Por Pablo Fernández Blanco.
En su carrera para reducir subsidios, el Gobierno dio durante el invierno un paso silencioso que sorprendió a propios y ajenos: sin ningún tipo de aviso previo a las empresas, a los usuarios residenciales ni al organismo que regula el sector, aplicó un aumento de hasta 308% en el precio de la luz que usan durante el invierno los mayores consumidores residenciales de la Capital y el Gran Buenos Aires. El efecto final sobre la factura, sin embargo, es mucho menor, debido a que incluye otros valores. Voceros de Planificación reconocieron el incremento, pero destacaron que el nuevo precio para el invierno será el mismo que se pagará el próximo verano.
En el sector estiman que los nuevos valores de la electricidad durante los meses más fríos del año afectan hasta un 15% de los usuarios hogareños del servicio eléctrico metropolitano, clientes de Edenor y Edesur, que tendrán que pagar más por la luz entre junio y septiembre, según informó Ámbito Financiero.
Las subas -que no implican técnicamente un aumento en las tarifas, por lo cual esos fondos no llegarán a las empresas, pero dejarán una huella importante en las facturas- son el resultado de una omisión.
Sucede que este año el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio De Vido, no emitió una resolución que aplicaba en años anteriores y restablecía durante el invierno una parte de los subsidios que había retirado en 2009.
Aunque diversos ejecutivos del sector consultados explicaron que aún puede restablecerlos de manera retroactiva (una medida desprolija que, de todas maneras, fue utilizada en el pasado por el kirchnerismo), lo más probable es que a estas alturas no lo haga para intentar reducir los subsidios a la demanda.
En cambio, el año pasado lo había hecho a través de la resolución 205 del ENRE, el ente regulador del sector eléctrico, del 31 de julio, que disponía aplicar para el invierno los cuadros tarifarios de 2009. Esa norma se había aplicado de forma ininterrumpida por cinco años.
Aunque el Gobierno avanzó este año con una reducción decidida en los subsidios al agua y al gas, la quita de las subvenciones a la luz está entre sus objetivos centrales desde hace años, aunque faltaba la voluntad política para aplicarlas.
En noviembre de 2008, cuando aún se temía por los posibles efectos fiscales negativos para la Argentina derivados de la crisis internacional que se evidenció tras la quiebra de la banca Lehman Brothers, Planificación intentó avanzar con una quita sustantiva en las transferencias del Estado. Eso derivó en aumentos de hasta 400% en las facturas de quienes consumen por encima de los 1000 kilovatios (kW) por bimestre. Pero meses más tarde dio una marcha atrás parcial con las subas, ya que repuso para los meses más fríos una parte de los subsidios que había retirado.
Ése fue el final de una historia curiosa. En el invierno de 2009, uno de los secretarios de Cristina Kirchner, sorprendido por la variación que había tenido su factura de luz, se la mostró a la Presidenta, quien le ordenó a De Vido que buscara una solución cuanto antes.
Entre los mayores consumos, los aumentos variarán de manera progresiva según la demanda. Entre los que pagarán más, los menos perjudicados son quienes consumen más de 1001 kW por bimestre. Sus precios serán 77% más que el año pasado. Es el caso de quienes tienen una casa de cuatro ambientes o más, con calefacción eléctrica (por ejemplo, los llamados splits). También departamentos relativamente grandes o sin gas natural (se utiliza luz para cocinar y calefaccionar). Mientras que los que gastan a partir de 1401 kW pagarán 152% más. Los que empleen más de 2800 kW por bimestre, en tanto, sufrirán los mayores ajustes, con subas de hasta 308 por ciento.
A principios de año, funcionarios de primera línea, como el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el propio De Vido habían advertido que el Gobierno avanzaría en una reducción paulatina de subsidios a la electricidad, algo que hasta ahora no se instrumentó de manera masiva.
Por los refuerzos a las partidas destinadas a Energia, en los primeros 8 meses los subsidios energéticos sumaron $ 87.370 millones, un aumento del 87% con relacion a igual periodo de 2013. En tanto los subsidios al transporte mantuvieron la tendencia de los meses anteriores, totalizando una suba del 49%, mientras las empresas públicas recibieron un 58% más.
Así señala el informe de la ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto), difundido ayer que agrega que, con las ampliaciones hasta ahora aprobadas, "el Presupuesto prevé actualmente un déficit financiero de $ 156.027 millones, cuando inicialmente calculaba un superávit de $ 830 millones".. De todos modos, las estimaciones de la mayoría de los economistas es que el déficit final de este año superará los $ 200.000 millones.
De acuerdo a ASAP, hasta agosto, las transferencias por subsidios totalizaron $ 117.270 millones, un 74% más que en igual lapso de 2013. Este incremento "se explica a partir de la instrumentación de importantes refuerzos presupuestarios en las partidas destinadas a los principulaes beneficarios del sector energético, especialmente CAMMESA y ENARSA. Al cierre del mes de agosto, los subsidios energéticos sumaron un total de $ 87.370 millones, arrojando un incremento del 87%".
