"Pese a una serie de retos que tiene que enfrentar, Chile sigue siendo la economía más competitiva de América Latina".
Enfático en su apreciación sobre nuestro país es Beñat Bilbao-Osorio, economista senior y director asociado del Foro Económico Mundial, en cuyo ranking de competitividad global de este año Chile avanzó un puesto (del lugar 34 al 33), luego de tres años consecutivos de caídas.
"El que Chile es y haya sido tradicionalmente la estrella dentro de Latinoamérica en los índices de competitividad se debe a que tiene la ventaja de poseer una estabilidad macroeconómica importante, cuenta con niveles de competencia significativos y detenta instituciones públicas relativamente transparentes", señaló el economista.
A su juicio, estos factores dan a los empresarios estabilidad y certidumbre para desarrollar sus actividades.
"Las reglas están claras", puntualizó. No obstante, advierte que la competitividad puede resultar dañada en el caso de que no exista un acuerdo de crear políticas de Estado, "en las que tanto el sector público como el privado, tanto el gobierno como los empresarios, coincidan en una agenda".
La hoja de ruta pública-privada -señaló-"debe sustentarse en un análisis compartido de cuáles son los retos a los que se tiene que enfrentar la economía. Eso es lo que realmente puede afectar la competitividad, más allá de un cambio político de un lado u otro".
Está convencido de que la batería de reformas que el gobierno chileno quiere implementar no tiene por qué afectar la competitividad, "sobre todo si esos ingresos extras que se recaudarán están destinados a incrementar la productividad con reformas a la educación o fomentando la innovación".
Recalcó que para no impactar al mercado interno "el gobierno tiene que comunicar de manera efectiva y eficiente estas reformas y, al mismo tiempo, integrar a los distintos agentes a esa discusión para que sean partícipes de lo que se busca".
"Lo ideal es que exista ese entendimiento de los distintos actores para que todos puedan aportar a ese proceso reformador. Cuando se implementan reformas, puede existir cierta incertidumbre, pero hay que verlas como una oportunidad, si se involucra a los actores desde un principio, para que no sean simples observadores del cambio".
Respecto a la mejor posición que ocupaba Chile hace 8 años -en la que se ubicaba en el puesto 24 del ranking, nueve lugares más arriba-, explicó que no se trata de un descenso real de competitividad, sino que se debió a un cambio metodológico: "En 2006 se comenzó a computar de forma distinta, pero Chile siempre ha permanecido relativamente estable, sólo con altibajos de uno o dos puestos".
Pero llama a nuestro país a no caer en la complacencia.
"Todavía tiene retos muy importantes como diversificar más su economía: ser menos dependiente de los productos mineros en sus exportaciones y entrar en nuevos sectores que le den valor agregado", detalló.
Y para eso -añadió- "se requiere una mayor inversión en educación, innovación y tecnología. Esos son los tres grandes retos que Chile tiene para el futuro, así como el gobierno y los empresarios".