(Por Mirko Lauer)
Gregorio Santos aparece en buen lugar de la sección de la encuesta Apoyo sobre poder regional. Además tiene reales posibilidades de ganar la próxima elección en Cajamarca. Pero aun si no gana, va a ser un temible opositor en la región, con un tema como Conga para mantener movilizados a sus seguidores. Por angas o por mangas, hay fuertes indicios de que la próxima elección no va a resolver Conga.
El otro escenario posible, el triunfo de uno de los dos candidatos fujimoristas que hoy pelean la delantera, también es complicado. No es sencillo imaginar a un presidente regional entrándole al tema Conga sin el apoyo decidido del Ejecutivo, y más complicado aún imaginar al Ejecutivo ayudando a un rival a resolver lo que el gobierno no pudo resolver en su momento.
Tampoco es sencilla la situación de la empresa Yanacocha. Los costos mineros han subido, el precio del oro es errático y descendente, y no existen garantías de que una solución Conga se mantenga firme el tiempo necesario. En medio de semejantes dudas lo que hacen los inversionistas es abstenerse. O retirarse, como viene sucediendo por todo ese distrito minero de Cajamarca.
Volviendo a un posible triunfo de Santos, este sería un presente griego. Sus problemas legales subsistirían, y lo haría también el desagrado del gobierno central. Es decir, una mitad de su mandato opacada por el humalismo, y probablemente la otra mitad sufriendo la distancia del ganador del 2016. Todo esto con las horrendas cifras socioeconómicas de la región.
Pero incómodo y todo, el triunfo de Santos tendría un fuerte peso simbólico para toda la actividad extractiva en el país. Daría a entender que nada ha cambiado. Demostraría que así como hay casos en que la negociación lleva a resultados (como Tía María, camino de empezar en el 2016), hay otros en que el paso del tiempo o la acumulación de evidencias no han resuelto nada.
Una posible victoria electoral de Santos debe enmarcarse dentro de las buenas cifras de algunas otras candidaturas radicales en el interior del país. Algunos han pintado esto como un serio peligro, pero en verdad el radicalismo ha tenido un lugar en las regiones desde el primer día, y ha tendido a diluirse en las tareas administrativas.
Sin embargo hay una suerte de costosa victoria parcial de los radicales en el espacio económico, que ha consistido en inflar las cifras de riesgos y de costos para muchas inversiones, sobre todo por la vía de la demora de los procedimientos preliminares. No es el único factor, pero en todos los casos de duda comercial, su presencia suma.