El mayor incremento, con el 97%, fue para CAMMESA encargado de los subsidios de electricidad. Le siguió ENARSA, con un 73% más.
También se amplió en un 54% las partidas para compensar los costos de las empresas de coelctivos y micros de corta y larga distancia. En tanto, Aerolineas Argentinas abosrbió $ 2.300 millones, apenas 9% más que en 2013.
En los primeros ocho meses del año el Gobierno gastó $ 87.366,5 millones en subsidios a empresas públicas y privadas, fondos fiduciarios y otros destinos vinculados con el sector energético, según informó ayer la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP). La cifra es 87% mayor a los gastos del mismo período del año pasado.
Además, se destinaron $ 25.267,2 millones a subsidios al transporte y $ 3765,3 millones para otras empresas públicas no incluidas en transporte ni energía. De este modo, el total de subsidios a sectores económicos sumaron en los primeros ocho meses del año 117.266,1 millones de pesos, con una suba del 74% respecto del mismo período del año anterior, según los datos de la ASAP.
La mayor favorecida con los subsidios energéticos fue, una vez más, Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico mayorista, que se llevó 48.860,5 millones de pesos (92% más que el año pasado). La siguió Enarsa, con 30.407 millones (73% de aumento). Ambas son las encargadas de importar una parte de la energía que le falta al país debido a la caída en la producción interna y el crecimiento de la demanda.
En tanto, el llamado Plan Gas, que contempla subsidios del Estado a las empresas petroleras que aumenten la producción de ese insumo, se llevó en los primeros 8 meses del año 5582,3 millones de pesos.
La nota diferencial la dieron Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, adonde se destinaron 1203 millones de pesos en subsidios, sólo 4% más que en los ocho meses del año pasado, y la represa de Yacyretá, que usó 183,6 millones, 72% menos que en 2013.
En el caso del transporte, Aerolíneas Argentinas ocupó otra vez el primer puesto entre las empresas públicas subsidiadas, con 2337,3 millones de pesos (9% más que el año pasado). Metrovías, por su parte, se llevó 129,7 millones, con un 22% de aumento.
En tanto, la empresa de aguas AySA recibió 2037,2 millones de pesos, un alza de 39%.
En cuanto al grado de ejecución del presupuesto, a partir de los refuerzos instrumentados en julio el porcentaje de ejecución general de los gastos primarios llegó a 58,3%, 4 puntos porcentuales debajo del esperado para esta etapa del año. Antes de esas asistencias adicionales, algunos programas, en especial los vinculados con los subsidios a la electricidad, estaban prácticamente agotados..
Los principales beneficiarios fueron las empresas del sector energético (especialmente, para Cammesa y Enarsa), que en conjunto captaron $87.370 millones, arrojando un incremento del orden del 87% iinteranual, indica un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP).
Los subsidios al transporte mantuvieron aproximadamente la tendencia de los meses previos, totalizando una suba del 49% interanual, con 25.270 millones de pesos en ocho meses, los cuales se distribuyeron principalmente para el Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte $11.580 millones; en especial para compensar los costos de las empresas de servicios de transporte público automotor de pasajeros de carácter urbano e interurbano (colectivos y micros de larga distancia).
En menor medida se repartieron 4.500 millones de pesos para la Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios S.A. -EX Ferrocarril General Belgrano-; cargo de los gastos en personal de las ex -concesiones de las Líneas San Martín, Roca, Belgrano Sur, Sarmiento, Mitre y Belgrano Cargas; $2.360 millones al Operador Ferroviario S.E., que a partir de mediados de 2013 asumió el control de la operatoria de cinco de las siete líneas tradicionales de ferrocarriles urbanos; y $2.300 millones para Aerolíneas Argentinas S.A.
Con una incidencia menor, y con un impuso mucho más moderado, las empresas públicas no vinculadas al transporte ni a la energía demandaron transferencias para sus gastos de funcionamiento por un total de $3.765 millones, con un salto de 58% respecto un año antes.
Decisivo aporte del Banco Central
Destaca el informe de la ASAP base devengado, es decir ejecutado, no necesariamente pagado al cierre de agosto, que "la performance de los recursos estuvo nuevamente apuntalada por la remisión de utilidades del BCRA, que alcanzaron en el mes a $16.500 millones en comparación con apenas $1.400 millones de un año antes. En el período de ocho meses totalizó 53.050 millones, $40.000 millones más que las giradas en similar tramo del año anterior.
Si se descuentan estos ingresos, la tasa de evolución de los recursos tributarios fue del orden de 35,3% internaual, más cercana a la evolución de la recaudación tributaria y muy lejos del ritmo de expansión del gasto, al punto que sin esa asistencia el superávit financiero de 3.150 millones de pesos en el mes hubiera sido deficitario en 13.350 millones de pesos.
Mientras que el rojo financiero acumulado en ocho meses de 2014 de $19.600 millones se hubiese elevado a más de 72.000 millones de pesos, equivalente al 83% de la partida destinada a subsidios a las empresas públicas y privadas.