Juan Alberto Cerisola afirmó que el ex representante de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ante el Directorio de la firma Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD) Florencio Aceñolazaincurre en errores conceptuales cuando dice que la casa de Terán renunció al 50% de las utilidades de esa empresa.
El ex rector respondió, con un comunicado que acercó a LA GACETA, las declaraciones que Aceñolaza incluyó en su informe de cierre de gestión como director de YMAD, elevado a la rectora, Alicia Bardón. En el texto, el ex funcionario critica la decisión adoptada en 2008 por las autoridades de la UNT -Cerisola promediaba su primer mandato-, de resignar la mitad de las utilidades que de acuerdo a la Ley N° 14.771 (creación de YMAD) le correspondían: la UNT debía recibir el 40% hasta que esté construida la ciudad universitaria -la obra inconclusa, ubicada en San Javier, que se empezó a construir durante el Rectorado de Horacio Descole-; a partir de allí, recibiría la mitad, y el 50% restante iría a las otras universidades del país.
En 2008, de acuerdo al informe, el rector comunicó a YMAD que ya habían concluido aquellas obras. Aceñolaza dijo que tal decisión motivó que la UNT deje de recibir más de $ 500 millones; y sugirió que la renuncia a ese porcentaje podría haber respondido a la voluntad por modificar el destino del dinero. “Sólo se podía (acceder) a fondos para gastos generales -‘libre disponibilidad’- a partir de que la UNT declarara que había finalizado la construcción que obligaba la ley”, dice.
Cerisola dedicó unas líneas a Aceñolaza. “Habiendo sido secretario General de la UNT el último año y medio de mi primer mandato y director de YMAD (2010 a 2014), no pudo incurrir en tamaños e inauditos errores conceptuales. Sería más grave que crea que tiene la verdad, porque entonces era su obligación hacerlo notar en su oportunidad -cuando era secretario o director de YMAD-. Pero nada hizo; guardó silencio durante seis años”, dijo.
Explicaciones
Cerisola precisó que los dos períodos que condujo la UNT lo hizo junto a un equipo. “No goberné solo, sino con decanos, funcionarios rectorales y de las facultades, cuatro conformaciones del Consejo Superior. Siempre se discuten las decisiones”, afirmó.
Estructuró la respuesta al informe -del cual, según dijo, sólo conoce lo que publicó LA GACETA- sobre la base de cinco puntos, que, a modo de énfasis, comienzan con la frase: “la UNT no renunció a nada”. Primero habla de la redefinición de la idea de ciudad universitaria. “La gestión que tuve el honor de cumplir logró la transformación del concepto de ciudad universitaria para poder percibir los fondos de YMAD en la cuantía en que lo hizo”, dijo. Añadió que hasta 2007 la firma minera no había repartido utilidades. “Cuando empezó a hacerlo nos dimos con que el proyecto de ciudad universitaria ya no era viable. Por ello, repensamos nuestra ciudad universitaria, lo que significaba sustituir el proyecto de San Javier atento a que a lo largo de 50 años los escenarios habían cambiado”, indicó. Según dijo, el plan de obras requirió construir nuevos edificios, remodelar, ampliar y equipar sitios en otros consolidados, o preservar y refuncionalizar inmuebles de valor patrimonial.
Cerisola contó que el nuevo plan de obras fue valuado en unos $ 267,7 millones. “Una cantidad sumamente mayor a la que hubiera correspondido si se tomaba el plan de obras aprobado para San Javier”, dijo. Señaló que el nuevo proyecto fue puesto a conocimiento del Consejo Superior en octubre de 2007 y, después, elevado a YMAD: “luego de observaciones fue aprobado por la firma, con un beneficio extra en favor de la UNT, por la mayor envergadura del nuevo plan de obras. En los hechos, implicó un sustancial aumento en la infraestructura patrimonial de la UNT”.
Más abajo, responde la sugerencia de Aceñolaza, acerca de que se habría buscado la libre disponibilidad del dinero. En su informe, este dice que se compraron inmuebles en Tucumán y en Buenos Aires y vehículos, entre otros. “No se modificó el destino de las utilidades, como expresa ligeramente Aceñolaza. La aplicación de los fondos se efectuó siguiendo estrictamente los lineamientos del dictamen de Asuntos Jurídicos, que dice: ‘la UNT puede aplicar los fondos a la compra o alquiler de locales, disponer la remodelación, adquirir equipamiento’”, indicó Cerisola.
“Obligación legal”
Cerisola cierra su respuesta a Aceñolaza con la explicación de por qué debió resolver que la UNT empiece a percibir la mitad de las utilidades de la empresa minera. “Cumplido por YMAD el pago total de la suma en que fue valuada la nueva ciudad universitaria, el Directorio (de la firma) -que integraban los ex rectores Rodolfo Campero y Mario Marigliano- instó a cumplir la obligación legal de coparticipar las utilidades al resto de las universidades, según la Ley N° 14.771. En idéntica posición se expresó el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN)”, explicó Cerisola.
Finalmente, dijo que no aceptar la coparticipación del 50% de las utilidades habría implicado incurrir en un delito. “Es claro que el concepto de ciudad universitaria responde a una idea dinámica e inagotable, pero también surge irrefutable que a los fines de la ley adquiere un sentido estático, representado por el plan de obras. Lo contrario nos pondría ante una situación apropiatoria de lo ajeno, por pretenderse la liquidación sine die del 40% de las utilidades, lo cual constituye un delito”, afirmó, en respuesta a Aceñolaza, que había citado un diálogo con el ex rector Eugenio Virla, en el que este le había dicho que nunca se dejaría de construir un aula o un edificio que no puedan ser considerados parte de la ciudad universitaria. “Coincido con lo que habría manifestado el distinguido y extinto ex rector Virla. Por eso, cumplido el mandato legal de coparticipar continuamos aplicando los fondos de YMAD en los destinos que corresponden”, cerró Cerisola.