Por Guido Carelli Lynch.
El viernes 22 de agosto a las seis de la mañana, poco antes de terminar su turno laboral en la central nuclear Atucha II, en Zárate, Juan Manuel Serralta debía desactivar una bomba eléctrica de 380 voltios. La tarea en el área no-nuclear de la planta era rutinaria, pero presentaba algunos inconvenientes. El tablero obligaba a trabajar con la puerta abierta y el operario debía hacer fuerza para maniobrarla. Pero Serralta, esta vez, no logró desactivar la bomba. Un cortocircuito dejó trunco su trabajo, el tablero explotó, precipitó un incendio que le provocó quemaduras en el 60% del cuerpo. El operario, casado y con dos hijos, fue internado en el Instituto del Quemado, donde murió el miércoles. Tenía 35 años.
Compañeros de Serralta en la planta denunciaron que trabajan en condiciones peligrosas. “Meses atrás hubo un compañero intoxicado”, aseguraron. Desde el miércoles, los trabajadores realizaron un quite de colaboración, en señal de protesta.
Los empleados de Atucha II analizarán hoy en una asamblea la posibilidad de implementar un paro para reclamar por la falta de seguridad. De concretarse, el reactor nuclear Néstor Carlos Kirchner debería apagarse por primera vez, desde su “primera reacción nuclear controlada”, en junio pasado. Pero no es fácil. Deberían intervenir el Ente Nacional Regulador Nuclear (ENREN) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
La posibilidad del paro es incierta. Los trabajadores de la planta responden a la seccional Paraná de Luz y Fuerza, de perfil oficialista, y a la sección Zárate del mismo gremio, que forma parte del armado de la CTA de Pablo Micheli. La primera rechaza la medida. “Hay una enorme tensión en las dos plantas. Atucha II todavía no está del todo en marcha y los tableros ya no sirven ”, describió Carlos Frigoli, dirigente del Partido Obrero, en contacto con los trabajadores de la central. El partido que lidera Jorge Altamira fue el primero en denunciar la muerte del operario. El diputado Néstor Pitrola solicitaría en el Parlamento un pedido de informes sobre el funcionamiento de la planta que lleva el nombre del ex Presidente.
Parte de los trabajadores denuncia que existe un “apuro político” por poner en marcha la central nuclear, algo que facilitaría la financiación de China para Atucha III.
Ante la consulta de Clarín, voceros del Ministerio de Planificación, que conduce Julio De Vido, anunciaron que se está estudiando el fatal accidente y se limitaron a replicar el comunicado de Nucleoeléctrica Argentina, la empresa estatal que opera las dos centrales atómicas. “El incidente ocurrió en condiciones normales de trabajo, dentro de la zona convencional no nuclear de la central y que las razones del evento están siendo analizadas por personal idóneo de la compañía”, dice el comunicado.
La empresa negó “taxativamente” que existan fallas de seguridad. Las opiniones sobre la seguridad de la central “son inexactas y malintencionadas”, afirmaron. Meses atrás, ocho ex secretarios de Energía habían denunciado que la tecnología es obsoleta y que Siemens –diseñadora de la planta– dejó de fabricar por ser poco competitiva”.
"No puede seguir operando", asegura el Partido Obrero (PO), que denunció fallas de seguridad en la central nuclear de Atucha II, tras la muerte de un operario “por quemaduras graves durante una tarea de rutina en un tablero con pedido de cambio”. "Hacemos responsables de esta muerte evitable al gobierno, en particular a De Vido, por ser los fogoneros de una explotación comercial irresponsable y ahora criminal", aseguraron.
El Partido Obrero (PO) denunció fallas de seguridad en la central nuclear de Atucha II, luego de que un operario muriera “por quemaduras graves durante una tarea de rutina en un tablero con pedido de cambio”.
El PO responsabilizó por esta muerte al Gobierno y al ministro de Planificación, Julio De Vido, “por ser los fogoneros de una explotación comercial irresponsable y criminal de una central que debería estar en pruebas”. Y también culpó a Nucleoelectrica SA por ser “la responsable directa de implementar la política oficial”.
El partido aseguró además que la central se puso en marcha forzadamente, sin estar preparada, “para lograr el aval político para comprar una nueva central a China (Atucha III) y conseguir unos 350 MW para un sistema energético en crisis”.
Por eso, sostiene que “Atucha 2 no puede seguir operando en estas condiciones” y que “debe adaptarse a las normas de seguridad para priorizar la seguridad frente a la producción”.
Desde la filial Zárate-Campana del PO, Carlos Frígoli explicó que los trabajadores también reclaman “poder formar una comision de seguridad cuya opinión sea escuchada” y que la gerencia de Nucleoeléctrica “termine con los chantajes y aprietes” para mantener funcionando la central.
La inauguración de Atucha II fue criticada entonces por ocho ex secretarios de Energía, que, a través de un documento conjunto, dijeron que la central “es un prototipo con un diseño que ningún país usa y cuyo diseñador, la alemana Siemens, dejó de fabricar por no ser competitivo”.
También habían criticado que, desde que arrancó su construcción en 1980, “los costos de construcción se multiplicaron más de cuatro veces” y que “los plazos se duplicaron”, además de que hubo una “absoluta falta de transparencia en los gastos y contrataciones”.
El Partido Obrero (PO) denunció fallas de seguridad en la recientemente inaugurada central nuclear de Atucha II, luego de que un operario muriera “por quemaduras graves durante una tarea de rutina en un tablero con pedido de cambio”.
El PO responsabilizó por esta muerte al Gobierno y al ministro de Planificación, Julio De Vido, “por ser los fogoneros de una explotación comercial irresponsable y criminal de una central que debería estar en pruebas”. Y también culpó a Nucleoelectrica SA por ser “la responsable directa de implementar la política oficial”.
El partido aseguró además que la central se puso en marcha forzadamente, sin estar preparada, “para lograr el aval político para comprar una nueva central a China (Atucha III) y conseguir unos 350 MW para un sistema energético en crisis”.
Por eso, sostiene que “Atucha 2 no puede seguir operando en estas condiciones” y que “debe adaptarse a las normas de seguridad para priorizar la seguridad frente a la producción”.
Desde la filial Zárate-Campana del PO, Carlos Frígoli explicó que los trabajadores también reclaman “poder formar una comision de seguridad cuya opinión sea escuchada” y que la gerencia de Nucleoeléctrica “termine con los chantajes y aprietes” para mantener funcionando la central.
La inauguración de Atucha II hace dos meses fue criticada entonces por ocho ex secretarios de Energía, que dijeron que la central “es un prototipo con un diseño que ningún país usa y cuyo diseñador, la alemana Siemens, dejó de fabricar por no ser competitivo”.
También habían criticado que, desde que arrancó su construcción en 1980, “los costos de construcción se multiplicaron más de cuatro veces” y que “los plazos se duplicaron”, además de que hubo una “absoluta falta de transparencia en los gastos y contrataciones”.