La empresa de Enrique Pescarmona, avisó ayer que no pagará los intereses de dos series de Obligaciones Negociables que debía realizar el jueves.
Por Martín Bidegaray
Impsa, la empresa de Enrique Pescarmona, avisó ayer que no pagará los intereses de dos series de Obligaciones Negociables que debía realizar el jueves. Pero la compañía se prepara para una reestructuración general de toda su deuda: ayer informó que pospone el pago “de las cuotas de capital e intereses de todas sus Obligaciones Negociables en circulación y sus restantes obligaciones con acreedores financieros”.
La incorporación de nuevos socios a la compañía parece el próximo paso para la reestructuración de sus finanzas.
La firma de Pescarmona evalúa la posibilidad de asociarse tanto con el Estado nacional como con otras empresas privadas. Hay algunos segmentos de negocios en los que participa que generan interés en otras empresas extranjeras, que estarían dispuestas a ser accionistas. Enrique Pescarmona dejaría de ser el único dueño de sus empresas para compartirla con nuevos capitalistas, aunque no estaría dispuesto a resignar el control de la misma.
Pescarmona viene atravesando contrariedades durante este año. A fines de junio, Impsa tuvo un default parcial cuando incumplió con el pago del servicio de intereses y capital por $ 60 millones correspondiente por sus Obligaciones Negociables clase 8 (de hasta $ 30 millones) y clase 9 (de hasta US$ 100 millones). Esa situación se corrigió unos días después con una cobranza proveniente de operaciones en el extranjero.
A comienzos de septiembre, IMPSA inició el procedimiento preventivo de crisis ante la posible desvinculación de 215 trabajadores en sus plantas en Mendoza. Allí detalló que estaba operando al 40% de su capacidad por haber quedado afuera de varias licitaciones (sólo mantienen un proyecto en el Embalse Río Tercero y dos parques eólicos en Chubut y Santa Cruz). También se le acumularon deudas por retrasos en los pagos de sus negocios en el exterior, donde no están cobrando.
Según el diario El Cronista , Pescarmona está pidiendo alguna clase de auxilio financiero por parte del Gobierno nacional y también evalúa la posibilidad del ingreso de un nuevo accionista, algo que fue confirmado por quienes conocen la empresa.
A la falta de obras en la Argentina se le suma la desaceleración de la economía brasileña (donde Pescarmona tiene dos centros de producción) y la convulsionada situación venezolana. Impsa también posee una planta en Malasia.
Pescarmona defendió la política económica del gobierno de Néstor Kirchner, pero luego no terminó dentro del lote de empresas que ganan la mayoría de las obras públicas. Este año, presentó oferta por las represas de Santa Cruz, pero fue desestimada.
IMPSA, el holding que pertenece al mendocino Enrique Pescarmona, atraviesa problemas financieros por el atraso sufrido en las cobranzas de algunos clientes en el exterior. De acuerdo a agencias nacionales, la firma anunció en una nota a la bolsa de Buenos Aires que pospone todas sus obligaciones financieras.
Entre los pagos que nunca llegaron figura la central de Tocoma, en Venezuela, por la que el gobierno de Nicolás Maduro aún adeuda un monto considerable. En ese sentido el diario venezolano El Universal directamente dice que la empresa está cerrada: http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140915/diputado-de-grazia-denunciara-situacion-deplorable-de-guayana-en-la-an
También la crisis golpea a los negocios en Brasil, que atraviesa una recesión: allí opera WPE (Wind Power Energy), que se había declarado en quiebra aunque la Justicia levantó ese estado a principios de agosto.
El viernes, la agencia especializada Bloomberg había informado que Pescarmona, dueño de la empresa, se entrevistó el miércoles de la semana pasada con funcionarios del Gobierno para discutir sobre una posible ayuda oficial.
Con 8.000 empleados en el mundo y 3.500 en la Argentina, IMPSA es una de las empresas focalizada en obra pública más importantes.
IMPSA, el holding propiedad del empresario mendocino Enrique Pescarmona, atraviesa problemas financieros por el atraso sufrido en las cobranzas de algunos clientes en el exterior con contratos significativos.
Entre ellos figura la central de Tocoma, en Venezuela, por la que el gobierno de Nicolás Maduro aún adeuda un monto considerable. También la crisis golpea a los negocios en Brasil, que atraviesa una recesión: allí opera WPE (Wind Power Energy), creada por Venti Luxemburgo, vinculada a IMPSA.
