Humanos de ATEN provincial, aseguró a LMNeuquén que “de acuerdo con las conversaciones con sus colegas, habría casos de acoso, hostigamiento e, incluso, hasta un intento de secuestro en la localidad”.
Las redes sociales estallaron con este tema, proponiendo desde que “filmen con los celulares y tomen las patentes y nombre de la empresa”, para hacer la denuncia penal correspondiente y con gran angustia se preguntan “¿Van a esperar a que violen a una nena para hacer algo?”.
Si algo es cierto, desde la comuna se pusieron al frente del debate haciendo campaña en las escuelas, pero parece que no alcanza, ni la recomendación de usar uniformes, ni transitar acompañadas por las calles. Los docentes piden más iluminación en las salidas de los establecimientos, más control con la policía, hasta que exijan a las empresas el despido automático ante una denuncia de un hecho de este tipo.
También se pide el compromiso de los gerentes de las petroleras, participando de reuniones con las autoridades, para fijar pautas a sus empleados, donde se les comunique que no pueden realizan ningún tipo de acercamiento ni hostigamiento a alumnas, niñas, ni mujeres de la comunidad, ya que ante la menor denuncia, serán despedidos.
Paralelamente se pidió la instalación de cámaras de seguridad para poder determinar con certeza las patentes de los vehículos, lo que deberá venir acompañado de una mayor iluminación.
Lo cierto que esta historia es repetida en todos los lugares del país donde explotó considerablemente la llegada en gran cantidad de hombres, como fuerza laboral principalmente para la industria petrolera, desde Neuquén capital allá por 1975, Plaza Huincul o Cutral Co, Rincón de los Sauces, Comodoro Rivadavia, o Tartagal, entre otros.
Por todo lo relatado, lo importante es el debate, para tomar conciencia, aplicar medidas concretas para transmitir que este tipo de actitudes de acoso sexual, incomodan, intimidan, y generan una convivencia hostil, para un pueblo que hasta hace un par de años era realmente muy tranquilo.