El viernes, la agencia especializada Bloomberg había informado que Pescarmona, dueño de la empresa, se entrevistó el miércoles de la semana pasada con funcionarios del Gobierno para discutir sobre una posible ayuda oficial. Además, Pescarmona se había reunido con la presidente Cristina Kirchner a fines de agosto.
IMPSA es una empresa dedicada a proveer equipos para la generación de energía eléctrica a partir de recursos renovables, y servicios integrales para estos procesos.
Sus unidades de negocios se diversifican en diseño de procedimientos, equipos, tecnología y mantenimiento para la conversión de la energía del agua en electricidad, generación eólica de alta potencia, y proyectos de generación de energía eléctrica a partir de recursos renovables.
Crédito externo inaccesible
El presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Guillermo Rimoldi, indicó la semana pasada que a las compañías argentinas "se les cortó el crédito en el exterior" por la persistencia del default selectivo a partir del 30 de julio.
Rimoldi comentó que en el exterior argumentan que "no es un problema de riesgo-compañía, si no de riesgo país, porque el país está en una situación de cuasi default". Añadió que "los bancos recortan la posibilidad de tomar deuda".
IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona), con 8.000 empleados en el mundo y 3.500 en la Argentina, también es proveedora de industrias vinculadas a desarrollos de petróleo y gas, así como compañías de los rubros petroquímico, químico y de fertilizantes.
Además de la Argentina, tiene unidades de negocios en los EEUU, Canadá, Brasil, China, Colombia, Perú, Chile, Ecuador, India, Sudáfrica, Malasia y Vietnam.
La situación financiera de Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa) finalmente derivó en una suerte de default.
Luego de que durante las últimas semanas se sucedieran las informaciones sobre el delicado panorama de la compañía que dirige Enrique Pescarmona, ayer la empresa envió un comunicado a la Comisión Nacional de Valores (CNV) en el que reconoce que no podrá hacer frente a las obligaciones financieras.
La sociedad se ve en la necesidad de posponer el pago de intereses correspondientes a la fecha de pago del día 18 de septiembre de 2014 de sus Obligaciones Negociables Clase X y de sus Obligaciones Negociables Clase XI, así como también el pago de las cuotas de capital e intereses de todas sus Obligaciones Negociables en circulación y de sus restantes obligaciones con acreedores financieros”, sostuvo Impsa a través del escrito.
Allí mismo, la compañía afirma que se ve obligada a adoptar esta decisión “debido a su situación financiera y como consecuencia de los atrasos sufridos en las cobranzas a algunos clientes en contratos significativos, sin perjuicio de continuar con las gestiones para revertir esta situación”.
Por otra parte, en el documento la empresa reconoció que analiza distintas variantes que le permitan encontrar un camino hacia su recomposición.
La sociedad se encuentra evaluando su situación operacional, comercial y financiera, y elaborando un plan que tenga en cuenta sus posibilidades financieras y brinde sustentabilidad a su negocio. El propósito de la Sociedad es proponer un plan que resguarde el valor de la compañía, dándole sustentabilidad operativa y financiera y promueva la continuidad de los puestos de trabajo”, resaltó.
En este sentido, todo indica que la situación desembocará en la entrada al paquete accionario del propio Estado, a quien se sumaría un grupo privado. Esta posibilidad había sido anticipada por El Cronista en su edición del 11 de septiembre último.
Lo que todavía no se logró dilucidar en este sentido es de qué modo se producirá el ingreso estatal, aunque una variante podría ser a través de alguno las empresas que maneja y que son acreedoras de Impsa hoy, como el Banco Nación o el Hipotecario.
Tal vez el mayor ‘agujero económico’ que ocasionó el mal momento de Impsa se dio a través de una deuda de u$s 1.200 millones que mantiene el gobierno venezolano, que tiene inconvenientes para cobrar.
A esto se le suma la caída de sus negocios en Brasil y una fuerte reducción de sus operaciones en la Argentina.
Días atrás, la compañía envió un comunicado a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires donde admitía haber contratado a varios asesores legales y financieros para apoyar al grupo “a realizar una evaluación de su situación actual, comercial, operacional y financiera, incluyendo los problemas resultantes de atrasos sufridos en las cobranzas por parte de algunos clientes en contratos significativos”.